¿Federico o Christian? La curiosa tradición de la familia real danesa con los nombres de los bebés ‘royals’
Son muchas las tradiciones que las familias reales de todo el mundo van abandonando poco a poco. Una de las parejas más disruptoras ha sido la de los duques de Sussex,pero pese a ser unos de los más conservadores, los ‘royals’ británicos no son los únicos que siguen cumpliendo con algunas de las costumbres de sus antepasados. La Casa de Glücksburg de Dinamarca, encabezada por la reina Margarita II, ha perpetuado la curiosa tradición de alternar la elección de los nombres de sus primogénitos entre solo dos opciones.
Desde 1513, los daneses han ido intercalando el nombramiento de sus hijos varones con los nombres de Federico y Christian. La tradición surgió cuando en el Renacimiento era común que los nobles y reyes fueran nombrados en honor a sus antepasados convirtiéndolos en el segundo, tercero o cuarto con el mismo nombre dentro de la familia. El primer núcleo familiar real en iniciarlo fue el rey Christian II de Dinamarca y Noruega –hijo de Juan I de Dinamarca y Cristina de Sajonia– quien nombró a su primogénito y sucesor como Federico I.
La primera gran ruptura se dio con el nacimiento de la princesa Margarita que al ser mujer no recibió ninguno de los dos nombres pero tampoco recibió ninguna de las versiones femeninas. En 1972, la hija de Federico IX de Dinamarca e Ingrid de Suecia fue coronada como reina. Años antes ya se había unido en matrimonio con el conde francés Henri de Laborde de Monpezat. De la relación, nació el primogénito de la reina que entonces fue nombrado como el príncipe Federico X, la reina decidió saltarse la norma –debió llamarse Christian– en honor a su padre, a quien apreciaba de forma muy especial. Margarita de Dinamarca, nuevamente dejó la costumbre de lado con el nacimiento de su segundo hijo, que entonces debió llamarse Christian pero que fue nombrado como el príncipe Joaquín.
Sin embargo, su hijo el príncipe Federico X y su esposa Mary Donaldson decidieron que su primogénito si continuaría la estela de los nombres. Tras el nacimiento del pequeño, el 15 de octubre de 2005, la prensa y los habitantes del país tuvieron que esperar meses hasta el bautismo para confirmar el nombre (otra tradición), el recién nacido retomó todo y fue llamado príncipe Christian.
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