Nacho Jacob: "Empecé en San Cristóbal, con el Padre Ángel ayudando a niños"
Ignacio de Jacob y Gómez, más conocido como Nacho Jacob, es uno de los asesores de imagen más reconocidos del país. Comenzó en el mundo de las relaciones públicas por pura casualidad, pero pronto descubrió su pasión por el mundo de la imagen.
Es fundador y presidente del Instituto para la Excelencia Profesional, director de la agencia de comunicación y relaciones públicas Jacob Fitgerald y es, además, conde de Pozos Dulces, entre otras muchas cosas. Un currículum de lo más extenso. Pero la razón por la que hoy hablamos con él es por su compromiso social. Y tengo que decir que no sé si es más apabullante el listado de sus logros profesionales o el de su historial solidario.
Nacho Jacob Siempre he tenido una conciencia solidaria porque es algo que he vivido desde pequeño en casa, puesto que mis padres colaboraban con muchas ONG. Soy un agradecido a la vida por todo lo que me ha dado, por eso considero que tengo que devolverle algo. De ahí mi vertiente solidaria. No obstante, mi labor se queda muy pequeña en comparación con la que hacen otras personas que dedican toda su vida a ayudar a los demás.
H. C.
Socio de la Fundación Vicente Ferrer, colaborador de Nuevo Futuro y de Tierra de Hombres, que promueve el desarrollo de la infancia más desfavorecida… ¿Son los niños uno de los colectivos que más le preocupa?
N. J. Recuerdo que, ya desde joven, empecé en San Cristóbal, con el Padre Ángel, ayudando a niños en situación de riesgo social, niños excluidos, con un desarraigo social importante.
H. C. Su vinculación con Mensajeros de la Paz viene de lejos.
N. J. El Padre Ángel es un ser de luz. Tengo buenos contactos en los consejos de dirección de grandes multinacionales de alimentación y, a través de mis gestiones, he logrado realizar acuerdos para dotar a comedores sociales de productos de primera necesidad: lácteos, pan, cereales, aceite… Mi hermano falleció hace unos años de cáncer. Yo tenía una colección de relojes y pensé: «no hacemos más que acumular cosas, cuando lo cierto es que, al irnos, no podemos llevarnos nada». Hicimos una subasta de esa colección y recaudamos un dinero que se donó íntegramente a Mensajeros de la Paz.
H. C. Y el Padre Ángel le concedió el Premio de mensajeros, un galardón que solo ostentan 50 personas, entre ellas: el Papa Francisco o los Reyes de España.
N. J. La Paloma de la Paz, un reconocimiento precioso. Con el Papa me siento muy identificado porque creo que está haciendo una labor muy notoria por la Iglesia, un trabajo de rejuvenecimiento muy necesario. La Iglesia tiene que andar con los nuevos tiempos y el Papa está dando mensajes muy bonitos. Por ejemplo, con el tema de la homosexualidad, no culpabilizando a quienes tienen relaciones con personas del mismo sexo y muchas otras cosas más: promoviendo el dar, el no acumular…
H. C. Como Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, ¿cuál es su misión?
N. J. Somos muy pocos caballeros en el mundo. En España no seremos más de 300. Hay un filtro importante para ingresar en la Orden. Hasta hace poco había que tener un título nobiliario, ahora ha cambiado y hay que probar que se tiene una nobleza personal. Aparte del boato que acompaña a esta orden, el fin es absolutamente solidario. Lo que busca es conciliar las diferentes religiones, uno de los mandatos del Papa Francisco, puesto que Dios solo hay uno. La premisa principal es defender y atender a los cristianos de Tierra Santa, porque en Palestina son una minoría, aunque la Orden es Universal y todos los proyectos que se hacen allí lo son. Mi última peregrinación fue una experiencia maravillosa, porque pude ver cómo se estaba construyendo un hospital para niños musulmanes, judíos, cristianos… Los Caballeros y las Damas hacemos una serie de donativos que se destinan a sufragar esos gastos.
Para ser caballero de la Orden del Santo Sepulcro hay que probar que se tiene una nobleza personal»
H. C. Forma parte de la Comisión de jóvenes del renombrado ‘Club Siglo XXI’. ¿Qué mensaje daría a los jóvenes, que tienen ante sí un futuro incierto?
N. J. Entré en el siglo XXI a raíz de la gran amistad que tengo con Paloma Segrelles, una persona a la que quiero mucho. Yo soy muy curioso y me encanta aprender, sobre todo de la gente que sabe más que yo, que son muchos (Risas). Me hice socio del Club hace 15 años y una de las cosas que más me gusta es que una de sus premisas es que se incorpore cada vez más gente joven, aunque lo lógico es que los ponentes tengan una cierta edad, porque son políticos, catedráticos… Yo, a los jóvenes, intento darles el mensaje de que hay que tener mucho ánimo. Es cierto que hay casos muy vulnerables, con dificultades para encontrar trabajo, pero hay que tener espíritu de lucha, un ánimo combativo, no hay que rendirse por nada y hay que pelear por los sueños que tengamos. Hay que parar el motor y pensar: «¿qué quiero hacer con mi futuro?» y luchar y combatir por ello.
H. C. Es un hombre inquieto y emprendedor, ¿qué proyectos tiene en mente?
N. J. Siempre digo que hay que seguir adelante y luchar por aquello que nos ilusione, sin miedo, porque si te caes te levantarás y lo mejor es que lo harás sintiéndote mucho más fuerte. No hay que tener miedo a emprender. Yo sigo con mi labor de asesor de imagen. Llevo a futbolistas de primera división, empresarios, políticos… no digo sus nombres por discreción. Me gusta puntualizar que un asesor de imagen no solo se fija en el look, en el aspecto exterior, sino que va mucho más allá: ayuda en las redes sociales para que estén mucho mejor argumentadas, con los medios de comunicación, para que tenga más notabilidad, ayuda a seleccionar sus contratos, le aconseja si debe o no ir a un acto… Ayudamos a construir la marca personal. Siempre lo hago con el máximo cariño, amor y delicadeza, con todos mis defectos, pero con la máxima dedicación.
H. C. Pues, a seguir en ello…
N. J. Ahora es el momento de apoyarnos. La naturaleza nos ha parado a todos, la vida nos ha dado una bofetada y nos ha hecho darnos cuenta de que lo más importante es la salud. Nos preocupamos mucho por lo material y esto tiene que servirnos para concienciarnos y tomarnos tiempo para el descanso, para nosotros mismos, para cuidarnos mucho más.
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