Meghan, Harry y el difícil camino hasta encontrar empleados con los que se sientan a gusto
Meghan Markle y el príncipe Harry han estado viviendo en el sur de California durante unos cinco meses. Sin embargo, en julio de este año se mudaron a la pequeña comunidad de Montecito en Santa Bárbara donde compraron su primera casa de manera autónoma. Según informes anteriores, Harry estaba teniendo dificultades para hacer la transición a su nueva vida estadounidense, pero The Sun señala que hay señales de que su nuevo hogar es un lugar feliz. El periódico informó que la pareja tiene una relación divertida y placentera con su plantilla de empleados; incluso les gusta burlarse de Meghan por los gestos británicos que ha adoptado para su día a día tras su estancia de dos años en Reino Unido.
“Su personal cree que es entretenido escuchar a una celebridad estadounidense usar manierismos británicos, pues a menudo se la oye decir ‘Oh, dear’ para referirse a las personas que se encuentran en la casa”, comenta una fuente. “Se ríen y a veces hacen comentarios al respecto pero solo de una manera alegre. Es divertido para ellos".
Ahora están lejos del tipo de relatos que solíamos escuchar sobre Meghan y algunos empleados antes de la salida real de la pareja a principios de este año, pues desde que se casó con Harry en 2018, se rumoreaba que tenía una difícil relación con su personal, y los conocedores del palacio filtraban constantemente detalles sobre sus interacciones con otras personas de la casa. En la nueva biografía, Finding Freedom: Harry and Meghan and the Making of a Royal Family, los autores Omid Scobie y Carolyn Durand señalan que para cuando la pareja se mudó a Frogmore Cottage en la primavera de 2019, solo tenían unos pocos empleados y ninguno vivía en la casa; en parte, debido a las preocupaciones por las filtraciones y también porque lo consideraban inacuado como forma de vida para los ayudantes en el palacio.
Si bien la fuente de The Sun no divulga más información sobre cómo la pareja está atendiendo su casa de nueve habitaciones, sí añade que sus empleados se llevan bien con Harry. “Al personal de allí igualmente le encanta escuchar el acento de Harry. Lo adoran”, dijo la fuente. “Es muy educado y el personal se sorprendió porque tiene los pies en la tierra a pesar de ser un miembro de la realeza. Solo quiere vivir una vida más normal ahora en California y disfrutar del tiempo en familia".
En un principio, según los medios, Los Ángeles no era de su agrado pero ahora que se están instalando en una casa más privada –que incluso han pintado–, tal vez en cualquier momento se vuelva completamente estadounidense. "No hay duda de que pronto empezará a captar americanismos y le pedirá al personal que saque la basura", dijo la fuente a The Sun.
Artículo publicado originalmente en Vanity Fair y traducido por Manuela Salazar. Acceda al original aquí.
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