Jackie Kennedy y el estilo de sus dos vestidos de novia

Jackie Kennedy no solo fue una de las mujeres más elegantes del siglo XX desde su privilegiada posición de primera dama y socialité neoyorquina. También vivió grandes historias de amor con dos de los hombres más influyentes del siglo pasado: el presidente estadounidense John Kennedy y el magnate griego Aristóteles Onassis. Ambos se enamoraron de una mujer que desbordaba carisma y poseía una elegancia innata. Por eso no es de extrañar que sus dos vestidos de novia sigan inspirando más de cinco décadas después a muchas mujeres y hayan pasado a la historia de la moda nupcial como dos de los más icónicos.

Entre uno y otro apenas median quince años, pero sus estilos no tienen nada que ver. Del romántico vestido con el que Jackie Kennedy se casaba con John al elegante diseño de Valentino con el que contrajo matrimonio con Aristóteles Onassis se atisba la evolución de estilo que vivió Jackie durante esos años, en los que pasó de ser una joven de la alta sociedad neoyorquina a una mujer madura que sabía lo que era ser primera dama y perder a su marido en el asesinato que marcó la historia del siglo XX y que confirmó el mal fario del clan Kennedy, que ha sido testigo de la muerte de manera abrupta de muchos de sus integrantes.

Jackie Kennedy y el vestido de novia para su boda con John

La historia de amor entre Jackie y John tenía todos los ingredientes necesarios para suscitar el interés de la prensa y la sociedad: jóvenes, guapos y con una gran proyección profesional, no tardaron en convertirse en una de las parejas más admiradas del panorama social. Se conocieron en 1952, cuando John era un aspirante al Senado de los Estados Unidos, y se comprometieron tan solo un año después. El 12 de septiembre la pareja se casaba en Rhode Island y Jackie lucía para esa boda un romántico vestido de tafetán diseñado por Ann Lowe.

Un diseño de escote barco en color marfil, de cuerpo ajustado con drapeado en oblicuo y una voluminosa falda con rosetones bordados a mano. Jackie también lució un largo velo de tul con detalles de plumeti y flores bordadas que había pertenecido a su abuela. Un diseño que era obra de Ann Lowe por expreso deseo de la madre de Jackie, Janet Lee Bouvier, que había confiado en ella para su vestido de novia con su segundo marido, Hugh D. Auchincloss.

Por aquel entonces Ann Lowe se encargaba de vestir a la alta sociedad neoyorquina y entre sus clientes estaban la élite de la política y la economía, con apellidos como los Roosevelt y los Rockefeller en su agenda de contactos. De origen afroamericano, este encargo no le trajo a Lowe el reconocimiento que merecía (Jackie ni siquiera la nombró cuando le preguntaron por la autoría de su diseño nupcial) y sí muchos quebraderos de cabeza.

Cuando apenas faltaban dos semanas para la gran boda, que el padre de John supervisaba en primera persona (dicen que fue él quien quería un barroco vestido frente al diseño más sencillo que soñaba la novia), se rompió una tubería en el taller de Lowe. El vestido de la novia se echó a perder y tuvo que trabajar contrarreloj y asumir los costes para realizar un nuevo vestido. Jackie se convirtió en la perfecta novia de América, y su vestido pasó a ser la inspiración para muchas mujeres en la segunda mitad del siglo XX.

El idílico matrimonio no lo tuvo fácil: Jackie sufrió un aborto en 1955 y en 1956 su hija Arabella nació muerta. Y John también tuvo que someterse a delicadas operaciones por sus dolores de espalda. En 1957 nacía Caroline y en 1960 la vida les sonreía: John Kennedy se convertía en presidente de los Estados Unidos y dos semanas después nacía su hijo John. Eran la familia más admirada de América (y estas fotos inéditas muestran cómo era la otra Jackie Kennedy, lejos de los actos oficiales). Pero su matrimonio acabó de manera abrupta con el asesinato de John Kennedy en Dallas en 1963. Jackie se convirtió en la viuda de América.

Jackie y el vestido de Valentino en su boda con Aristóteles Onassis

La que fuera primera dama llegó a temer por su vida y la de sus hijos y salir de Estados Unidos no le parecía mal plan. Por eso se casó con Aristóteles Onassis, un viejo conocido del que siempre se dijo que había sido amante de Lee Radziwill, la hermana de Jackie Kennedy que no se conformó con vivir a su sombra. El 20 de octubre de 1968 Jackie se casaba en la isla privada de Skorpios con uno de los magnates y navieros más importantes de la época.

El vestido de su boda con Onassis poco o nada tenía que ver con el que llevaba para dar el ‘sí, quiero’ a Kennedy. Jackie vistió un delicado vestido corto con elegante encaje en color marfil, de cuello subido y falda plisada, firmado por Valentino.

La novia llevó el pelo semirrecogido en una coleta adornada con un sencillo lazo blanco. Frente al estilo recargado que había lucido en su primera boda, con apenas 24 años, el segundo vestido nupcial de Jackie representaba mucho mejor su estilo: más maduro, elegante y atemporal. Valentino supo diseñar para ella un look inmortal, con algunas de las claves de estilo que la acompañarían toda su vida.

Y no solo eso: el modisto italiano se convirtió en uno de sus mejores amigos. Algunos de los looks más icónicos de la exprimera dama llevan su firma, como el vestido verde que llevó en una vista a Camboya en 1967 o el vestido de estampado floral que lució en 1972 y que más tarde llevaría su hija Carolina y su nieta, Tatiana Schlossberg, junto a unos pendientes que JFK regaló a Jackie por su apoyo durante las elecciones presidenciales que terminaría ganando y supondrían su éxito político.

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