Así será el íntimo último adiós a la Infanta Pilar

Ayer a mediodía, tras tres días hospitalizada por una dolencia derivada del cáncer de colon contra el que luchaba, la Infanta Pilar fallecía en la Clínica Ruber Internacional, el centro médico de confianza donde había sido tratada desde que se le diagnosticó la enfermedad.

La hermana mayor del Rey Juan Carlos nos dejaba a los 83 años y después de haberse despedido de sus seres queridos, que fueron desfilando por la puerta de la clínica desde primera hora de la mañana, haciendo presagiar que el trágico desenlace ocurriría más pronto que tarde. Como así fue.

Desde allí, y tal y como era su deseo, fue trasladada hasta su domicilio, situado en la finca de lujo de Puerta de Hierro, en Madrid, para ser velada en una capilla ardiente a la que, sobre las 18.30, llegaban los Reyes Felipe y Letizia. Poco después, destrozado, hacía lo propio don Juan Carlos. No hay que olvidar que la relación entre hermanos ha sido siempre estrecha y muy buena. La otra hermana de la fallecida, la Infanta Margarita, acudió en compañía de su marido, Carlos Zurita, a bordo de un Cabify.

Doña Sofía, como en la Ruber, también estuvo en ese velatorio, dando todo su arropo a los cinco hijos de la duquesa de Badajadoz. Simoneta, Juan, Bruno, Beltrán y Fernando. La Infanta Elena llegó en un coche conducido por Victoria Federica y en el que, en la parte de atrás, se encontraba Froilán.

Ahora, y tras la misa que tuvo lugar a las 19.30 en el interior de la casa de doña Pilar, del es tiempo de darle el último adiós. De despedirla según lo que tenía en mente. Todos los actos fúnebres tendrán lugar en la más estricta intimidad. Eso sí, se preve que, en las próximas fechas, se celebre un funeral solemne en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Precisamente allí es donde se presuponía que sería enterrada, ya que su título de Infanta le ofrece el derecho de descansar en el Panteón de Infantes, pero ella decidió que quería ser enterrada al lado de su marido, Luis Gómez-Acebo y duque de Estrada, por lo que sus restos se depositaran junto a los de este, en el madrileño cementerio de San Isidro.

Un punto y final discreto, como lo fue la vida de una mujer a la que, en sus últimos años, siempre la recordaremos por su labor solidaria al frente del Rastrillo de Nuevo Futuro.

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