¿Ha empezado Meghan Markle a saltarse el protocolo real con el maquillaje?

No veíamos tanta expectación ante una reaparición pública de una royal desde los tiempos de Diana Spencer. La ocasión lo merecía: Meghan Markle volvía por primera vez al Reino Unido, tras el bombazo de su declaración de independencia de la familia real británica. Su agenda oficial incluyó dos actos clave: la gala de los Premios Endeavour, que premian el trabajo de los militares veteranos heridos durante un servicio; y el Mountbatten Festival of Music, un concierto benéfico en el Royal Albert Hall ofrecido por el Cuerpo de Marines Reales. En ambos nos dejó claro, clarísimo, que se ha liberado absolutamente de las restricciones de estilo que impone el protocolo de Buckingham Palace. Su maquillaje es espectacular. Parece otra.

Todo ha cambiado ya para Meghan Markle y el príncipe Enrique, quienes desde el 31 de marzo no podrán volver a utilizar sus títulos de altezas reales (ni la marca Royal Sussex), aunque mantienen su ducado, ya que fue regalo de bodas de la Reina. De hecho, como cualquier otra famosa de la llamada lista A (las más importantes del mundo), citó en Londres a su equipo de maquillaje y peluquería de confianza, incluido el artista de makeup neoyorquino Daniel Martin, creador del maquillaje de su boda, su baby shower y el bautizo de Archie.

Se conocen desde hace una década, cuando Markle aún rodaba la serie Suits. Y, como estamos viendo, el maquillador ha recuperado el chic espectacular made in Hollywood para Meghan. En su primera aparición, la exactriz asombró con un look que barre todos los mandamientos del maquillaje royal: adiós a los tonos naturales, fuera discreción, arriba el drama. Lo más significativo es que ha recuperado el ahumado intenso, en negro y marrón, de su época de “Suits”, además de una base que ya no es invisible y unos pómulos bien marcados. Todo lo que antes aspiraba a la invisibilidad ahora está subrayado, desde los labios color cereza hasta el iluminador.

La glamourización de Meghan Markle es evidente, Está decidida a ganar en el terreno en el que no va a tener restricciones, control ni rivales: Instagram, la alfombra roja, el universo celebrity. De hecho, en su segunda aparición deslumbró con un contraste súper atrevido entre el espectacular vestido rojo con capa y un contouring bastante potente y terminado con unos pómulos rosa increíbles. Para esta noche mantuvo, además, el ahumado en negro y marrón, unas pestañas con densidad extra y optó por unos labios también rosados. Nada que ver con la naturalidad extra, sin contrastes, dramatismos ni glamour hollywoodiense, que impone la etiqueta de la casa real británica. Puede que Meghan Markle ya no pueda ser ‘royal’ nunca más pero ahora su reino se extiende hasta los confines de Instagram.

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