El paso definitivo con el que Cayetano Martínez de Irujo rompe lazos con sus hermanos
Desde que murió su madre, la duquesa de Alba, sus hijos han puesto de manifiesto en los medios de comunicación que la relación entre ellos no fluía. Cinco años de reproches públicos y de trapos sucios tirados a las caras de unos a otros que, ahora, podrían llegar a su fin con el paso definitivo que ha dado Cayetano Martínez de Irujo.
Y no nos referimos a que hayan puesto de su parte para solucionar los conflictos y que reine la unión y la paz entre todos ellos, como a doña Cayetana le habría encantado, sino todo lo contrario. Cayetano se ha deshecho del último vestigio que le quedaba de relación con sus hermanos: su parte correspondiente del negocio gourmet familiar. Se lo ha vendido a su hermano mayor, el duque de Alba, desprendiéndose de ese clavo ardiendo al que muchos se agarraban deseando que, entre los hermanos, la cosa fluyera de nuevo.
Es el portal Informalia el que habla de 300.000 euros, que sería lo que habría costado esa transacción. A cambio, además, el primogénito de la duquesa se hará cargo de la gestión de la deuda de un millón de euros que arrastra el negocio. Cayetano se quita de en medio, deslizando los problemas económicos hacia otro lado y terminando así con lo único que seguía atándole a esos hermanos ante los que se ha sentido desprotegido.
Si bien es cierto que la guerra estalló en su máximo esplendor el pasado año, cuando este publicó sus memorias, ‘De Cayetana a Cayetano’, en las que desglosaba los aspectos más íntimos de una de las sagas más prestigiosas de España, no menos lo es que, poco después de la muerte de su madre, el duque de Alba desplazó a su hermano de la Fundación Duquesa de Alba en enero de 2015, un par de meses después de la muerte de su madre.
Aquello fue el principio del fin de una situación que se agravó cuando tan solo uno de sus hermanos se interesó por la salud de Cayetano en el más complicado de todos los ingresos hospitalarios de este por los problemas intestinales que arrastra (así se lo echó en cara a su hermana, Eugenia). Un gesto que le dolió tanto como para estallar públicamente. Hasta hoy.
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