Madonna, Carmen Martínez-Bordiú y, ahora, Naty Abascal. ¿Qué tiene Portugal para que todas ellas busquen refugio (y tranquilidad) allí?

Hace tres años, Madonna hacía las maletas y se mudaba a Portugal. A Lisboa. Uno de los nombres más brillantes del mundo de la música hacía las mañetas y cruzaba el océano para que su hijo David pudiese entrar en la academia de fútbol del Benfica. El niño tenía 11 años y no procedía mandarle solo a otro continente. Así que, entregada a la faceta de madre, allá que se fue. Y se convirtió en una lisboeta.

Primero se instaló en un hotel, mientras tanteaba el terreno y encontraba un lugar donde establecer su domicilio. Dio con él: el Palacio Ramalhete, un edificio del siglo XVII que le dio cobijo durante los dos años que estuvo allí. Un tiempo en el que encontró la paz necesaria para bajarle un par de marchas al ritmo frenético que le imponía su vida como estrella mundial.

No era la primera que hacía un movimiento así. Un año antes de que aterrizara ella el Lisboa, lo había hecho Monica Bellucci. Aunque la actriz no estableció allí su residencia, enamorada de la ciudad, no pdo resistir la tentación de comprarse una casa en uno de los barrios más emblemáticos: Alfama, cuna del fado. Una zona donde, por cierto, también tiene una propiedad el diseñador Christian Louboutin.

El éxodo hacia Portugal de famosas españolas reciente, lo que podríamos nombrar como génesis de esos movimientos al país vecino, lo iniciaba Carmen Martínez-Bordiú. Tras la muerte de su madre y harta de la polémica en torno al Pazo de Meirás, de que la prensa la persiguiera, cogió sus cosas y se marchó de Madrid a Cascais.

Carmen explicó en la revista ‘Hoy Corazón’ que ya no podía más y que necesitaba poner distancia con toda esa suerte de titulares que tenían a la nieta de Franco absolutamente agotada. Así que, en verano de 2019 y junto a su pareja, Tim McKeague, se instaló en una ‘casita’ de 600 metros cuadrados frente al mar. ¿Se puede una rodear de un escenario de más paz? Seguramente no. Allí sigue. Disfrutando de esa nueva vida sin ser carne de prensa del corazón.

A Vicky Martín Berrocal la vimos subida al camión de mudanza. Aunque, en su caso, el cambio de domicilio vino motivado por amor del bueno. La diseñadora está convencida de que, esta vez sí, ha encontrado a su media naranja. El empresario portugués Joao Viegas ha conseguido, incluso, que establezca su domicilio habitual junto a él en Portugal. A Lisboa, concretamente, que parece la ciudad ideal para que los rostros conocidos empiecen de cero.

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Bueno, en el caso de la última que ha tomado la decisión de dar el paso de cruzar la frontera por nuestro oeste, ha elegido otro lugar para asentarse. Naty Abascal pasó buena parte del verano trabajando allí, ha tomado la determinación de mudarse a Comporta motivada por el miedo que tiene a la expansión de la pandemia en España y que, allí, puede gozar de una vida más tranquila en una zona en la que no le será extraño ver a Rania de Jordania, Carolina de Mónaco o los Sarkozy, fieles a ese paraíso.

Abascal solo confirma lo que es un hecho: que los famosos, cada vez más, buscan la tranquilidad que les brinda un país que ha dejado de ser una moda para convertirse en el remanso de paz en el que escapar de los focos. Si no, que se lo digan a Malú y Albert Rivera, que en el punto álgido de las informaciones sobre su relación, eligieron Portugal para disfrutar de un puente romántico lejos de las miradas indiscretas. Amén de que, no en su caso, pero sí en el de los que establecen sus residencias allí, podrían hablar de las virtudes de las ventajas fiscales que ofrece…

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