¿Por qué todo lo que hace Pilar Rubio en las redes es criticado? Del carrito de bebé de más de 1.500 euros a su posado maquillada recién parida
Que los ‘haters’ están al acecho, escondidos en las esquinas virtuales del universo de las redes, para atizar a los famosos por cualquiera de sus movimientos, es un hecho desde hace años. Pilar Rubio es uno de esos rostros conocidos nacionales que lo sabe muy bien. Tanto, que ya ni se inmuta cuando se convierte en el centro de las críticas. Este fin de semana, lo ha vuelto a demostrar.
Una inocente foto, en el borde de una piscina con sus tres hijos mayores y, en primer plano, el carrito con el pequeño, Máximo Adriano, servía de excusa para atizar a la presentadora. ¿Qué tenía de malo la imagen? Pues que ese carrito de bebé en el que estaba metido el niño costaba nada menos que 1.600 euros, y a algunos les ha parecido una ostentación innecesaria. Como si una no se pudiera gastar el dinero en lo que le venga en gana.
Estas críticas llegaban poco después de que se pusiera en el ojo en cómo de rápido ha recuperado su espectacular figura. Pilar no ha dudado este agosto, después de dar a luz el pasado 26 de julio, en mostrarse en traje de baño. Algo más que lógico si tenemos en cuenta que uno de los proyectos que lanzó poco antes de la llegada de ese cuarto hijo fue una línea de bañadores y bikinis.
Pilar ha posado sobre un flotador de flamenco, al lado de su prole o sola, dejando que su silueta reinara en el medio de su tablón de Instagram. ¿Genética o ayuda extra? Ese es el debate que se ha generado y que ha traído, de nuevo, la eterna duda de si las famosas cuentan con alguna ayuda médica en el quirófano, ya que están ahí.
Aún hay más, porque hubo un sector del universo 2.0 al que no le pareció nada bien que posara convenientemente maquillada nada más dar a luz a ese cuarto bebé. Pilar y su marido, Sergio Ramos, como ya hicieron en ocasiones anteriores, presentaron al niño en Instagram. Y que ella no se mostrar al natural, sino que se aplicara sus productos de cabecera en la cara, suscitó una nueva ola de críticas.
Como vemos, si Pilar se preocupara por el qué dirán, no viviría. Parece tener bastante interiorizado dónde vive: en España, donde la envidia debería ser considerado deporte insignia nacional.
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