El secreto de la hija ilegítima del rey Alberto II: así es cómo un adolescente destapó el escándalo real belga

Alrededor de hace 20 años, cuando Mario Danneels comenzó a hacer preguntas sobre el matrimonio del rey Alberto II y la reina Paola de Bélgica, nadie en los círculos sociales de la realeza lo tomó en serio. Y por razones comprensibles, él tenía 16 años de edad y seguía en la secundaria, diciendo estar trabajando en una biografía de la reina nacida en Italia en la víspera de sus 60 años.

“Siempre fui claro. Le decía a las personas que era bastante simple, pero pocos me creyeron. Ellos pensaban que todo sería el resultado de un proyecto para la escuela, pero yo tenía un publicista y se lo decía a todo el mundo”, revelaba Danneels a Vanity Fair el martes pasado–horas después del escándalo sexual de la realeza que él reportó hace dos décadas y que concluyó sin precedentes. El pasado lunes, después de siete años de la batalla legal que involucró a Jerry Springer en el debate de la prueba de ADN, Alberto II reconoce que la artista de 51 años, Delphine Böel, es su hija, resultado de un romance de 18 años que tuvo con la aristócrata belga Sybille de Selys Longchamps.

Pero Danneels no tenía idea de la larga infidelidad cuando él comenzó a llamar a los belgas más cercanos de la familia real. A causa de su edad, señala Danneels, “Logré hablar con personas que normalmente jamás hablarían con un periodista, por ejemplo, el sacerdote privado de los reyes, quien daba la misa en el palacio real. Ellos solo me veían como un chico pequeño, supongo, que admiraba a la reina. Tuve acceso a todas estas personas a las que ni los periodistas y autores hubieran podido acceder. Como buen resultado, muchas personas me dijeron bastantes cosas”.

Al crecer Danneels estuvo fascinado con los royals, en particular con Paola. Nacida en la nobleza italiana, Paola fue proclamada como una de las bellezas de Europa. Conoció a su futuro esposo –luego al Príncipe de Liège– a los 21 años en 1958, en una recepción por la coronación del Papa Juan XXIII. Se casaron ocho meses después.

“Ella era bastante famosa en Europa en los años 60 y 70 porque era guapísima –tan bella como Grace Kelly– y los paparazzis la seguían por doquier”, explicó Danneels. Hijo de un techador y una ama de casa, Danneels también se obsesionaba por la escritura –tanto que a sus 15 años, se hizo voluntario para escribir piezas en el periódico de la calle the Big Issue. Las noticias de la realeza eran lo suyo y –mientras que el cumpleaños de la Reina Paola se acercaba– se preguntó por qué nadie había escrito sobre la monarca a la que él veía como un enigma.

“Ella era esta glamourosa princesa que se había convertido en una reina bastante aburrida”, dijo Danneels. “Era bastante tímida e introvertida, y como resultado no era bastante popular”. Él tuvo la idea –como lo hizo gran parte de Bélgica– de que en el matrimonio de Alberto y Paola habría sucedido algún impasse.

Durante años, después de tener tres hijos juntos, Alberto y Paola vivían vidas separadas –incluso reportan que vivían en alas del castillo Belvédère totalmente separadas. Y supuestamente la pareja se planteó el divorcio –aunque se dice que el hermano mayor de Alberto, el rey Balduino, amenazó a Paola con quitarle a sus hijos, su título y su subsidio si ella continuaba con el proceso.

“Todos en Bélgica sabían que se encontraban en crisis en su matrimonio”, dice Danneels. “En los 70 se encontraban al borde del divorcio pero nadie sabía la razón”.

Mientras investigaba a Paola, Danneels decidió que la reina merecía un libro entero. Y, cada noche tras terminar sus deberes, escribía y al haber reunido dos capítulos de la biografía no autorizada, el autor pudo conseguir un editor –mientras trataba de resolver el misterio sobre el matrimonio de Alberto y Paola.

“Seguí preguntándole a las personas a las que entrevistaba. Todos ellos le daban vueltas al tema y eran bastante cautelosos al poner énfasis en el hecho de que se habían reconciliado. Así que me estaba frustrando un poco, pensaba ‘Algo debe de estar pasando, algo grande”.

Después de hablar con unas 40 personas próximas a la realeza, Danneels ni se acercaba a la respuesta. Afortunadamente, su editor tenía una conexión en la realeza –con quien arregló una reunión off the record entre Danneels y la persona que había trabajado en la corte de Alberto y Paola.

“Yo le dije, »Tengo bastante información y muy buenas fuentes, pero nadie quiere decirme exactamente por qué Alberto y Paola estaban listos para divorciarse”.

La respuesta casual del cortesano le sorprendió: “Todos saben que Alberto tiene una hija con otra mujer”.

“Mi publicista y yo nos miramos el uno al otro y yo pensé: ‘no, nadie lo sabe’. Entonces empecé a llamar a gente a la cual había conocido, a la cual había entrevistado y les pregunté directamente: ‘¿Es esto cierto?’. A lo que ellos respondieron: ‘Mira, no queríamos decírtelo y, en particular, no queremos que esta información salga de aquí pero tampoco queremos mentirte, así que no vamos a negarlo.’ Entonces supe que era cierto a pesar de que nadie lo ha confirmado pero tampoco lo han negado.”

Echando la vista atrás, Danneels trazó los orígenes del matrimonio roto -atribuyendo las primeras grietas a las diferencias existentes en términos de personalidad y cultura, así como las limitaciones de la vida real.

La reina Paola era muy infeliz en la Corte. Visité su ciudad de origen en Italia y siempre está soleado, bonito -y la comida es mucho mejor que en Bélgica. Ella era muy joven, tan solo tenía 21 años cuando se casó con Alberto y se trasladó a Bruselas. El rey y la reina (Baudouin y Fabiola) eran extremadamente religiosos en ese momento, por lo que la vida en la Corte era muy sombría y solemne y eso, simplemente, no encajó con ella. Así que el matrimonio empezó a desmoronarse y, cuando Alberto conoció a la madre de Delphine, ella también estaba pasando por un mal momento en su matrimonio por lo que ambos encontraron confort mutuo. Básicamente encontraron un vínculo sobre sus matrimonios fracasados.”

Danneels tuvo largas conversaciones con su editor sobre como hilar delicadamente esta bomba en su biografía sin convertirlo en sensacionalista.

“El eje del libro tenía que ser la reina Paola”, afirmaba Danneels. “Realmente quería que el foco fuera ella pero también quería que el lector pudiera entender por lo que ella había pasado, y que su marido tuviera un hijo con otra mujer era algo muy grave… El hecho de que Alberto tuviera un amorío tan largo -estuvo durante 18 años con la madre de Delphine. Obviamente va a tener un impacto enorme en todo el mundo, sobre todo si no pueden obtener el divorcio al encontrarse bajo los confines reales. Esto explica quien es ella y en quien se ha convertido como consecuencia.”

Después de largas deliberaciones con su editor, Danneels decidió hacer una alusión a a la aventura amorosa y al bebé en una frase muy simple: “Era incluso un poco críptico, pero fue suficiente para destapar todo lo que ocurrió.”

A las pocas horas del lanzamiento del libro “Paola” de Danneels en 1999, el autor (con tan solo 18 años), fue acorralado por peticiones de la prensa. También estaba asolado al haber pasado dos años investigando y escribiendo sobre Paola en un intento de dar reconocimiento a la enigmática reina de Bélgica. Pero todos los medios parecían informar sobre la hija ilegítima de Alberto, a quien reconocieron prácticamente de inmediato.

Ella era un secreto a voces en los medios belgas,” explica Danneels. “Pero nadie allí tenía intenciones de informar sobre ello. Así que, en cuanto el libro salió, todo el mundo empezó a hablar. Sabían quien era, donde vivía y mi libro era la excusa que necesitaban para sacar todo aquello… Al día siguiente, en el diario británico The Times, el titular era: “Love Child of Belgian King Living in London (El hijo del amor del rey de Bélgica vive en Londres)”, y una enorme fotografía de Delphine en portada… Durante el lanzamiento del libro, nadie hablaba de la reina. Todas la preguntas giraban en torno al affaire, a Delphine y a la infidelidad de Alberto. Inmediatamente empecé a recibir llamadas de reporteros de países vecinos a Bélgica como Alemania o Francia , y entonces empecé a recibir llamadas desde más lejos. Mi hermano me llamó desde Irlanda diciendo: ‘¿Qué has hecho?””

“Desde el comienzo noté que no éramos indiferentes el uno del otro,” explicaba Longchamps sobre como conoció a Alberto en Grecia. También afirmó que Alberto no se enfadó cuando se quedó embarazada, sino que incluso le envió flores tras el nacimiento de Boël. “Fue un período precioso,” dijo. “Delphine era una niña muy tierna. Alberto no era la figura paterna pero se comportaba de una manera muy dulce con ella.”

En 2018, a Alberto se le exigió en un fallo judicial a someterse a un test de ADN. Seis meses después, después de negarse a hacerlo, un tribunal de Bruselas amenazó con multar a Alberto con 5.000€ al día si no se realizaba el test. En vez de causar un revuelo y una crisis real al ignorar la orden, Alberto presentó su ADN y dio a conocer los resultados este lunes.

Pero el reconocimiento de su hija, 51 años después de su nacimiento, fue notablemente frío. En un comunicado, los abogados del rey han afirmado que Alberto “nunca ha estado involucrado en ninguna decisión familiar, social o educativa con respecto a Madame Delphine Boël.” Los abogados también han acusado a Boël de decidir “cambiar de familia” a través de un “largo” y doloroso” proceso judicial. Los abogados de Boël han admitido que la expresión no sugería que Alberto quisiera una relación con su hija. “Por su parte, ella está abierta al diálogo,” confesó el abogado de Boël, “pero sin mucha esperanza.”

A pesar de que Boël puede no tener una relación con su padre, el reconocimiento, según Danneels, le dará a Boël “paz mental y justicia para sus hijos. Eso era extremedamente importante para ella, que sus hijos no tuvieran que vivir el estigma bajo el que ha tenido que estar viviendo ella durante 51 años. Incluso comentaría que ella es afortunada en comparación a sus medio hermanos y su media hermana porque al menos tiene la libertad de hacer lo que quiera. Quiero decir, ella no quiere ser una princesa, en absoluto. No tiene nada de interés en saludar a la gente desde un balcón o llevando un título.”

Danneels estaba todavía asimilando lo que significaba para él el fallo del lunes. Cinco años después de la publicación de “Paola”, se mudó a Irlanda, donde todavía informa sobre los miembros de las familias reales y está actualmente escribiendo un libro de cienciología. “Ha sido surreal para mí que todavía se hable sobre algo que hice con 18 años… Ahora tengo 38. He pasado más de la mitad de mi vida hablando sobre esto y pienso que va a llegar a su fin. Será extraño y espero poder avanzar y centrarme en otra cosa como conseguir nuevas metas. Es un nuevo capítulo para mí también.”

En la tarde del pasado lunes, Alberto y Boël fueron conocedores de la aparente conclusión a esta larga y dolorosa batalla legal. Pero una de las partes afectadas seguía deslumbrante al respecto: Paola.

Para su 70º cumpleaños en 2007, la reina solitaria dio una entrevista aludiendo al escándalo marital. “Hemos tenido nuestros problemas”, dijo sobre ella y su marido, “pero ahora ambos decimos que estábamos hechos el uno para el otro. Ahora somos felices.”

En cuanto a lo que Paola pensó de su biografía no autorizada (la que Danneels escribió con la esperanza de ganar simpatía por la reina) el auto no sabe exactamente. Pero, hace un tiempo, escuchó de alguien que había hablado con el secretario privado de Paola sobre el libro.

¿Esa revisión de segunda mano? “No la rompió,” rió Danneels. “Lo cual me pareció divertido.”

Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair y traducido por Paola Medina y Raquel Barahona. Acceda al original aquí.

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