Camilla cumple con una de sus tradiciones favoritas enfundada en un increíble vestido de terciopelo azul
Estas Navidades se cumplían 13 años de uno de los actos más emotivos en la vida de Camilla como royal: el tiempo que pasa con los niños enfermos del Helen and Douglas House, dos hospicios infantiles para niños terminales donde la duquesa lleva implicada desde antes de hacerse patrona real en 2007. Cada año, la duquesa de Cornualles pasa parte de la Navidad con los niños y sus familias, ejerce como camarera improvisada repartiendo platos de salchichas con puré de patatas, y reparte regalos. Su momento favorito es cuando decora el árbol navideño de la casa que comparte con el príncipe Carlos,junto a los niños y niñas a los que invita a acompañarla en Clarence House. Es, como dijo hace unos años, su acción predilecta como royal en activo, algo que "no me perdería por nada del mundo". Y, en este extraño 2020, ha encontrado la manera de cumplir con su palabra.
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La pandemia ha cancelado la mayor parte de los actos tradicionales de Camilla con el hospicio. Este verano, Kate Middleton y ella tuvieron que conformarse con una videollamada en vez de la visita que suele realizar la duquesa de Cornualles según se acerca junio… Y el estallido de una nueva cepa en el Reino Unido desaconsejaba cualquier acto presencial con los niños y la duquesa, todos población de riesgo. Así que Camilla, de radiante azul, volvió a contactar con el hospicio para decorar el árbol aunque fuese a distancia: con una videoconferencia. En la que los niños se encargaron de dar instrucciones a la duquesa y a otro invitado imprescindible del acto: el capitán Charles Ross de la Guardia Galesa, oficial de honor de la duquesa.
Tanto Ross como sus antecesores siempre han jugado un papel en la ceremonia, ya sea oficial –suya es la labor de coronar la decoración del árbol de Clarence House con la ayuda de sus espadas–, o con Camilla saltándose el protocolo a su manera.
Raro es el año en el que Camilla no "ordena" al capitán que ese año la asista para que se ponga al servicio de los niños, o incluso para que les preste durante unos minutos el bearskin, el gorro de piel de oso que caracteriza a la guardia real inglesa, para que jueguen con él.
Para Camilla, aparte de la experiencia personal, este patronazgo, uno de los primeros que aceptó tras conocer la labor del hospicio, poco después de su boda con Carlos, es también de los que mejor la ayudaron tanto a encontrar su propia voz como royal, como a ganar la aceptación del pueblo. Aunque fuera por videoconferencia, el impacto de la cuarta temporada de The Crown, que ha removido fantasmas de hace más de dos décadas, demostró que era un acto más necesario que nunca: la cuenta de Instagram de la Familia Real se llenó de comentarios tanto a favor de Diana de Gales, como defendiendo a la duquesa y su labor. Entre los defensores, se encontraba la voz de la razón: "Han pasado 23 años desde la muerte de Diana", decía uno de los comentaristas. "Si Guillermo y Harry han podido pasar página, el resto también debería".
Es, además, un acto independiente de su marido, el príncipe de Gales, que suele dedicar estas fechas a tener algún gesto con los soldados británicos. Como ha hecho también este año, al dedicarles un sentido discurso de agradecimiento. Ahora, la duda es si Carlos y Camilla se reunirán con la reina pese a las nuevas restricciones. Desde palacio se ha filtrado ya que la reina tiene esperanzas de celebrar la Navidad con parte de su familia, mientras prepara su discurso, que este año llegará también a los altavoces inteligentes. Otro avance más desde que hace 63 años diese su primer discurso televisado.
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