“¿Se casará Juan de España con una inglesa?” La historia detrás de la fotografía del rey bailando en Escocia hace 65 años

“Fue en un baile del Pony Club celebrado en el hotel Salutation de Perth. Él tenía 17 años y ella 18. Debían pasarse naranjas entre ellos”. Así recuerda la escena lady Caroline Worsley, y lo transmite a través de su nuera, la cuarta duquesa de Fife. Era el año 1955, y la lady británica, cuyo nombre de soltera era Caroline Dewar, bailaba con un jovencísimo príncipe de Asturias en el Pony Club Bal. Así rezaba el pie de foto de una imagen que como editora gráfica de Vanity Fair encontré por casualidad mientras buscaba fotografías de antiguas destilerías para un artículo sobre whiskies.

¿Quién era la protagonista? ¿Cuándo y dónde se tomó esta instantánea? ¿Por qué se coló en mi pantalla? La clave está en su etílico apellido: Dewar. Y de esta forma apareció, entre alambiques y barricas, esta foto inédita en España del rey Juan Carlos.

Aun tiene cara de niño. Viste esmoquin, baila agarrado y mira dulcemente a los ojos de una joven. Ella lleva un vestido con escote barco y un discreto collar de perlas. El encuadre apenas deja intuir sus facciones. Media melena pulcra y ondulada estilo años cincuenta.

Gracias a la búsqueda inversa de Google Imágenes descubro que la fotografía fue portada de la desaparecida revista francesa Noir et Blanc el 19 de septiembre de 1955 con un suculento titular: “¿Se casará Juan de España con una inglesa?”.

La historia ha demostrado que no. Lady Caroline, hija del tercer barón de Forteviot y bisnieta del fundador de la destilería John Dewar & Sons, ya había elegido a su príncipe azul. Apenas un año después de aquel baile se casó con James Carnegie, tercer duque de Fife, único hijo de la princesa Maud y bisnieto del rey Eduardo VII.

Juntos tuvieron dos hijos. Y no fue el único hombre de su vida. Tras un sonado divorcio, se volvió a casar en 1980 con el general del ejército británico sir Richard Worsley. Hoy, a sus 85 años, lady Caroline Worsley no está dispuesta a contar más detalles de la noche que bailó frente a frente con el futuro rey de España. “Es una persona muy reservada y no quiere hablar en persona”, continúa su nuera. Y añade: “Cuando vio la foto, se rio. En el baile los presentaron como pareja y eso generó mucha especulación”.

Son los recuerdos de Lady Caroline los que me ayudan a situar el evento en el mapa. A mediados del siglo XX había muchos Pony Club en Europa y ninguno de los que contacté sabía nada de una baile en 1955 con el príncipe de España como invitado. Buscando más referencias de ella o de sus hijos llegué a la página web del castillo de Kinnaird, “el hogar de la familia Canergie, ahora duques de Fife, durante los últimos 600 años”. En el castillo viven actualmente su hijo David Canergie y su esposa (cuartos duques de Fife), que también se llama Caroline, y que contestó a mi mensaje tras hablar de aquella velada con su ya anciana suegra.

Con el evento y la pareja de baile localizados, surgen nuevos interrogantes. ¿Qué hacía Juanito en Escocia dos semanas antes de ingresar en la academia militar de Zaragoza? ¿Viajó solo o acompañado? ¿Habría algún registro de ese viaje?

1955 es un año crucial en la biografía de don Juan Carlos. El entonces discutido aspirante al trono ofreció su primera entrevista a los diarios españoles en abril. En septiembre, comenzó su formación castrense y juró bandera poco antes de Navidad. Pese a las presiones propias de su futuro cargo, disfrutaba de su tiempo libre y de su relación con la que fuera su primera novia oficial, la princesa María Gabriela de Saboya. Sus pasos no arrastraban aún la pesadumbre provocada por la muerte de su hermano menor, Alfonso, apenas seis meses más tarde tras recibir un tiro mientras jugaban juntos con una pistola en Estoril.

Esta parte de la investigación se enreda como los pies en un baile sin ensayar. En el Pony Club de Perth no encuentran ningún documento pese a ser los organizadores. El director del hotel Salutation (el más antiguo de Escocia) me envía fotos de la Harry Olgivie´s Band tocando en su salón en los años 50 y añade un “Lo siento, es realmente todo lo que he conseguido de esa época”.


En la oficina de prensa de la Casa Real tampoco tienen ningún dato relacionado con las actividades o los viajes del rey en esos años. Los historiadores a los que consulto se sorprenden tanto como yo cuando ven la foto. “A principios de septiembre debía estar de vacaciones con su familia en Estoril. Supongo que la invitación vendría por la buena relación de su padre con la aristocracia británica. Me pregunto si este viaje sería el inicio de su afición por cazar en Escocia”. Así me responde Paul Preston, autor de Juan Carlos. El rey de un pueblo. Y no iba muy desencaminado.

Tras enviar varios e-mails a a los redactores jefes de los diarios escoceses más antiguos, recibo una esperanzadora respuesta. Jamie Buchan, de The Courier, deriva mi petición al archivo de su editorial. “He encontrado tres artículos sobre la visita real y un par de fotos que podrían resultar de su interés”, me confirma el documentalista. Y así es como recibo, dos meses después de empezar el rastreo, tres viejas páginas de periódico que confirman mis sospechas iniciales: el príncipe Juan Carlos no viajó hasta Perth solo para participar en un baile.


La primera pieza, del lunes 29 de agosto de 1955, se titula: “La realeza española me invita a un pícnic en el páramo”. El reportero de The Courier narra en tono jovial y cercano su experiencia junto al pretendiente al trono de España y su padre durante una cacería en el bosque de Drumour. La troupe la completan el marqués de Manzanedo, “un excelente tirador y aficionado a las cámaras”; la marquesa de Manzanedo, “una estilizada figura con cárdigan verde botella encargada de los preparativos del almuerzo”; lord Hardwicke, “un buen amigo de don Juan que llegó esta mañana de Birnam”; el conde de Elda, “un visitante frecuente de tierras escocesas”; y su hijo, el joven marqués de Melín, “que se apresuró a donde lo esperaba el príncipe de 17 años y alzaron los brazos a modo de despedida para luego desaparecer tras la colina”.

Al día siguiente, el mismo periódico habla del baile del Pony Club: “La alfombra roja se desplegó anoche en el hotel Salutation para don Juan y el príncipe Carlos, invitados por el marqués de Lansdowne y lady Lansdowne de Meikleour. La música corrió a cargo de Harry Ogilvie y su orquesta”. ¡Tachán! La banda cuya foto encontró el director del hotel. Completa la cobertura del evento otra foto dos días después: “Visitantes de la realeza española en el baile de moda. El baile de la manzana pronto vio eliminados a don Juan y a la marquesa de Lansdowne, para disfrute del príncipe Carlos y su pareja, la honorable Caroline Dewar”.

La memoria de lady Caroline falló en dos detalles. No eran naranjas sino manzanas. Y ella tenía 21 años, no 18 la noche del baile. El relato completo de aquella velada nunca lo sabremos. Pero la inesperada fotografía sirvió de cebo para cazar y documentar una curiosa historia. La del hasta ahora desconocido viaje del rey emérito a Escocia justo antes de iniciar su formación militar.

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