La discreción rota de Marta Gayá, la amiga mallorquina del rey Juan Carlos
Con don Juan Carlos desaparecido de escena y doña Sofía encerrada en el palacio de Marivent, Marta Gayá acapara los objetivos de los paparazzi apostados en Palma. La amiga mallorquina del antiguo monarca guarda su habitual discreción pero no se esconde a pesar de que la polémica que rodea al emérito la ha puesto en el candelero internacional, y hace unos días reaparecía en el puerto de Palma a bordo de un yate, acompañada de un amigo y ataviada con un vestido de rayas.
No obstante, a lo largo del verano Marta Gayá se ha dejado ver en público en varias ocasiones. A principios de mes, fue vista por ejemplo mientras cenaba con su hermana, María Victoria, y su cuñado, el urólogo Mariano Rosselló, en un restaurante de Cala D’Or, una de las zonas más exclusivas de Mallorca. Fuera esa o no la intención de su salida, Gaya zanjó así los rumores que la situaban en Abu Dhabi, donde según algunos medios se encontraba acompañando al rey Juan Carlos durante su exilio. Poco después, Marta Gayá también fue vista en Formentera, donde recaló su barco, el Ex -Ex-El, durante una travesía con amigos que realizó por las distintas Islas Baleares, y que también la llevó hasta aguas de Menorca e Ibiza.
Parece ser que fue allí donde la pilló la sorprendente entrevista que Corinna zu Sayn-Wittgenstein concedió el pasado 20 de agosto a la cadena BBC. Entre otras sorprendentes revelaciones sobre el rey emérito, la exprincesa alemana afirmaba que, antes de conocerla a ella, el rey mantuvo una relación extramatrimonial de 20 años con otra mujer, y los rumores se giraron hacia ella. Al contrario que Corinna, la mallorquina jamás se ha pronunciado sobre su relación con el rey.
Divorciada del ingeniero malagueño Juan Mena tras solo cuatro años de matrimonio, Gayá entró en el círculo de don Juan Carlos a través de su amistad con el príncipe georgiano Zourab Tchokotua (fallecido el año pasado) y su mujer, Marieta Salas. La mallorquina se convirtió en el gran amor de don Juan Carlos, como él mismo le aseguró a su amigo Josep Cusí en una conversación grabada por el CESID en 1990, y en la que el entonces monarca decía que nunca había sido tan feliz como con ella.
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