¿Y si la solución al ‘maskné’ está en esta (olvidada) esponja?
Volver a la adolescencia en términos de acné y revivir el sufrimiento que provocaba dicha afección no es plato de buen gusto, sin embargo, muchas personas están haciéndolo de nuevo después de horas tapando su cara con una mascarilla. Evitar que los granitos respiren al aire libre nunca ha sido una buena idea, ni con maquillaje ni de ninguna forma, pero ahora no nos queda más remedio. Las bacterias que se acumulan en nuestra piel y en la mascarilla crecen al generarse un microclima idóneo para ellas: protegidas y con la inevitable humedad que se produce en nuestras glándulas sudoríparas, acrecentada por el calor del material que cubre nuestra cara. A pesar de que su crecimiento parezca, en algunos casos, descontrolado, mucho de lo que hagamos en nuestra rutina facial de limpieza puede ayudar a limitarlo. Cuando hablamos de acné, una limpieza facial adecuada será imprescindible para reducir esta incómoda erupción cutánea. Siempre resuenan los geles, leches limpiadoras, productos desmaquillantes y exfoliantes, pero, ¿y si rescatamos del baúl de los recuerdos un objeto que lo tiene todo en uno?
La gran olvidada esponja konjac, que vio su momento de máxima popularidad allá por 2018, puede ser el aliado perfecto en esta nueva normalidad que nos está tocando vivir. Con carbón de bambú, este objeto de limpieza será el nuevo favorito de todos los tocadores, gracias a su acción exfoliante, generada por el material de la planta konjac con el que está fabricada. Esa suave exfoliación retirará de nuestro cutis los restos de pieles muertas que obstruyen nuestros poros generando acné y que se acumulan tras un largo día de mascarilla: ‘bye-bye’ puntos negros. El cabón de bambú –que tiene propiedades antioxidantes–, por su parte, absorberá el exceso de grasa y eliminará las bacterias que provocan el acné.
Su modo de uso no es nada complicado, pero puede generar confusión si no sabemos lo básico sobre ella: cuando se deshidrata parece dura como una piedra (aunque ligera). Tras haberla usado varias veces, podremos observar que su tacto una vez seca es parecido al de una piedra pómez, pero nada más lejos de la realidad: tras humedecerla con abundante agua la esponja se vuelve a ablandar y estará lista para volver a limpiar el rostro de forma suave y agradable. Las opciones en el mercado son infinitas, las hay de todas las formas, precios y colores. Aquí dejamos dos ejemplos:
Aunque la esponja es capaz de limpiar sin añadir ningún producto más, lo más adecuado siempre será añadir un gel limpiador o jabón adecuado. Será un básico en la rutina antiacné perfecta, y lo usaremos para eliminar el exceso de grasa en la piel, sin irritarla. Un buen antibacteriano natural es el jabón de Alepo, que nutre y protege a la vez que actúa como antiséptico. Si preferimos una opción sin jabón, la crema espumosa Salises de Sesderma es ideal: tiene propiedades hidratantes, calmantes, regenerantes y protectoras, además de incluir el ácido salicílico, con propiedades seborreguladoras.
Tras la pimpieza, un tónico con caléndula es ideal para estabilizar la piel, como el Calendula Herbal Extract Alcohol-Free Toner de Kiehl’s. De la misma línea, una crema ligera como la Calendula Serum-Infused Water Cream es ideal para calmar e hidratar las pieles acneicas, que en ocasiones sufren brotes más graves consecuencia de la irritación. Evitarla es fundamental. Otro tipo de fórmulas con niacinamida también son muy beneficiosas en este sentido, puesto que se trata de un ingrediente que ayuda a regular la grasa de la epidermis de forma natural y atenúa las rojeces a la vez que cierra los poros.
Hay quienes prefieren sérum en vez de crema, o solo utilizan el primero (que siempre va antes en las rutinas de belleza por tener, normalmente, una densidad menor y para su correcta absorción). Un muy buen ejemplo es el Double R – Renew & Repair Serum de Guerlain, con doble efecto firmeza y un extra de luminosidad para un cuidado óptimo de la piel. Sus propiedades exfoliantes actuarán con delicadeza para reducir las imperfecciones y los poros dilatados, además de proporcionar un tratamiento antiedad completo.
La rutina de las mañanas debe incluir el limpiador habitual, la crema o serum seborregulador y un imprescindible protector solar que evite un envejecimiento prematuro de la piel y las temidas marcas de acné. Además, cuando sea imprescindible el uso de maquillaje, es necesario buscar las etiquetas de ‘no comedogénico’, ‘oil free’ o similares, para asegurar que el producto continuará modificando nuestra piel. Un buen ejemplo son los polvos compactos Perfect Matte Powder Foundation de Dolce & Gabbana, que se mantendrán impasibles durante horas.
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