Demi Moore sabe por qué se convirtió en la actriz más odiada de Hollywood (y en la mejor pagada de los años 90)

Estamos deseando que llegue esa película o serie que vuelva a colocar a Demi Moore en la posición de superestrella, musa y diva que se merece. ¿Cómo es posible que la actriz que dominó Hollywood durante toda la década de los 90, con las películas más taquilleras, polémicas y arriesgadas no tenga la agenda llena de proyectos? Por suerte, en este 2020 tiene dos lanzamientos que la vuelven a traer a la actualidad, con entrevistas siempre súper jugosas en las que cuenta detalles de su carrera y su vida desconocidos. Ahora mismo está haciendo promoción de «Dirty Diana», un podcast dramatizado sobre sexo que protagoniza y produce. Todo un acierto de su directora, Shana Feste, porque Moore fue la actríz que no tivo miedo a protagonizar filmes con altísima carga erótica y tiene, probablemente, la voz femenina más sexy de Hollywood.

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«Tiene la voz más icónica del todo el negocio del cine. La reconoces al instante», admite Feste. Esto es importante, porque las dramatizaciones de los programas requieren suspiros, gemidos y orgasmos. No es un territorio en el que Demi Moore se encuentre incómoda, ya que algunos de los papeles más trascendentales de su carrera tuvieron una enorme carga sexual, desde «Lío en Río» (1984) a «Una proposición indecente» (1993), «Acoso» (1994), «Striptease» (1996)o «La teniente O’Neil» (1997). «No creo que sea un accidente que me haya embarcado en todos esos proyectos», ha explicado Moore a la revista «Variety».

«Inconscientemente hay un esfuerzo por aceptarme a mí misma yconocerme mejor», continúa. «Creo que todo forma parte de la misma estrategia: explorar de manera segura. Sé que cuando experimento una incomodidad o miedo significa que existe un condicionamiento exterior que tiene que cambiar. Pero para que cambie necesitamos modificar las narrativas sobre el sexo. Si las mujeres queremos dejar de ser cosificadas en el sexo, necesitamos aportar nuestra propia perspectiva».

Una de sus decisiones más polémicas fue la de interpretar a Erin Grant, la protagonista de «Striptease»: en los años 90, que una actriz de la lista A apareciera prácticamente desnuda en una película aún era escandaloso. La crítica fue implacable, pero no solo con la película, que era mala, sino con Moore. La misma industria que la empujó a mostrar su cuerpo, pagándole el sueldo más alto de la historia del cine en ese momento (12.5 millones de dólares), luego destruyó su carrera: no volvieron a tomársela en serio. «Hubo muchos factores, pero sobre todo juzgaron el tipo de mujer que el personaje representaba. Para mí se trataba sencillamente de una mujer dispuesta a todo para sobrevivir y no perder a su hija».

«Me juzgaron muy duramente», insiste Demi Moore en la entrevista para «Variety». «‘Striptease’ fue recibida como una traición a las mujeres, mientras que ‘La teniente O’Neil’ significó una traición para los hombres. Mi personaje les retaba y me lo hicieron saber claramente. Por suerte, cada cosa contribuye al todo, y ahora podemos ver todos aquellos papeles bajo otra luz«.

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