Ni carruaje ni limusina: el hijo de la princesa Margarita fue ayer en bicicleta al almuerzo navideño en Buckingham
Estamos acostumbrados a ver a la princesa Ana llegar a caballoa Buckingham durante el desfile del Estandarte, a la reina salir en carroza del mismo lugar de camino al parlamento, y a que los distintos miembros de la familia real británica acudan conduciendo sus propios coches a la comida de Navidad que Isabel II organiza todos los años, pero no a que las puertas del palacio se abran para dar paso a una bicicleta. Sin embargo, este fue el sencillo medio de transporte que ayer empleó el conde de Snowdon, hijo de la princesa Margarita, para cumplir con la cita de rigor de su tía.
En una fotografía realizada y compartida por el fotógrafo británico Tim Rooke en su cuenta de Twitter, se ve al conde abandonar Buckingham a bordo de su bicicleta, protegido con un casco y vistiendo el chaleco reflectante reglamentario encima del traje con el que acudió al almuerzo. A juzgar por las imágenes, el conde consiguió de esa manera pasar desapercibido entre la gente que esperaba con sus teléfonos la salida de otros Windsor como los duques de Cambridge.
Aunque sorprenda ver al sobrino de Isabel II llegar a palacio sobre dos ruedas, quienes conocen a David Armstrong-Jones saben que es habitual verle llegar a todas partes con su bici. Por ejemplo, a su despacho en la casa de subastas Christies, según contó él mismo en el diario The Telegraph en 2011. “Los viernes a eso de las seis de la tarde salgo de mi despacho de King Street, en el centro de Londres, y pedaleo hasta mi piso de Chelsea. El viaje me lleva solo diez minutos, lo cual es un alivio porque suelo estar exhausto y no puedo esperar a ver de nuevo a mi mujer Serena y a nuestros dos hijos, Charles y Margarita”, declaró el conde de Snowdon en esa ocasión.
En el número de noviembre de Vanity Fair, contaba que esa normalidad con la que vive le viene de sus padres. Aunque la familia residía en un ala del palacio de Kensington, su vida “era mucho más sencilla de lo que se imagina”, aseguraba. “Teníamos nuestra propia cocina, donde todos cocinábamos, y una televisión”. La princesa Margarita y su marido, el fotógrafo Anthony Armstrong-Jones, optaron además por llevar ellos mismos a sus hijos al colegio, adelantando una práctica que hoy es común que los miembros de las distintas familias reales realicen con motivo del primer día de clase de sus hijos, pero que en esa época no era nada habitual.
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