Así fue el final de la vida de Diana como ‘royal’: renuncia al título de alteza real, a la agenda oficial y a 100 patronazgos

Al príncipe Harry le queda un referente tras su divorcio definitivo con Buckingham: el de su madre, Diana de Gales, después de su divorcio, este literal, de Carlos de Inglaterra, en 1996. Por entonces Diana era una activa miembro de la realeza (incluso en los años en los que estaba separada de facto del príncipe de Gales, algo que se había anunciado en 1992), abanderada de más de un centenar de causas a los que prestaba su nombre y su activismo como princesa. Pero el 16 de julio de 1996, apenas 24 horas después de que Carlos y Diana presentaran ante el juez su acuerdo de divorcio, la princesa renunció de golpe a cerca de 100 patronazgos. Incluyendo la vicepresidencia de la Cruz Roja, un papel en el que la propia organización había ascendido a la princesa de figura royal a embajadora global.

Diana tenía menos obstáculos en Buckingham que los que se han encontrado su hijo menor y Meghan Markle, con la oposición absoluta de la reina Isabel II a que los Sussex puedan seguir ejerciendo sus papeles como patrones reales en la mayor parte de las causas que habían marcado su trayectoria como royals. Pero hubo una razón de peso para ese abandono masivo: pese a las promesas previas de la princesa de que antepondría su dedicación a las organizaciones benéficas a sus problemas conyugales, la princesa se encontró sin ningún respaldo económico. Su capacidad para ejercer como royal quedaría mermada cuando el divorcio se hiciese oficial, y en ese mes ni siquiera estaba claro si Diana podría seguir usando el palacio de St. James como base de operaciones.

El anuncio tampoco sorprendió en Buckingham: un portavoz de Palacio declaró a los medios de la época que "entendían completamente la decisión". Puede que Isabel II o el príncipe Carlos no hubiesen presionado a Lady Di para que abandonase sus patrocinios, pero desde luego no iban a financiarlos. Lo que sí hicieron fue despojar a Diana del título de "alteza real", motivando que la princesa decidiese "liberar" a las instituciones con las que colaboraba para que buscasen nuevos patrocinadores entre los royals en activo. Un papel que, desde ese momento, Diana fue consciente de que ya no era el suyo.

La propia Diana se lo anunció así a las organizaciones afectadas, a las que escribió una carta en la que les comunicaba "con gran pesar" que su situación actual era tan incierta que no podía garantizarles el nivel de compromiso y apoyo. Una incapacidad que dejó en estado de shock a gran parte de los perjudicados por la decisión. Algunas de las ONG con las que colaboraba la princesa estimaban que su presencia como patrocinadora había llegado a cuadruplicar los ingresos con los que hacer frente a sus respectivas causas.

Sin embargo, pudo retener seis de sus patronazgos: la presidencia de dos hospitales (el infantil Great Ormond Street Hospital, que se nutre con los derechos imperecederos de Peter Pan;y el Royal Marsden Hospital, especializado en oncología); la ONG internacional Misión contra la Lepra; Centrepoint (ONG que prestaba ayuda a los sintecho británicos); el Ballet Nacional de Inglaterra (algo que da que pensar después de que a Meghan Markle le hayan quitado el patronazgo del Teatro Nacional de Inglaterra) y, por supuesto, el National AIDS Trust, la organización más destacada en la gran causa de Diana, la lucha contra el SIDA y su estigma en aquellos años.

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