Quién es Kimberly Guilfoyles: el ascenso imparable en política de la novia de Donald Trump Jr
Era difícil llamar la atención en la primera jornada de convención republicana. Había que llegar muy lejos para alcanzar la retórica de, por ejemplo, Mark y Patricia McCloskey, el matrimonio que salió a ‘defender’ su mansión de los manifestantes de Black Lives Matter con el rifle en mano. Se escuchó que los demócratas mantenía a la ciudadanía negra presa en «plantaciones mentales» o que solo Trump puede defender «la civilización occidental» y hacer que «América no deje de ser América» (la población hispana no para de crecer). Aún así, Kimberly Guilfoyle logró superar todo lo escuchado con su discurso y su imponente presencia de amazona. Kellyanne Conway, la fiera defensora del trumpismo en la televisión, ya tiene sucesora. Nadie es imprescindible en el gobierno Trump excepto Trump.
El discurso de Kimberly Guilfoyle, hasta el momento simplemente la novia de Donald Trump Jr., primogénito del Presidente y principal agitador de las bases trumpistas, fue memorable. Guilfoyle afirmó (a grito pelado) que los demócratas «quieren destruir el país y todo por lo que hemos luchado y amamos». Y añadió: «Pretenden arrancarnos la libertad, controlar lo que vemos, lo que pensamos, lo que creemos y cómo vivimos. Quieren esclavizarnos a una ideología débil, dependiente, liberal, victimista, hasta que ya no reconozcamos nuestro país». Sobre California, feudo demócrata, añadió: «La han convertido en un lugar donde los parque están llenos de jeringuillas usadas, hay manifestaciones en las calles y apagones en las casas».
Hubo, además, momentos para el desconcierto en el discurso de Guilfoyle, como cuando aseguró ser hija de una madre inmigrante (aunque nació en Puerto Rico, estado libre asociado de la Unión) o hizo referencia a su herencia latina (cuando su padre, este sí inmigrante, es irlandés). Pero, ¿quién es esta provocativa y polémica mujer, la última adquisición del clan Tump para la contienda electoral? Kimberly Guilfoyle nació hace 51 años en San Francisco y como abogada llegó a trabajar para el equipo del fiscal del distrito. Se casó en 2001 con el gobernador demócrata Gavin Newson, que en 2003 se convertiría en alcalde de la ciudad. La relación no duró: Kimberly se mudó a Nueva York en 2004 para triunfar como comentarista de sucesos y casos legales en la televisión por cable.
Ya instalada en la Gran Manzana, Kimberly Guilfoyle fue reclutada por un personaje tristemente famoso: Roger Ailes, fundador de Fox News y condenado en 2016 por abusos sexuales a varias periodistas de la cadena, que debían de pagar este ‘peaje’ por conseguir estar en pantalla en ‘prime time’. El escándalo, prolegómeno del #MeToo, fue llevado al cine en «Bombshell» (2019), con Nicole Kidman y Charlize Theron, y la serie «La voz más alta» (2019), con Russell Crowe en el papel de Ailes (se llevó un Emmy por su interpretación). Una década ante de destaparse los abusos, Guilfoyle se convirtió en protegida de Ailes y esposa de Eric Villency, un millonario en el negocio de los muebles. Se casó en Barbados en mayo de 2017 y en octubre dio a luz a su hijo, Ronan Anthony. En junio de 2009, la pareja anunció separación y subsiguiente divorcio.
Kimberly Guilfoyle trabajó en la Fox de 2006 a 2018, como comentarista y presentadora de varios espacios. Durante el escándalo Ailes hizo lobby a favor de su jefe y trató de presionar a las periodistas de plantilla para que no apoyaran a las presentadoras denunciantes, víctimas de violación. Su marcha fue repentina: aunque en 2017 firmó un contrato de larga duración con la cadena, privilegio de ser protegida personalmente por Ailes, zanjó la relación justo cuando salió a la luz una investigación sobre supuestas conductas abusivas, que incluyeron mostar fotografías de los genitales de un colega en la redacción.
Por suerte, a su salida ya había conocido a Donald Trump Jr., quien justamente se acababa de divorciar de su primera esposa y comenzaba a afianzarse como el máximo adalid del trumpismo de cara a las bases republicanas. Kimberly comenzó a trabajar enseguida para uno de los múltiples comités políticos (Super Pac) que recaudan dinero para las campañas de Trump, hasta llegar a presidirlo (sueldo: 180.000 dólares al año). Aunque como recaudadora no tiene precio, de nuevo se vio envuelta en polémicas por gastos injustificados y decisiones erráticas.
En 2018, el ahora caído en desgracia Steve Banon admitió a ‘The Washington Post’ que los fieros discursos de Kimberly le hacían parecer «un gallina». «Hay muchas personas que pueden lidiar con los donantes ricos, pero muy pocas que sepan enfervorecer a los voluntarios y las personas que están en la base de nuestro movimiento como lo hace ella», explicó. Sam Nunberg, uno de los asesores de campaña de Trump en 2016, fue mucho más concluyente: «Sus piernas hacían subir la audiencia y ahora consiguen votos».
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