María Callas: una vida tortuosa de desgracias y abusos

Nacida en Nueva York en 1923, María Callas no solo fue una de las grandes sopranos del siglo XX, sino también toda una socialité cuya vida era atentamente seguida por los medios y despertaba el máximo interés. Ahora, un libro titulado Cast A Diva: The Hidden Life Of Maria Callas, de la autora Lyndsy Spence, arroja nuevos datos sobre su biografía que ponen de relieve que lo suyo no fue un camino de rosas.

Desde que su segundo marido, Aristóteles Onassis, la drogaba para abusar sexualmente de ella, hasta que fue estafada por su propio padre o su madre intentó que se prostituyera, estas revelaciones dejan claro que probablemente sus verdaderos momentos de felicidad los vivió sobre el escenario y su vida fue, en muchas ocasiones, un verdadero calvario.

«Callas, la cantante, pudo ir por delante en el mundo de la música, pero María, la mujer, fue víctima de las circunstancias», asegura la biógrafa que ha basado su obra en las cartas inéditas de la soprano, que permanecían en los archivos de la Universidad de Stanford, en California.

La correspondencia de María Callas con su primer esposo y agente, Giovanni Battista Meneghini, deja entrever que «ella era realmente tan servil y obediente con él, que comencé a darme cuenta de cómo era ella como mujer», ha explicado Spence al Daily Mail. «Era una persona sumisa y eso contrasta mucho con Callas la diva. Y cuando tienes esa inclinación, por supuesto que atraes a los abusadores».

Aunque el libro deja claro que fue su segundo marido, Aristóteles Onassis, quien se cebó con la artista. Según reflejan los diarios de un amigo cercano, el magnate griego presionaba a Callas para que tomara un sedante hipnótico, metacualona, al que se volvió adicta junto a los barbitúricos. De esa manera, Aristóteles abusaba sexualmente de ella. Según madame Claude, encargada del burdel de París que Onassis frecuentaba, se trata de «solicitudes sexuales depravadas».

Callas se enfrentaba por aquel entonces a sus problemas de salud mental, y las presiones venían de distintos frentes: su lucha por mantenerse en lo alto de su carrera mientras envejecía y el descubrimiento de que Onassis no dudaba en acudir a un burdel de París para satisfacer sus deseos sexuales.

Ella se sometió a estrictas dietas que la llevaron a sufrir trastornos alimentarios para ajustarse al ideal de belleza de Onassis, y sufrió varios abortos. Su infancia no fue fácil. Tras el divorcio de sus padres, su madre regresó a Grecia con ella y su hermana, y alojaba a soldados y se prostituía, algo que también intentó que hicieran sus hijas. María logró evitarlo consiguiendo que los soldados la pagaran por cantar.

Su biógrafa refleja que Callas siempre estaba buscando el amor que sus padres no le habían dado y ella misma afirmó en alguna ocasión que «con amabilidad, la gente puede obtener cualquier cosa de mí, puede hacerme tonta». Que su primer marido y agente, Meneghini, se quedará con parte de sus ganancias y le frustrara sus deseos de ser madre es otra prueba más de cómo la vida personal de Callas siempre parecía estar a punto de desmoronarse.




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