El emotivo recuerdo de su boda de la princesa Eugenia (y el otro significado de la imagen)

Las princesas de York se caracterizan por su discreción y su reciente estilo sobresaliente a la hora de vestir. La mayor, Beatriz, ni siquiera tiene cuenta de Instagram. Eugenia sí que tiene, pero su actividad no es muy destacada y la utiliza en contadas ocasiones para señalar momentos especiales de su vida o recordar su infancia. La actividad de la princesa llevaba pausada desde el 15 de noviembre, puede que en un intento de salvar a la familia real de una mayor polémica en uno de sus peores momentos. Buckingham ha tenido que lidiar con dos crisis: la del Sussexit y la del príncipe Andrés (padre de Eugenia), afectado por las consecuencias de su amistad con Jeffrey Epstein

Ahora que parece que todo se ha calmado y el asunto de Meghan y Harry ha eclipsado la polémica del príncipe Andrés, Eugenia ha encontrado una buena excusa para volver a las redes.

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Tal y como recuerda la pequeña de las York, hace ya dos años que anunció su compromiso con Jack Brooksbank. Lo ha hecho con una publicación en la red social en la que aparecen juntos el mismo día que se dio a conocer la feliz noticia. Después de más de cinco años saliendo juntos, la princesa y el empresario decidieron hacer pública su futura boda el 22 de enero de 2018. En el comunicado, explicaron que la pedida de mano había tenido lugar ese mismo enero durante un viaje a Nicaragua de la pareja. Jack Brooksbank tuvo el detalle de diseñar personalmente el anillo de compromiso de Eugenia, un gesto muy romántico y común entre los royals. Lo que esconde el diseño es más entrañable todavía, pues se inspira en el anillo de compromiso de Sarah Ferguson, con algunas diferencias. Mientras que la piedra central del anillo de Ferguson es un rubí, la del anillo de Eugenia se trata de un zafiro padparadscha -uno de los más difíciles de encontrar del planeta y de un distintivo color salmón-. La forma estrellada es más que especial y, como el de Fergie, el de Eugenia también tiene alrededor de la gran piedra una tira de diamantes pavé.


La boda tuvo lugar el 12 de octubre de 2018 -cuyo aniversario Eugenia también recordó en su cuenta de Instagram- en la capilla de St George, para luego trasladarse hasta el Castillo de Windsor. Estuvo repleta de invitados vip, entre los que se encontraban gran cantidad de miembros de la realeza británica, además de otras personalidades como Sabine Getty, Kate Moss y su hija o Cara Delevingne. La celebración de después de la ceremonia religiosa fue una fiesta temática con food trucks de comida rápida y una feria recreada que tenía incluso un tiovivo. Los novios repartieron originales regalos a los invitados, como bufandas con imágenes suyas estampadas.

El vestido escogido para la ceremonia relogiosa escondía uno de los detalles más especiales de toda la celebración. El traje, diseñado por Peter Pilotto, sin velo, de falda voluminosa y brocados sutiles, mostraba una apertura por detrás que dejaba ver la larga cicatriz de la princesa, afectada de escoliosis. Eugenia tuvo que someterse a una operación cuando tan solo tenía 12 años y enseñó su cicatriz como símbolo de superación personal. También lo hizo como apoyo y solidaridad con las personas que padecen la misma afección.

En la recepción con los invitados, Eugenia decidió cambiarse de vestido y escogió uno satinado. Esta vez firmado por Zac Posen y en tono rosa empolvado. El diseño escondía un signifcado: “se inspira en la belleza de Windsor, el campo de sus alrededores y la Rosa Blanca”. Esa rosa es el símbolo de la Casa de York y además estaba bordada en un lugar discreto del vestido.

La tiara

Fue una de las mayores sorpresas del día y una elección bastante atípica. Eugenia decidió lucir la tiara de esmeraldas de estilo kokoshnik de Margaret Greville, una renombrada filántropa de la alta sociedad que se casó con Ronald Henry Fulke Greville y legó todas sus joyas a la reina Isabel, madre de Isabel II. Fue elaborada por Boucheron y está inspirada en las tiaras rusas del siglo XI. La pieza principal es una gran esmeralda de más de 90 quilates, engastada sobre platino. Fue lo que más destacó de su sencillo vestuario y decidió combinarla con unos pendientes de diamantes y esmeraldas que Brooksbank le regaló con motivo del enlace. Las esmeraldas combinan a la perfección con el verde de sus ojos y la princesa mantuvo los pendientes durante todo el día, aunque se deshizo de la tiara en la recepción con los invitados -como es normal según el protocolo-.


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