Carmina Ord\u00f3\u00f1ez, la mujer que vivi\u00f3 como quiso

Amor, dinero, sangre, drogas… Sin duda, la saga que vamos a relatar en las próximas líneas tiene todos los ingredientes para ser una novela. Su protagonista, Carmen Ordóñez Dominguín. Una mujer que vivió como quiso y que cumplió su propia profecía: “No llegaré a los 50”.

Repasamos su intensa vida que vivió como una montaña rusa y que no siempre fue dichosa.

Carmen Ordóñez nace de la unión de las sagas más importantes que ha tenido el arte taurino en nuestro país, los Ordóñez y los Dominguín. Carmen Dominguín y Antonio Ordóñez traen al mundo a Carmina el 2 de mayo de 1955, y unos años después a Belén.

Dos niñas que crecen entre algodones. Recibieron una excelente educación en el Liceo Francés, donde estudiaron con su primo Miguel Bosé; crecieron rodeadas de celebridades como Hemingway u Orson Welles, al que llamaban tío.

Pero siempre se quejaron de no pasar el Día de Reyes junto a su padre, que toreaba en América.

“Tú eres la fea porque has salido a mí, y tu hermana Carmen la guapa, porque se parece a vuestra madre”, le decía el torero a su hija pequeña.

De niña a mujer

Las niñas se iban haciendo mayores, pero Carmen quería volar del nido y vio la oportunidad cuando apareció en su vida Francisco Rivera. Un joven torero, siete años mayor que ella, que despuntaba en el escalafón taurino.

Paquirri se labró su carrera desde la humildad. Nacido en Barbate, creció con un padre, Antonio Rivera, muy estricto desde que le dijo que quería ser torero.

De hecho, su padre, que se retiró del toro cuando en una novillada perdió dos dedos, nunca felicitó a su hijo por sus éxitos. “Mi padre quería que estuviera entre los mejores toreros y ni le dejaba ir con chicas”, relata el hermano de Paquirri.

Con tan solo 17 años, Carmina se casa en Madrid el 16 de febrero de 1973 con Paquirri. Con un vestido espectacular diseñado por Herrera y Ollera, la hija mayor de Ordóñez enamoró a todo el país.

Una boda a la que acudieron muchos rostros conocidos de la época, como Lola Flores y su hija, Lolita. Parecía una premonición, porque años más tarde, ya separados, Lolita y Paquirri tuvieron un romance.

Carmen, Carmuca y Carmina

Carmina y Paquirri. Carmen y Paco. Dos personas muy diferentes, aunque tremendamente enamorados el uno del otro. Fruto de su matrimonio nacieron Francisco y Cayetano. Dos hermanos que heredaron la belleza de sus padres.

Pero aquel matrimonio tenía fecha de caducidad. Carmen no se amoldaba a vivir en el campo. El matrimonio no tenía el mismo estilo de vida. Carmen empezó a llenar la casa de amigos para celebrar fiestas que duraban hasta altas horas de la noche.

Paco no soportaba aquello. Por eso, a comienzos de 1979, el matrimonio se rompe. Cuentan que el día que firmaron la separación, el torero se presentó con un regalo: un collar de esmeraldas y brillantes, valorado en una fortuna. Quería reconquistar a Carmen, pero ella no dio un paso atrás. Se firmó el divorcio en 1982.

Es en este momento, cuando Carmen empieza a ser libre de verdad. Una libertad que duraría hasta el fin de sus días. Es curioso que su hermana, Belén, siempre a la sombra de Carmen, se separara tres meses después del también torero Juan Carlos Beca Belmonte.

Aquella jovencita, a la que en casa llamaban Carmuca se convierte para el mundo en Carmina. “Carmen era la madre y amiga; Carmuca, la entrañable, y Carmina una víctima de Carmen y Carmuca”, dijo su hijo Julián.

Tras la separación de Paquirri, Carmen decide ser modelo, aunque como ella misma relataba “llevo muy mal los madrugones”. Pero también empieza su carrera de amoríos: José María Manzanares -muchos apuntan a que fue el amor de su vida-, Antonio Arribas, Pepe Cabrera… Hasta que en su vida aparece el compositor y cantante, Julián Contreras.

Ya con el título de “La reina de las exclusivas”, Carmina y Julián se casan por lo civil el 30 de marzo de 1984 en Miami.

DIEZ MINUTOS fue la cabecera elegida por los novios para dar a conocer la noticia. Dos años después de la boda, nació su hijo Julián Contreras Jr.

Tragedia en Pozoblanco

En agosto de 1982, Carmen sufre el primer palo de su vida cuando muere su madre tras diez años de lucha contra el cáncer. Aunque no fue éste elinicio del declive de su vida, fue posterior como veremos.

Sólo dos años después, en 1984, el mundo del toro se viste de luto y Carmina empieza una larga batalla mediática. El 26 de septiembre de 1984, un toro llamado Avispado, de 420 kilos, empitonó de muerte a Paquirri, de 36 años, en Pozoblanco. Un cartel, el de aquella tarde, que quedó marcado por la tragedia, con tres toreros: Paquirri, El Yiyo y El Soro.

En esos momentos, Paquirri había rehecho su vida con Isabel Pantoja. Tras una dura batalla por conseguir la nulidad eclesiástica con Carmina, el diestro e Isabel se casaron en Sevilla el 30 de abril de 1983, después de casi tres años de noviazgo. El 9 de febrero de 1984 nació su hijo Francisco, al que llamarían Paquirrín y hoy conocemos como Kiko.

Aquella tarde de septiembre de 1984, Isabel Pantoja se convirtió en “La viuda de España”. Sevilla se echó a las calles para despedir al torero y arropar a la cantante, que un tiempo después reaparecería en el Teatro Real ante la Reina Sofía para llegar a la cumbre de su carrera. Su disco “Marinero de luces” vendió un millón de copias.

El torero dejaba una suculenta herencia, superior a 6 millones de euros, en la que además de dinero en efectivo también había cuatro fincas y objetos personales del torero. Se rumoreó que antes de abrir el testamento, Isabel fue a Cantora y vació la caja fuerte. Verdad o mentira, lo que sí es cierto es que comenzó una lucha por la herencia, que a día de hoy todavía no ha terminado.

La herencia se reparte de la siguiente manera: 45 por ciento para Isabel Pantoja; 40 por ciento para Francisco y Cayetano, y el 15 por ciento para el padre del torero y sus hermanos. Antonio Ordóñez luchó mucho para que sus dos nietos, Fran y Cayetano, pudieran tener la herencia de su padre, lo que les correspondía.

Aunque con los años Francisco y Cayetano han querido tener buena relación con su hermano Kiko, nunca perdonarán a Isabel que todavía hoy no les haya dado las pertenencias personales de su padre, y más cuando ambos han seguido los pasos de Paquirri en los ruedos.

Saga taurina

Francisco Rivera decidió muy pronto que quería ser torero. Su abuelo, Antonio, fue muy serio con él y le dejó claro que era una profesión dura en la que no podía tener la cabeza en otro sitio. Pero nada quitó la idea a Francisco de seguir los pasos de su padre.

Tras ir a la academia militar en Estados Unidos (1992), Fran toma la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla acompañado por Espartaco y Jesulín de Ubrique, el 23 de abril de 1995. Pero Fran también sería protagonista de la prensa del corazón. Una lista de romances entre los que se encuentran nombres como Chesu Puente, Tita Astolfi, Carla Goyanes, Blanca Martínez de Irujo, Blanca Romero (que luego fue mujer de su hermano), Cecilia Gómez o Elisabeth Reyes. Pero sólo dos mujeres han conseguido que Francisco pasara por el altar.

En la Casa de Alba

El 23 de octubre de 1998, se casa en Sevilla con Eugenia Martínez de Irujo. La familia Rivera Ordóñez se unía a la Casa de Alba. Eugenia, vestida por Ungaro, no consiguió ser la protagonista de aquella boda multitudinaria, que se retransmitió en directo en televisión.

La protagonista fue la madrina, Carmen Ordóñez. Vestida de azul, se saltó las reglas al llevar una mantilla teñida de azul. De aquel matrimonio nació Cayetana, el 16 de octubre de 1999. Pero aquela unión se rompió: “Era la mujer de mi vida, pero por circunstancias no separamos”, dijo el torero.

Aquellas circunstancias se llamaban supuestas “infidelidades”. Ahora Francisco está casado con Lourdes Montes, con quien tiene dos hijos, Carmen y Curro.

Por su parte, Cayetano supo tarde que quería ser torero. Tomó la alternativa en Ronda el 9 de septiembre de 2016, de la mano de su hermano. Aunque más discreto, Cayetano también ha tenido un amplio currículum de amoríos.

También dos mujeres han sido capaces de hacerle pasar por la vicaría. El 26 de octubre de 2001 se casó con la modelo Blanca Romero, que aportaba una hija, Lucía, al matrimonio fruto de su relación con un modelo inglés, Warren. Cayetano no dudó en darle los apellidos a la niña, cosa que no vio con muy buenos ojos Carmina.

Dos años después de su separación en 2004, conocería a la Miss España Eva González, con quien se casaría en el pueblo de ella en 2014, y con la que tiene un hijo que se llama como su padre, Cayetano.

Tres hijos muy diferentes

Los hijos de Carmen Ordóñez han sido muy diferentes. A día de hoy, Fran y Cayetano tienen una relación inexistente con Julián. El pequeño, públicamente, ha manifestado que es el que más echa de menos a su progenitora.

Aunque muchos dicen que no vivió una niñez normal desde que Carmen decidió irse a vivir a Marruecos, donde se relacionó con las altas esferas marroquíes, y donde aquel niño no tuvo una infancia normal, ya que presenció numerosas fiestas nocturnas en las que él mismo relataba cómo tenía los brazos marcados por quemaduras de cigarros que, sin darse cuenta, le hacían los invitados de su madre.

Tras separarse de Julián Contreras en 1994, Carmen se casa con el bailarín Ernesto Neyra, a finales de los noventa. Aquel matrimonio, junto al fallecimiento de su padre, el 19 de diciembre de 1998, marcarían el declive de La Divina.

Junto a aquel bailarín que conoció en El Rocío, Carmina vivió un calvario marcado por los supuestos malos tratos. Hechos que denunció públicamente tras su separación y que la gente puso en duda. Incluso el juez rechazó la denuncia porque “no se ajustaba al perfil de una mujer maltratada”.

Más tarde, en su camino se cruzó el cantante de Los Marismeños, Pepe Gómez. Un noviazgo que sólo duró un años.

Pero Carmina, La Divina, como la apodaban por sus golpes de melena ya estaba en la recta final de su vida.

Empezaban sus colaboraciones televisivas y sus entradas y salidas en clínicas de desintoxicación –pagadas por su hijo Fran, según se dijo–.

“Me han defraudado muchos amigos y familiares”, decía Carmen en sus últimos tiempos. Hasta que una noche de verano, Carmina intentó hablar con varias personas de su entorno, pero nadie le cogió el teléfono.

Parecía que era una llamada de auxilio, porque aquel 23 de julio de 2004, la empleada de hogar descubrió su cadáver en la bañera. Tenía 49 años.

Carmen, Carmuca, Carmina había fallecido. Sus hijos decidieron que no se hiciera pública la autopsia. La versión oficial es que murió de una parada cardíaca. A Carmina se le rompió el corazón.

Sus cenizas vuelan en la aldea de El Rocío, donde ella quería y donde vivió su libertad.

Enfrentamiento tras su muerte

La muerte de su madre, el 23 de julio de 2004, fue un jarro de agua fría para Francisco, Cayetano y Julián. Lo esperaran o no, nunca pensaron realmente que su madre iba a morir tan joven. Tras la muerte de Carmina, la relación de los tres hermanos ha sido intermitente. Aunque ha habido intención de tener buena relación, la verdad es que hoy en día los tresestán distanciados.


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