Si tienes las uñas quebradizas, se deshojan o, directamente, se rompen, esto es lo que tienes que hacer (urgentemente y este año más que nunca)

Las uñas frágiles o quebradizas son un rasgo habitual que, muchas veces, tiene un origen cosmético: se rompen por usar esmaltes u otros productos agresivos o por estar las manos en contacto con determinados químicos. A veces, el estrés también puede dejar su huella en las uñas, lo mismo que la diabetes, la psoriasis o la llegada de la menopausia. Sin embargo, la causa más habitual de que las uñas se deshojen o se quiebren es una alimentación desequilibrada, incluso directamente deficiente, que impide a los nutrientes llegar a este extremo de nuestro cuerpo. Si no le das importancia a este pequeño inconveniente,te conviene empezar a hacerlo. Este invierno más que nunca, atenta a tu dieta.

Las autoridades sanitarias están insistiendo más que nunca: este invierno, toda la población debería vacunarse contra la gripe. Cuanto mñas podamos evitar caer enfermos y tener que acudir a urgencias o centro de salud mejor: seguramente habrá muchos enfermos crónicos, pacientes de enfermedades serias y contagiados por la pandemia que necesiten los servicios médicos. Por eso, además de la vacuna, nos interesa tener un sistema inmunitario en su máxima potencia, cargado al máximo para luchar contra la más mínima infección vírica. La clave de unas defensas altas, además del descanso y sueño suficiente, es la alimentación. Y si las uñas se rompen, el cuerpo nos avisa de que no no estamos alimentando suficientemente bien.

Para mantenerse duras y con el color adecuado, las uñas necesitan un buen aporte de vitaminas A, B y C, además de una cantidad adecuada de minerales y aminoácidos. De hecho, si estamos bajos de defensas pueden aparecerlas llamadas líneas de Beau, que cruzan horizontalmente las uñas. Equilibra tu dieta, con la ayuda de un nutricionista si no logras devolverles la lozanía por ti misma. Puedes recurrir a complejos vitamínicos, pero lo ideal es que el cuerpo haga el trabajo de obtenerlos de los alimentos. Ya sabes: recupera legumbres, frutos secos, berenjenas, zanahorias, fresas, pimientos… Y si añades una cucharada de levadura de cerveza a tu plato principal, problema resuelto.

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