Marcos Santana: "La televisión y el cine son la novena industria que más contamina del mundo"
Marcos Santana es el presidente de NBC Universal Telemundo Global Studios. Quienes le conocen, dicen de él que es un visionario. Lo cierto es que desde que está al frente, la compañía se ha convertido en el segundo distribuidor mundial de contenidos y programación en español, para más de 120 países.
Marcos Santana Me inicié en la industria muy jovencito. Estudié Leyes en Venezuela, me gradué, hice un Máster en finanzas, otro en derechos de autor, pero siempre estuve ligado a la televisión. Con un amigo catalán y otro italiano, armamos una pequeña compañía, Tepuy, para producir documentales y más tarde animación y ficción. Comenzamos a coproducir con todos los productores independientes que había en América Latina. Entonces solo había dos grandes compañías con presencia internacional: Televisa y Venevisión. Nosotros éramos una pequeña empresa, pero con la capacidad de movernos muy rápido, algo que a las compañías grandes les cuesta más. Así pasaron 18 años, hasta que, en 2007, NBC Universal nos compró la empresa. Me pidieron que ocupara la posición de presidente y hasta hoy. Al comienzo, tuve la responsabilidad de desarrollar los contenidos y de armar una estrategia para crear unos estudios. El reto me encantó y aquí estamos…
H.C. En estas magníficas instalaciones, sede central de Telemundo, que inauguraron hace menos de 2 años en Miami. Un edificio de casi 47.000 metros cuadrados, solidario y comprometido, diseñado para alterar lo menos posible el medio ambiente.
M.S. Casi todo lo que ves en este decorado en el que nos encontramos es material reciclado. No es incompatible la producción y el buen gusto con la sostenibilidad y la conservación. Hay un tema del que soy consciente y que me mortifica: la televisión y el cine son la novena industria que más contamina en el mundo. Somos unos depredadores porque esto que estás viendo, en 20 días se destruye. Yo lo desarmo. Aquí el 90% de los elementos es reciclado, hasta el suelo que pisamos… Es una de mis reglas y mi equipo tiene esa conciencia.
H.C. Pero, van mas allá, porque ni usan papel, ni tienen impresoras…
M.S. Ni impresoras, ni papeleras. Tenemos paneles solares, la iluminación es 100% LED. En la cafetería todos son platos y cubiertos que se lavan, no son desechables… Pero aún nos falta, porque todavía tenemos aire acondicionado… pero, ahí estamos, intentándolo.
H.C. Ha trabajado en distintos países, así que imagino que sabrá mucho acerca del gusto de los espectadores latinos. ¿El público hispano es un publico homogéneo?
M.S. He trabajado en 20 países, incluyendo el tuyo. Hace años hice, con Tony Cruz y Josep María Mainat, de Gestmusic, una adaptación de Pasión de gavilanes. He producido en Argentina, Venezuela, Colombia, México… Somos 19 nacionalidades hispanas y ninguna se parece. Si me preguntas cuál ha sido uno de mis logros, te diría que producir con talento delante y detrás de cámara, con distintas nacionalidades, respetando el acento de cada actor, sin que se vea forzado. A la gente, al principio, le costó entenderlo, pero fue tomando fuerza y hoy, en EE.UU. somos los únicos que producimos en español.
H.C. Y eso que la comunidad hispana, en EE.UU. tiene un peso tremendo…
M.S. Ahora somos 60 millones de hispanos en este país.
H.C. ¿Ha sido difícil dejar atrás los culebrones y apostar por una nueva ficción?
M.S. Ha sido duro porque América Latina estuvo condenada durante casi seis décadas a monopolios y duopolios en el mercado televisivo. En México, durante años, solo estuvo Televisa, luego entró Tele Azteca. Igual que tu país estuvo castigado al monopolio de la televisión estatal. La industria de la televisión iberoamericana no permitió que el contenido latino evolucionara del culebrón o de las series mal hechas españolas a lo que realmente los latinos podemos hacer. Gracias a las nuevas tecnologías y a la televisión digital se rompió esa hegemonía, dando entrada a la competencia, permitiendo que personas como yo, que nunca nos dimos por vencidos, buscáramos y encontráramos nuevas vías para llevar nuestras ideas y poder producir contenidos hispanos, de la misma calidad que en Alemania, Francia o EE.UU. y lo estamos haciendo.
H.C. Prueba de ello es, por poner un ejemplo, No te puedes esconder, producción de Telemundo e Isla Audiovisual, que se acaba de estrenar en Netflix. ¿Contento con el resultado?
M.S. Feliz. Yo diría que ‘No te puedes esconder’ es el resultado perfecto, por el que luché durante años. Un proyecto donde estuviesen involucrados, de forma armoniosa, talentos de todas partes. En esa producción trabajaron más de 20 nacionalidades: mejicanos, colombianos, venezolanos, españoles… Manejando una misma lengua, pero distintas culturas. Eso se ve reflejado en el resultado, que es una belleza. En Telemundo estamos muy orgullosos de haber logrado asociarnos con una empresa española pequeña, como Isla. Eso te habla también de mi visión, porque yo no voy detrás de una gran estructura, voy detrás de una gran idea. No voy detrás de una marca, sino del talento. ‘No te puedes esconder’ es un claro resultado de esa visión.
H.C. La televisión, en los últimos años, ha cambiado mucho. La aparición de las redes sociales ha modificado la repercusión de todo lo que se emite…
M.S. Hace nada era el año 2000 y hoy estamos arrancando la década del 2020. En el 2000, Mark Zuckerberg, creador de Facebook, tenía 14 años, los creadores de Youtube, 20 y 21… Chicos que, en tan solo dos décadas, han transformado a la sociedad. Sin haber participado los adultos, los jóvenes han liderado la transformación de lo que estamos viviendo hoy. Por eso yo me rodeo de pura gente joven, a la que escucho con atención.
«La industria de la televisión iberoamericana no permitió que el contenido latino evolucionara»
H.C. Son, precisamente ellos, los que han cambiado el hábito de consumo de la televisión convencional. Deciden qué ver, cómo, cuándo, dónde…
M.S. Y, en qué cantidad: ¿un capítulo?, ¿diez?… Yo decido y programo mis tiempos.
H.C. Se le acaba de otorgar el Premio ‘Brandon Tartikoff Legacy’ este año. Un galardón que se concede a aquellos profesionales de la televisión, que demuestran un altísimo grado de visión, pasión y excelencia en su trabajo.
M.S. Me agarró por sorpresa el premio, por varias razones, primero por lo que significa: Brandon Tartikoff fue un visionario, un tipo increíble que dejó huella en todo lo que hizo. Fue el creador de Miami vice, Ley y orden, Saturday night life… Es, además, un premio que solo se da a 4 o 5 personas al año que hayan dejado huella a nivel internacional. Cuando me lo dijeron, pensé: «aquí hay un error», porque siempre que acudí a los premios fue para ver cómo se lo daban a algún conocido. Nunca pensé verme en ese escenario. Lo recibo con mucha humildad y voy a hacerlo en nombre de los story tellers, esos contadores de historias que parten de una idea hasta hacerla realidad y quiero dedicárselo a los jóvenes hispanos. Me produce nervios porque el premio se llama: ‘Brandon Tartikoff Legacy’, es decir, es un legado y no sé si es un mensaje de que yo ya estoy de salida (Risas).
H.C. Ni mucho menos. De hecho, está cargado de proyectos…
M.S. Uno de mis sueños ha sido unir España con América Latina en la producción, de una manera orgánica y consistente. Llevo 20 años intentándolo y por fin se están dando los primeros pasos, así que… habrá que seguir.
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