Iñaki Urdangarin podrá salir de la cárcel dos veces por semana

El juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Castilla y León, a través de su titular Florencio de Marcos, ha notificado hoy que Iñaki Urdangarin podrá salir dos veces por semana durante un plazo máximo de ocho horas de la prisión de Brieva, en Ávila. El marido de la infanta Cristina, que cumple desde junio de 2018 una condena de cinco años y diez meses por delitos de malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias, realizará durante esos permisos labores de voluntariado y permanecerá con su condición de recluso de segundo grado.

A pesar del informe contrario de la Fiscalía, el juez ha considerado que el que fuera duque de Palma es, tal y como recoge el artículo 117 del Reglamento Código Penitenciario, un recluso de “baja peligrosidad social” y que no encuentra riesgos de fuga en el hecho de “acudir regularmente a una institución exterior para la realización de un programa concreto de atención especializada, siempre que éste sea necesario para su tratamiento y reinserción social”.

El marido de Cristina de Borbón lleva más de un año en una pequeña celda con una mesa, una cama y un pequeño aseo en una esquina. Está en la misma celda que ocupó en su día el exdirector de la Guardia Civil, Luis Roldán. Aunque lo peor de la esta cárcel para mujeres no es su dimensión. Sino la soledad. "Los funcionarios te ayudan si te ven jodido y un cura va a dar misa todos los domingos", explicó el propio Roldán a Heraldo. El día a día que él pasó entre rejas puede ser parecido al de Urdangarin: desayuno a las ocho, paseos por el patio y cierre de la celda después de la cena. “La situación de aislamiento como forma de cumplimiento en la cual se encuentra el recurrente no es fruto de su elección, sino decisión de la autoridad penitenciaria. No es la voluntad de los internos la que determina el centro penitenciario de cumplimiento, pronunciamiento que, de nuevo, corresponde a la Administración”, recuerda el juez De Marcos en su auto.

Aunque no se ha filtrado ni una imagen, hay una cita que la Infanta intenta tener todas las semanas. La que realiza a la prisión de Brieva en Ávila donde Urdangarin cumple su sentencia. Pese a que el ex duque escribe y hace mucho deporte –logró, por su buen comportamiento, que el juez aprobara la compra de una bicicleta de su tamaño porque todas las que existían en el módulo eran de mujeres–, la gran pena a la que se enfrenta Urdangarin es a la soledad puesto que está aislado en un módulo de mujeres y solo tiene contacto con los funcionarios de prisiones, el cura que visita la cárcel y los especialistas de servicios sociales. Por eso no solo su familia, también alguno de sus amigos, trata de ir a visitarlo todo lo que se le permite.

En una de sus últimas visitas este verano, la Infanta padeció un ataque de ansiedad al salir de la prisión y tuvo que ser atendida a llegar a Madrid. “Hay que entender que, para cualquier persona, visitar a un ser querido en la prisión es un trago muy difícil”, admitía un amigo de la pareja a Vanity Fair la semana pasada. Por eso, y es una razón más para seguir viviendo en Ginebra, Cristina acude desde hace tiempo a un psicólogo en la ciudad que la está ayudando a lidiar con esta etapa tan complicada de su vida.

Como se ha ocupado de recordar el magistrado en su dictamen, “el aislamiento como forma de cumplimiento está proscrito en la normativa internacional, las Reglas Mínimas Penitenciarias del Consejo de Europa, y en la legislación nacional, la Ley Orgánica General Penitenciaria y el Reglamento Penitenciario". Aunque en el caso de Urdangarin se ha recurrido a esta medida para su protección, De Marcos encuentra que “han de articularse medidas en orden a evitar la desocialización que comporta la soledad”.

Todavía se desconoce en qué consistirá la labor de voluntariado de Iñaki Urdangarin y dónde la realizará, aunque todo hace prever que estas salidas serán en un radio próximo al de la prisión de Brieva, al tratarse de permisos de ocho horas, el equivalente a una jornada laboral diaria.

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