Kirk Douglas: adiós a 103 años de historia del cine
«Me llamo Kirk Douglas, tal vez hayas oído hablar de mí. Si no, búscame en Google. Soy el padre de Michael Douglas y el suegro de Catherine Zeta-Jones». Así se presentaba el actor en 2006, justo cuando cumplió 90 años. Decía entonces que «llegar a esa edad no solo es especial, sino milagroso», pero ahora lo suyo sí que es casi un milagro. Acaba de morir a los 103 años siendo, junto a Olivia de Havilland, que alcanzó esa edad el pasado mes de julio, la estrella más longeva de La Meca del cine. De hecho, ellos dos son los únicos actores del Hollywood dorado que, hasta ahora, seguían vivos. Kirk deja a Olivia sola con ese título honorífico.
Su leyenda se forjó en los años 40 y 50 gracias a películas como ‘El loco del pelo rojo’, pero fue ‘Espartaco’, estrenada en 1960, la cinta con la que pasará a los anales de la historia. Y no solo por su interpretación, también porque el equipo, encabezado por Douglas y Stanley Kubrick, se la jugó incluyendo en los títulos de crédito al guionista, Dalton Trumbo, perseguido en la caza de brujas de la era McCarthy. El propio Kirk dio su versión de lo sucedido durante el rodaje hace siete años en el libro ‘Yo, Espartaco’.
No era la primera obra que firmaba. En 1988 sorprendió con ‘El hijo del trapero’, la historia de su vida. Gracias a esa biografía descubrimos algunas curiosidades de Douglas, nacido en Nueva York en 1916 bajo el nombre de Issur Danielovitch Demsky.
Unos comienzos humildes
Hijo de dos judíos de origen bielorruso que huyeron de Europa, Kirk no tuvo una infancia y adolescencia fáciles. Su padre, que había sido comerciante de caballos en Europa solo logró encontrar trabajo como trapero –de ahí el título del libro–, un empleo que dejaba poco margen para criar a seis hijas y un hijo. Comenzó así un peregrinar de pequeños trabajos para Kirk –venta de dulces y reparto de periódicos– con los que ayudaba a la maltrecha economía familiar al tiempo que intentaba estudiar.
Douglas contaba que se enamoró de Diana hojeando la revista ‘Life’
Logró entrar en la universidad, en la St. Lawrence de Nueva York, aunque lo hizo trabajando a cambio como jardinero y bedel. Luego vendrían el servicio militar, donde se licenció con honores en la marina, y su primer matrimonio. Contaba Douglas que se enamoró de Diana Dill, entonces aspirante a actriz, hojeando la revista ‘Life’ durante su servicio, pero lo cierto es que ya había coincidido unos años antes.
El resultado fue que se casaron en 1943 y tuvieron dos hijos, Joel y el ahora archifamoso Michael. Se divorciaron en 1951, pero mantuvieron una relación cordial hasta la muerte de ella, en 2015.
Su alma gemela
Douglas se volvería a casar tres años después de su divorcio, en 1954, con la madre de Peter y Eliot, sus dos hijos menores. Y Anne Buydens, aquella agente de prensa que conoció en los años 50, sigue siendo a día de hoy, y a sus 99 años, su inseparable y amantísima esposa.
«Tuve la suerte de encontrar a mi alma gemela. Nuestro matrimonio es maravilloso», dijo Douglas hace unos años a la revista ‘Closer’. «Ella me ha dado la estabilidad en un mundo de locos», contaba. Ese debe ser el secreto para que su matrimonio haya sobrevivido a Hollywood y dure ya 64 años.
Kirk achacaba precisamente su propia longevidad a ese feliz matrimonio, aunque parece que seguir haciendo ejercicio –a su modo, a estas alturas– ha sido clave. Su hijo, Michael, de 73 años, lo contaba hace unos meses en televisión, desvelando que Kirk tenía un entrenador personal. Un empeño más que meritorio teniendo 103 años.
Salvado in extremis
Pero quizá la suerte también haya tenido algo que ver. Fue el destino el que hizo que en 1958 no se subiera al avión del productor Michael Todd el día que el aparato se estrelló acabando con la vida de todos sus ocupantes. Kirk volvió a esquivar a la muerte en tres ocasiones más, la primera en en 1991, cuando viajaba en un helicóptero que sufrió un accidente en el que fallecieron dos personas. Las otras dos, tras sufrir un derrame cerebral y un ataque al corazón.
Actor de gran éxito y trayectoria –tiene cerca de 80 títulos a sus espaldas y tres nominaciones a los Oscar, aunque solo haya recibido uno en su vida, el honorífico–, productor y padre de familia, Douglas es ante todo, un superviviente. «Me salvé de un accidente de helicóptero y de un derrame para hacer el bien antes de irme», comentaba después en una entrevista. Y parece que así será, al menos en lo económico, porque parte de su fortuna se destinará a obras de caridad el día que el reinado del hombre que puso rostro a Espartaco, llegue a su fin. Algo que, a pesar de su avanzadísima edad, no parece estar aún cerca.
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