Confidencias: las tres mujeres de Plácido Arango
El multimillonario empresario Plácido Arango fallecía este lunes en Madrid a los 88 años de edad. De padres asturianos, aunque vivió y amasó parte de su fortuna en México, regresó a España en 1965. Pasará a la historia como el dueño de VIPS, la cadena de cafeterías, buque insignia de su imperio hostelero.
Si hay algún adjetivo que podría definirle es el de generoso, pero no solo por su filantropía, que le llevó a donar obras maestras al Museo del Prado o al Bellas Artes de Asturias, sino también en el amor. De su primera mujer Teresa García-Urtiaga (de la que no hay imágenes de archivo), y madre de sus tres hijos Plácido, Mayte y Paco, nunca se divorció legalmente porque fue la mujer de su vida.
Tardó años en volver a enamorarse, pero lo hizo de la viuda Cristina Macaya, con la que fue generoso hasta una vez terminada su relación. A los hijos de esta les pagó las mejores universidades y quiso que siguieran manteniendo el mismo nivel de vida. Con Macaya compartió la masía de Es Canyar en Establiments (Palma de Mallorca) donde tenían 30 habitaciones para invitados que ella misma se encargaba de agasajar a la carta a diario, como si fuera una especie de Downton Abbey. Preguntado en una ocasión porque habían roto, dicen que Arango contestó: «Cristina nunca duerme», refiriéndose a que a ella le gustaba más alternar y él era de madrugar.
Luego apareció en su vida la escultora Cristina Iglesias (a la que puedes conocer pinchando aquí), que aunque ya despuntaba, su apoyo fue fundamental para situarla como una de las artistas más cotizadas del mercado. Cuentan que en los comienzos de la relación era Plácido el que compraba sus obras en las subastas para revalorizarla como artista sin que ella se enterase. Un hombre brillante no solo para los negocios sino para las relaciones humanas.
Recuerda la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada, que le conocía porque era muy amigo de su vecino Antonio Garrigues Walker y solían juntarse mucho en su casa, con José María Entrecanales y Jesús de Polanco, ambos dos ya fallecidos. «Un día le hicieron un juicio de broma a un amigo, pero con fiscal y todo. Era otro nivel, otra época. Plácido ha sido el hombre más generoso con sus mujeres que ha habido en España», recalca de la Prada.
Alérgico a los focos, no solía conceder entrevistas y las pocas que dio fue para hablar de su pinacoteca. Quizás porque era tan celoso de su intimidad, su familia ha preferido un velatorio e incineración íntimos, aunque hayan asistido poderosos amigos e incluso los Reyes doña Sofía y don Juan Carlos. Allí estaban las tres mujeres de su vida dándole el último adiós. Queda claro que si uno se lo curra en vida tiene una despedida a la altura de su humanidad. DEP.
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