Una editora de Glamour que es vegetariana ha probado la hamburguesa que es idéntica a la carne pero es 100% vegana (y saludable) y este es su veredicto

Cada vez que lo he comentado en presencia de algún vegetariano o vegano he salido medio escaldada. Algunos ni siquiera la habían probado, pero en principio casi nadie se cree que haya por fin un sucedáneo de hamburguesa 100% vegetal (“discos” se llaman legalmente) que esté rico, tierno, jugoso… Y que sólo se parezca a una hamburguesa de carne en que es redondo y te lo ponen entre dos panes.

Para mí el veredicto sobre estas hamburguesas es claramente un “like”. Me gustan. Las he tomado varias veces en hamburgueserías diferentes y siempre me han encantado. Y creo que la clave es tan simple como que a mí las hamburguesas vegetales que teóricamente se parecen a la carne NO se me parecen nada a la carne.

Si fuera al contrario no las comería, porque desde que dejé de comer animales jamás he tenido la necesidad de consolarme con sucedáneos, trampantojos ni cosas que se les parezcan. Todo lo contrario: lo que se les parece demasiado me da repelús.

Había probado las hamburguesas vegetarianas clásicas con base de cereales (quinoa, espelta, soja, trigo…) o legumbres (garbanzos, lentejas…), y con todas tenía el mismo problema: que la falsa hamburguesa sumada al pan y las patatas fritas forma una pasta que a mí se me hace bola.

Blandurria, arenosa, demasiado suave a la mordida, sin contraste de texturas. Y esta es para mí la gran diferencia de las nuevas hamburguesas vegetales: son jugosas, no se desmenuzan… Y cada bocado (junto al pan, la lechuga, el tomate y los pepinillos) es perfecto.

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#veganburger ??

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Incredible Meat y Beyond Meat son dos de las marcas que las comercializan. Un camarero de la hamburguesería Burn Out de Madrid me ha dicho que están hechas de vegetales rojos (remolacha, pimiento, grosellas) y alubias rojas.

Es decir, con su dosis de proteínas vegetales de calidad, mucho menos colesterol malo. Y más sostenibles. Por ponerles un pero, lo que no me gusta es que al final lo que te estás comiendo es un ultraprocesado.

Personalmente, las prefiero mil veces más sin queso. Eso sí: siempre con su toque de parrilla y acompañadas de patatas fritas, ensalada de col, pepinillos y una pizca de mostaza. Oh yeah!

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