A falta de tiara, buenas son las trenzas: Charlène de Mónaco y su peinado efecto ‘corona’

De la misma forma que celebramos en España la noche de San Juan, muchas otras ciudades europeas y latinoamericanas también celebran la noche más corta del año o el solsticio de verano. En la mayoría de lugares la fiesta pasa por diferentes rituales en los que las hogueras también están presentes. El Principado de Mónaco lo celebra cada año con un evento presidido por Alberto de Mónaco y sus familiares más cercanos desde el palacio de los Grimaldi.

La hoguera se enciende en la plaza del palacio y el príncipe y su mujer, Charlene, disfrutan de los bailes tradicionales que se realizan con motivo de la festividad, desde uno de los balcones. Es tradicional que el día 24 también se encienda otra hoguera, esta vez en la plaza de los Molinos. Este año la celebración ha sido diferente, con un aforo más reducido que de costumbre, y a la que se han sumado los hijos mellizos de la pareja: Jacques y Gabriella, que iban tan elegantes como sus padres.

Padre e hijo han optado por trajes similares en azul marino, los complementos y detalles han sido diferentes: mientras que el príncipe Alberto ha llevado corbata azul marino y su traje estaba rematado con botones dorados, el del pequeño Jacques era más sencillo y su corbata, gris azulada muy clara. El contraste entre madre e hija ha sido mayor: Gabriella con un vestidito blanco con volantes en las mangas y un adorno floral a juego en el pelo y la princesa consorte con un elegante vestido negro abotonado.

Charlene Wittstock ha escogido un estilismo sencillo y elegante, para poder darle todo el protagonismo que merece a su elaborado peinado. Recogido en una trenza que recorre su cabeza a modo de corona, el peinado de la consorte adquiere personalidad gracias al flequillo ralo. Una forma de recoger el cabello ideal para las noches de verano que requieren algo más de etiqueta y en las que el pelo suelto puede llegar a ser agobiante.

El look beauty de Charlene lo completan unos llamativos labios rojos que rematan el estilismo y hacen que no sea necesario añadir nada más, su efecto buena cara ya lo hace todo. El resto del maquillaje es sutil, con ligeras sombras marrones y un suave rubor en las mejillas. Sobre un estilismo tan elegante la princesa ha decidido no añadir más complementos y ha utilizado su gran anillo de compromiso, combinado con unos pendientes de diamantes a juego más pequeños.

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