Cayetano Martínez de Irujo, solo en el funeral por la duquesa de Alba: ¿por qué ni el resto de hijos ni su viudo asistieron?
Este viernes se cumplían seis años desde la muerte de la duquesa de Alba. Seis años desde ese 20 de noviembre en el que sus hijos se despidieron de ella. Y seis años en los que ha dado tiempo a que en la familia haya habido unos cambios tan drásticos que, si levantara la cabeza, ni les reconocería. Los mismos quedaron de manifiesto en esa misa funeral que ya es tradición cada año.
El único de los seis hijos de doña Cayetana que acudió a esa ceremonia celebrada en el santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias, sede de la Hermandad de los Gitanos y construcción que financió, de manera parcial, la duquesa, fue Cayetano Martínez de Irujo. Ni uno más del resto de sus descendientes estuvo presente en esa misa oficiada por Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, canónigo de la Catedral de Sevilla y quien casó a la duquesa con Alfonso Diez (que, por cierto, también se ausentó).
Cayetano escenificó, de nuevo, la soledad que arrastra desde hace tiempo con respecto a sus hermanos. Es cierto que aquel libro que publicó hace un año, ‘De Cayetano a Cayetana’, en el que sacaba a la luz los capítulos más oscuros de la biografía de su madre, no sentó bien en el seno de la familia. También lo es que él ya explicó que, cuando estuvo ingresado por todos esos problemas intestinales que arrastra, salvo Jacobo, el resto de ellos no mostraron el más mínimo interés.
Aunque él mismo, a la salida de ese oficio religioso, reconocía que ha limado asperezas con el mayor de sus hermanos, Carlos, actual duque de Alba: «Con mi hermano Carlos he hablado. Yo tenía claro que había que sentarse a hablar a fondo, como todo en la vida. El domingo estuvimos una hora y media hablando y hay que pasar página. Cada uno dijo todo lo que quería decir, que es como se hacen las cosas. Él es el Duque de Alba, yo siempre estuve al servicio de él cuando dirigí la Casa y creo que ha quedado claro. Nada más, pasamos página y hacia delante«.
Cayetano, que se detenía ante la prensa a la salida, restaba importancia al hecho de que ninguno de sus hermanos hubiese estado presente en esa celebración que él mismo había organizado, y detallaba: «La misa ha sido muy bonita. Me gusta recordarla todos los años y todo aquel que lo sienta y lo desee puede venir. Ignacio, el sacerdote, la conocía muy bien y la quería mucho».
Cayetano sí estuvo acompañado por su actual pareja, Bárbara Mirjan, su hija Amina y dos de los apoyos más fuertes que doña Cayetana tuvo, sobre todo, en la recta final de su vida, Curro Romero y la mujer de este, Carmen Tello.
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