La diferencia entre una crema de 10 euros y una de más de 100, explicada por dos dermatólogas

Compra lo mejor y solo llorarás una vez. Esta máxima resume en pocas palabras el gran dilema de la cosmética: cuánto deberíamos pagar por una buena crema, o, lo que es lo mismo, dónde empieza la ilusión y dónde la efectividad. El arsenal que existe en la industria de la belleza para luchar contra el envejecimiento y conseguir una buena hidratación de la piel es abrumador y, antes de comprar, conviene saber qué es lo que uno está pagando. ¿Es cierto que gastar más de 10 euros en una crema es tirar el dinero? ¿O, por el contrario, los efectos de un cosmético de lujo son más visibles? Para resolver el misterio sobre la diferencia real entre una crema de 10 euros y una de más de 100 hablamos con dos dermatólogas para que nos expliquen si precio y efectividad están relacionados, cuánto dinero invertirían ellas en una buena crema y cuál es el ingrediente que rechazarían de inmediato.

¿Cuál es la diferencia entre una crema de 10 euros y una de más de 100?

En el mercado encontramos hidratantes por poco más 10 euros, como Hydro Boost Crema en Gel de Neutrogena (a la venta en farmacias por 14,95 euros), e hidratantes de más de 100, como la afamada Sublimage de Chanel (de 305 euros y de la que se vende casi una por minuto en todo el mundo). ¿Cómo es esto posible?

“En cuanto a los precios, en una crema se pagan varios factores: la investigación que lleva detrás, la calidad de sus ingredientes, la concentración de los principios activos pero también el posicionamiento de la marca, su prestigio y su imagen”, nos explica la doctora Mª Purificación Espallargas, directora de Clínica de Medicina Estética Espallargas. La relación entre precio y efectividad no siempre es directa, pero esto tampoco significa que no exista. “No siempre lo más caro es lo mejor. Hay productos asequibles estupendos y cremas carísimas que también lo son. Todo depende de lo que busquemos y de nuestras necesidades”, añade. Así que el precio no debería ser nunca el factor de decisión ante la compra de una crema.

En esta misma línea apunta María Agustina Segurado, jefa de la sección de dermatología del Hospital Universitario del Sureste de Arganda del Rey (Madrid) y directora del centro dermatológico madrileño SClinic: “A diferencia de los medicamentos, los productos cosméticos no están sometidos a una regulación sanitaria que estandarice ensayos científicos y clínicos antes de sus lanzamientos para demostrar la efectividad de sus ingredientes o sus concentraciones. Tampoco obliga a indicar la concentración de sus principios activos y su procedencia. Simplemente la regulación cosmética asegura que sean productos testados, con ingredientes seguros y que no presenten problemas de intolerancias. No obstante, existen muchos laboratorios de cosmética con potentes planes de I+D que investigan y lanzan nuevos ingredientes con estudios que avalan su eficacia y sus resultados en la piel tanto en cultivos celulares como ya en personas voluntarias que los prueban antes de su salida al mercado”, puntualiza.

¿Cuánto dinero invertiría una dermatóloga en una buena crema?

Desdibujada la barrera del precio como factor exclusivo de la calidad, los expertos en dermatología apuntan a otra manera de distinguir una buena crema de otra ineficaz. “No podemos pretender que algo sea efectivo si no lleva ingredientes de calidad. Es complicado sintetizar la respuesta, pero, básicamente, hay un factor que asegura la calidad de una crema –la concentración de sus ingredientes–, y además están la textura y los olores. Eso sí, hablando de antiedad debemos tener presente que las cremas llegan hasta donde llegan, que es la epidermis. Si queremos algo más profundo, necesitamos aparatología o la aguja”, dice la doctora Espallargas. En definitiva, la barrera la pone la concentración de los principios activos, a partir de ahí, si una quiere gastar los 1.292,80 euros del tratamiento antiedad Orchidée Impériale Black La Cura de Guerlain es totalmente libre de probar y comprobar cómo elimina las células muertas, alisa las arrugas, ilumina la tez, define los contornos y renueva la piel.

¿De verdad las cremas de lujo funcionan mejor que las más sencillas y económicas?

“Es el dilema de siempre: si una crema más cara es mejor. En mi opinión, la alta cosmética va dirigida a aquellas personas que valoran el lujo: el tener una experiencia más sensorial, la impresión que deja en la piel, las texturas y fragancias, los ingredientes más exóticos y exclusivos…”, dice la doctora Segurado. En una analogía, podríamos decir que las cremas de lujo son como un Aston Martin, que además de permitirte el desplazamiento de un sitio a otro (como haría también un servicio de autobús), te ofrece una experiencia de lujo. Todos estos factores intangibles pero evidentes son relevantes y acaban conformando la sensación general que nos queda de una crema, eso sí, “pensemos que no existen estudios científicos que comparen los efectos de una crema cara y una barata sobre la piel, con lo cual no podemos concluir que la efectividad esté en el precio”, sostiene. Y ninguna te devuelve a los 20 años. El coche tampoco.

Por su parte, la doctora Espallargas recomienda tanto tratamientos de lujo como de farmacia: “He probado cremas de alta gama de La Mer, La Prairie, Sensai y Valmont, y me han parecido estupendas, me han gustado mucho. En mi consulta indico otras cremas más asequibles de laboratorios como SkinClinic, Sesderma, Cantabria Labs o La Roche Posay, que también funcionan muy bien”.

Los ingredientes que siempre buscaría una dermatóloga: Vitamina C, Retinol y un buen SPF

A la hora de mirar la letra pequeña hay varios ingredientes que son sinónimo de calidad: “Yo buscaría una crema con buenos agentes hidratantes, para el día con antioxidantes como la vitamina C y para la noche con retinoles. Y siempre protección solar, esa es la mejor crema antiedad”, afirma la doctora Espallargas. Y para eso no es necesario recurrir al lujo: “En España hay laboratorios que están creando productos cosméticos realmente buenos y efectivos que no son tan caros ni lujosos. Es otro packaging, otra estética, otras texturas y olores… pero funcionan. Y tienen precios más que razonables”, añade la doctora Espallargas.

¿Hacen algo ingredientes como el caviar blanco, el polvo de diamante o el agua encapsulada de glaciar suizo?

La sofisticación de la cosmética de lujo hace que las grandes firmas de belleza inviertan millones en crear productos exclusivos. Por ejemplo, Prestige La Cure de Dior (1.220 euros) es un tratamiento de tres semanas que justifica su precio por la creación de una rosa específica única en el mundo ideada con fines cosméticos, que tiene poder antinflamatorio. Sus investigadores tardaron casi una década en alumbrarla, tras siete generaciones de cruces: se cosecha y se recoge a mano, y es un bien muy escaso porque solo existen 800 rosales que la proveen. También es el caso de Cellular Cream Platinum Rare de La Prairie (1.019 euros los 50 ml), que incluye platino en su formulación, o Neuropeptide Facial Conformer de Perricone MD (520 euros los 29 ml), que es un tratamiento con neuropéptidos de vanguardia, DMAE y fosfolípidos que ataca la flacidez y la pérdida de elasticidad severa. “Efectivamente, existen ingredientes que por su proceso de extracción o de elaboración, por su escasez o por su exclusividad, tendrán un mayor coste que, como consecuencia, encarecerá el coste de la crema. Esto ocurre también con el famoso derivado de la vitamina A, el retinol. Generalmente los cosméticos que lo contienen tienen un precio más alto porque ya de por sí el principio activo es más caro que otros”, explica la doctora Segurado.

“Todas las cremas de lujo que incluyen ingredientes tan sofisticados tienen detrás estudios científicos de laboratorio y de percepción que avalan sus resultados”, reconoce la doctora Espallargas. “No seré yo quien los eche por tierra, ante todo creo que debemos respetar el trabajo de las marcas cosméticas que invierten mucho tiempo y dinero en crear productos fabulosos. Creo que hay ingredientes superlujosos y efectivos y otros más básicos que también funcionan. Desde luego, todo lo que sea investigar, descubrir principios activos en la naturaleza o moléculas sintéticas, lo que sea para mejorar la calidad de la piel y satisfacer las necesidades de los usuarios, a mí me parece bien. Además, si a una señora comprarse una crema carísima con caviar le hace feliz, se lo puede permitir y le deja la piel más luminosa y se ve bien, ¿quién soy yo para decirle que no lo haga?”, apunta Espallargas.

¿Alguna quita (de verdad) las arrugas?

En lo que todos coinciden es que el paso del tiempo es imborrable. “Las arrugas no las eliminan las cremas. Ninguna: ni cara ni barata”, sentencia la doctora Espallargas. “Se pueden difuminar, rehidratar, repulpar o mejorar su aspecto. Pero las arrugas las quitamos los médico estéticos con la aguja o aparatología. Eso es así”, dice.

“No existe ningún estudio científico que pueda apoyar una afirmación del tipo: Una crema de alta gama es capaz de eliminar arrugas, mientras que una de gama baja no. En mi opinión, aunque el cuidado cosmético puede difuminar algunas finas arrugas en algunas pieles, a lo que más ayuda es a prevenir y proteger nuestra piel de los daños del fotoenvejecimiento y a complementar los resultados de otras técnicas dermoestéticas que utilizamos en las consultas: peelings, láser, mesoterapia, toxina botulínica, etc.”, completa Agustina.

Si el ácido hialurónico es ácido hialurónico, ¿cuál es la diferencia entre uno de farmacia y otro de lujo?

“Habiendo consensuado que el precio no debería ser lo importante a la hora de optar por un cosmético, debemos valorar que tenga unos ingredientes con acciones demostradas: hialurónico, antioxidantes, retinol… También que su textura se acople a nuestro tipo de piel, que se absorba fácilmente y nos deje una sensación agradable”, opina la doctora Segurado.

El caso de la hidratante de 5 euros de Mercadona

A menudo se tiende a pensar que lo más caro es lo mejor, pero también existen fenómenos virales como la crema de 5 euros de Mercadona, elevada a producto de culto por la cultura popular. Concretamente, la Crema Facial Antiedad Revitalizante y Reestructuradora de Sisbela, que contiene ácido ribunocleico (RNA) y ácido desoxirribonucleico (DNA). Fuera del supermercado se comercializa por 60 euros. ¿Cómo es posible, si se trata exactamente del mismo cosmético?

Una de las claves de su bajo precio es la distribución en masa, lo que les permite reducir costes: al mes se venden unas 40.000 unidades de la crema de Sisbela en todas sus tiendas. Otro de los factores está en la cantidad de ingredientes que incluye: hasta 47, la mayoría de ellos, según analizan en Farmalista, son productos de origen mineral (derivados del petróleo) y no de origen vegetal. Quienes la han probado destacan su textura sedosa (algo que también valoraríamos en una crema de lujo), sin embargo, en el portal indican que esto es un espejismo: “No aporta hidratación, ni ácidos grasos esenciales o nutrición. Por su contenido en grasas minerales y propilenglicol, crea una capa sobre la piel que atrae agua de capas inferiores hacia la superficie, dando la impresión y sensación inicial de piel suave e hidratada, produciendo a la larga deshidratación”, afirman. Lo cierto es que más allá de la percepción personal, detrás de un producto de belleza de supermercado también hay equipos de desarrollo y especialistas en farmacología, cosmética y marketing que garantizan la seguridad de los productos. La eficacia la comprueba el cliente.

¿Cuántos ingredientes ha de contener una crema para ser de calidad y a partir de cuántos la pierde?

“Las fórmulas sencillas, con pocos ingredientes, aseguran un cuidado básico y que no aparezcan problemas de tolerancia en pieles extremadamente sensibles”, confirma la doctora Segurado. “Yo, que como mujer y como profesional me encanta el mundo de la cosmética y me estudio los prospectos (INCIs) de los productos que veo, no he encontrado ningún ingrediente que se considere prohibido (en los productos cosméticos que se comercializan oficialmente en España). Creo que nuestro país tiene una legislación bastante estricta en este tema. Lo único que recomiendo en casos de pieles muy sensibles o intolerantes es usar cosméticos de fórmulas simples y que no contengan perfumes”, subraya.

¿Qué es lo que verdaderamente hace que una crema, ya sea hidratante o antiedad, haga el efecto deseado?

“Como dermatóloga, que tenga una buena formulación con ingredientes activos que hayan demostrado su eficacia, que aporte texturas innovadoras que se adapten a cada piel y que venga de un laboratorio de confianza, con un respaldo en investigación y desarrollo, con unos controles de calidad adecuados y unos estudios de tolerancia antes de su puesta en el mercado. Personalmente, no creo en las marcas blancas”, explica la doctora Segurado.

“Invertir en buenos productos cosméticos es fundamental para cuidar la piel, pero no tendría sentido hacerse tratamientos estéticos si después en casa no te cuidas a diario. Limpieza, hidratación y protección solar son lo básico”, afirma la doctora Espallargas.

Artículo publicado originalmente el 10 de abril de 2019.

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