Norman Hartnell, el diseñador del traje de novia de Beatriz de York que vistió a Isabel II en los días más importantes de su vida

Kate Middleton tiene debilidad por Alexander McQueen y durante su época como ‘royal’ Meghan Markle cayó rendida a Givenchy, pero nunca ha habido un diseñador más asociado con la familia real que Norman Hartnell. Su nombre ha vuelto a las portadas gracias a Beatriz de York, quien ha decidido rescatar uno de sus diseños para su boda con Edoardo Mapelli Mozzi en Windsor. El vestido, estrenado por primera vez por la reina en 1961, en un viaje de Estado a Roma. está hecho de tafetán de Peau De Soie en tonos marfil, adornado con satén y un corpiño geométrico con brillantes engarzado desde el pecho hasta la mitad de la falda. Después de ser remodelado y ajustado por Angela Kelly, la asesora de confianza de la reina, y Stewart Parvin, su diseñador favorito, ahora luce mangas de organza abullonadas.


Hartnell fue el responsable de las piezas usadas por Isabel II en los días más importantes de su vida, incluida su boda de 1947 con el príncipe Felipe y su coronación de 1953, sin mencionar los innumerables conjuntos que usó en sus giras por el extranjero.

Nacido el 12 de junio de 1901 en el suroeste de Londres, adquirió una clientela de la alta sociedad como modista después de hacerse amigo de la élite de la Universidad de Cambridge mientras estudiaba Lenguas Modernas allí, y muchas de sus amigas se convirtieron en sus clientes.

Su ‘camarilla’ de debutantes (y sus madres) elegían a Hartnell para diseñar piezas para la temporada de bailes y galas en Londres, así como para las bodas de la alta sociedad y presentaciones ante la corte, venciendo a sus rivales parisinos. Una de esas clientas era Margaret Whigham, la futura duquesa de Argyll, quien lució un vestido de tul bordado con estrellas hecho Hartnell en su boda. Pronto se convirtió en el favorito de las glamurosas estrellas del cine, entre ellas Elizabeth Taylor, Vivien Leigh y Marlene Dietrich.

Sus diseños eran románticos en su sensibilidad, con muchos bordados, pero también se inspiró en las flappers y en los Bright Young Things de la década de 1930, incorporando estas siluetas modernas en sus piezas.

Sin embargo, fue en 1935 cuando su fortuna se disparó cuando otra novia de la alta sociedad, Lady Alice Montagu Douglas Scott, que se casaba con el príncipe Enrique, duque de Gloucester, le encargó no solo su vestido, sino también el de sus damas de honor: la princesa Isabel y la princesa Margarita. Su madre, la entonces duquesa de York (y futura Reina Madre) quedó impresionada por el trabajo de Hartnell, y se convirtió en cliente. También lo hicieron la reina Mary, así como la princesa Marina, que lo eligió para diseñar su vestido de novia.

En 1937, la Reina Madre (entonces reina Isabel) pidió a Hartnell que diseñara sus vestidos de Dama de Honor para la coronación de su esposo, el rey Jorge VI, en 1937. Al año siguiente, concibió varios ‘looks’ para su visita de Estado a París, pero después de la repentina muerte de su madre, se vio obligado a rehacerlos para respetar el luto. En lugar del negro habitual, eligió el blanco, una tradición con origen en la historia de la realeza francesa. Más tarde, diseñó el guardarropa de su gira real por América del Norte y Canadá, lo que puso su nombre en la esfera internacional.

Comenzó a trabajar de forma más estrecha con la princesa Isabel, la futura reina Isabel II, en 1947, cuando la reina le pidió que diseñara su vestido de novia y su ajuar. El vestido de novia presentaba un escote corazón, falda completa y 10.000 perlas y miles de cuentas blancas.

En 1953, diseñó su vestido de coronación, imitando el escote y la falda de su vestido de novia, pero incorporando bordados del Reino Unido y los países de la Commonwealth.

Su último gran trabajo para la familia real fue en 1960, cuando diseñó el vestido de novia de la princesa Margarita, un vestido de seda en capas con una silueta de línea de princesa simple.

Continuó fabricando ropa para la reina Isabel II y la Reina Madre a lo largo de su vida, a pesar de la creciente popularidad de su colega Hardy Amies. Falleció el 8 de junio de 1979. Hoy, 41 años después, su labor vuelve a ser reconocida gracias a Beatriz de York.

Artículo publicado originalmente en Tatler y traducido. Acceda al original aquí.

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