¿Por qué deberías incluir la vitamina E en tu rutina de belleza diaria?
“Las vitaminas no solo mantienen la piel joven, sino que también son fundamentales para preservarla sana y con las defensas preparadas”, asegura Carmen Navarro. Mientras que la A mantiene flacidez y arrugas a raya, la vitamina C previene la aparición de manchas y aporta luminosidad y la K evita las irritaciones y fortalece los vasos sanguíneos. Pero, ¿qué ocurre con la vitamina E? Interviene activamente en la formación de las fibras de colágeno y elastina, favorece la cicatrización y es un magnífico aliado para prevenir el envejecimiento.
Además, la vitamina E es un antioxidante, por lo que previene el daño oxidativo de las células al ayudar a eliminar los radicales libres, que son el resultado de estresores ambientales diarios como la exposición al sol sin protección y la contaminación del aire. Por no hablar de que hidrata, regenera y ayuda a fortalecer la función de barrera de la piel; aparte de ser un antiinflamatorio natural.
¿Quieres más? Reduce los daños causados por los rayos solares ya que es calmante y regenerante. “Si no tienes un buen bálsamo labial y sientes la zona dañada, unas gotitas de vitamina E serán suficientes para recuperar su suavidad. Y aplicada sobre las estrías, las atenúa y mejora el estado de la piel”, confiesa Navarro.
Si va a introducirla en tu rutina de belleza diaria, incorpórala a través de aceites (esta vitamina es soluble en el medio oleoso) o cremas. Y si quieres lucir una piel espectacular, combínala con la vitamina C, ya que la sinergia de ambas vitaminas hace que los beneficios de ambas se multipliquen. Tan solo tendrás que evitar este ingrediente si tu piel es hipersensible, muy grasa o propensas al acné.
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