‘Zoom bisturí’: videollamadas y cirugía plástica

La pandemia ha cambiado nuestra vida de muchas maneras, pero la más importantes es que tuvimos que recurrir a la tecnología para seguir en contacto con nuestros familiares, amigos y seres queridos. Una prueba que superamos gracias a las videollamadas y, sobre todo, a la aplicación Zoom. De hecho, esta herramienta se convirtió en nuestra mejor amiga tanto a nivel personal como profesional.

Reuniones, charlas con amigas e incluso citas tuvieron lugar mientras veíamos a los demás y nos veíamos. Y es aquí donde la relación que mantenemos con nuestros cuerpos cambió e hizo que las consultas sobre cirugía estética se disparasen.

«Vimos cómo nuestros rostros tomaban formas que nunca antes habíamos visto: nuestras expresiones exponían líneas, pliegues y asimetrías desconocidas. Nos vimos a nosotros mismos desde una nueva perspectiva y fue totalmente revelador», asegura el dermatólogo Corey Hartman. Esto hizo que muchísimas personas fueran conscientes de ciertos ‘defectos’ que querían corregir.

«Vernos a nosotros mismos en video ciertamente arrojó luz sobre algunos problemas que tal vez no habíamos notado antes», asegura el cirujano plástico Dino Elyassnia, para ir un paso más allá: «Sin embargo, creo realmente que la capacidad de trabajar desde casa mientras uno se recupera de una operación estética jugó un papel más importante en el auge de este tipo de cirugías». El hecho de que las mascarillas faciales cubrieran nuestros rostros permitió una curación discreta. Y con las vacaciones y los eventos sociales en espera durante el confinamiento, la gente de repente tuvo tiempo y dinero para invertir en inyectables y cirugía.

Un fenómeno que parece alargarse en el tiempo porque las videollamadas son el espejo en el que nos reflejamos a diario viéndonos sin trampa ni cartón.




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