La tensa relación de Enrique Iglesias con su padre
«¡Estoy deseando contárselo todo a mi hermano Enrique Iglesias! Este puente viene a cantar a Madrid y pasaremos ‘quality time’ en familia con Ana Boyer y Fernando Verdasco, Mikey, mami y los primos… ¿Qué planes tenéis vosotros?«. Este mensaje de Tamara Falcó, en el que se muere de ganas por ver a su hermano Enrique, llama la atención.
Lo hace ahora que el cantante ha concedido una reveladora entrevista a ‘Icon’, no en el propio momento de la publicación de sus palabras en las redes sociales. Porque Enrique habla, entre otras cosas, de la relación con su familia, y no parece que siempre fuese tan idílica como han mostrado las revistas del corazón en todas estas décadas. Ellos, los hijos de Isabel Preysler, nacieron sabiendo que iban a tener el foco sobre sus cabezas toda la santa vida.
«A los 18 años me separé de mi familia por completo. Y fue difícil. Me fui y durante diez años no tuve absolutamente ningún contacto con mi padre», sentencia con crudeza, añadiendo: «No empecé a tener contacto con él hasta que falleció mi abuelo (2005). Son muchos años. Sufrí mucho. Pero lo que sentía por mi música me daba fuerza. Y, sobre todo, perseguía el objetivo hacerlo a mi manera».
Sí, la música es lo que le ha dado fuerzas siempre ha sentido que flaqueaba. Bueno, en estos momentos, tiene dos razones más para encontrarla: sus mellizos. De su paternidad también conversa a lo largo de esta conversación. «Cuando ahora estoy un poco deprimido voy a ver a mis hijos y me digo: ‘Pero cómo puedo ser tan egoísta de estar de bajón por tal o cual cosa teniendo esto aquí’. Mientras mis dos bebés estén felices y yo sea buen padre, el resto es secundario«.
Quizás por eso no entienda que su padre no apoyara su decisión de seguir sus pasos en el mundo de la música. Uno de los motivos fundamentales por los que hizo las maletas con 18 años y se fue, es ese: sospechaba que a su padre no le sentaría bien que se marchara a buscarse la vida componiendo y cantando.
De hecho, Alfredo Fraile, el que fuera mánager de Julio, cuenta una anécdota más que clarificadora: «Enrique le envió el disco a su padre y este dijo que era una porquería, que no iba a llegar a nada. Que el que sabía de música era él y que debería apoyarse en él. Creo que ahí se equivocó Julio».
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