Un año sin Camilo Sesto: así peligra su herencia cuando se cumple el primera aniversario de su muerte
Acción, reacción. El pasado 8 de septiembre fallecía Camilo Sesto y su hijo, y heredero universal, a través de Lydia Lozano, conseguía venir a España desde México para despedirse de su padre (aunque la madre del joven asegura que fueron estafados) y tomar posesión de todo el legado que le dejaba el cantante. Empezando por esa casa en Torrelodones donde se ha refugiado todo este tiempo y en el que suele tener a la prensa detrás, día y noche.
Sí, mañana se cumple un año sin una de las grandes leyendas de nuestra música. Y la pasada semana aparecía un joven barcelonés, que prefiere preservar su identidad en el anonimato, asegurando que iba a llegar hasta el final para demostrar que es hijo de Camilo y luchar por ese pedazo del pastel que considera suyo (aunque Lourdes Ornelas, madre de Camilín, se apresuraba a salir al paso para desmentir la posibilidad de que Sesto hubiese podido tener un hijo secreto).
En medio de todo este panorama, procede echar un vistazo para ver en qué situación se encuentra todo ese patrimonio, ese legado que dejó el artista y que, como decimos, cayó en las manos de su hijo, pero reservándose un pedazo de la misma para que se expusiera en un museo en su localidad natal, la alicantina Alcoy. ¿Temía ya que pudiera irrumpir en escena alguien a reclamar parte de lo suyo?
No se sabe, pero lo cierto es que Camilo dejó 800 piezas de su intimidad para la apertura de un museo que estaba previsto abriera sus puertas en 2021, pero que puede haber visto como sus planes se retrasaban por culpa de la pandemia. Un lugar, ese museo, en el que la colección estará a salvo de esos nuevos agentes que puedan entrar en escena aprovechando la actualidad sin ese primer año sin una de las grandes voces de nuestra música.
Podemos recapitular y señalar que a Camilín le quedaron, además de ese chalé en Torrelodones, donde reside, y dos terrenos adyacentes al mismo; un piso en Las Rozas (que su padre compró a Melendi) y un apartamento en Marbella. Es cierto que también tenía una propiedad en Mallorca, pero Sesto se deshizo de la misma meses antes de morir, ya que hacía años que no hacía uso de ella y se había llenado de okupas. Lo hizo por unos 700.000 euros que sumar a esas cuentas corrientes que dejó a su hijo.
No se pueden olvidar, además de los recuerdos físicos y materiales que le puedan quedar al joven, el medio millón de euros anual que generan los derechos de la música de Camilo Sesto. Un dinero que, aseguran en los mentideros, habrían puesto más sencilla a su hijo la vida, pero también habría traído, de nuevo, los fantasmas de las adicciones que tanto teme su madre.
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