Alex de Betak, el ‘gurú’ de los desfiles amigo de Marta Ortega: “En mi casa de Mallorca no entra un trozo de plástico”
El desfile de moda del futuro se celebró hace un año en un campo de lavanda de la Provenza francesa. “De las 500 personas que asistieron entre amigos e influencers apenas 50 eran profesionales. Se retransmitió en vivo en la Red, algo fundamental para mantener las emociones de la gente. Y el impacto ecológico fue mínimo. Los norteamericanos ya estaban en Europa para las colecciones masculinas, así que fueron en tren desde París. Se alojaron una noche en hoteles de la zona, en sitios muy lindos. El show de Jacquemus fue en un lugar increíble, no tuvimos que usar ni luces”, explica Alex de Betak (París, 1968), autor de este y otros de los montajes más memorables de los últimos tiempos. Del pase en un túnel de nieve de John Galliano para Dior en 2009 a las presentaciones estáticas de Hussein Chalayan o las de Saint Laurent por Anthony Vaccarello bajo la Torre Eiffel de París, por citar un par de ejemplos de su trabajo.
Doce meses después, y en medio de una crisis sanitaria cuyas consecuencias económicas y sociales De Betak califica simple y llanamente como “brutales”, el desfile de Jacquemus en la Provenza asoma en el horizonte como el modelo a seguir a la hora de organizar este tipo de manifestaciones: menos asistentes, ergo menos desplazamientos; recursos mejor aprovechados e Internet como medio para divulgar la colección a un público masivo, aunque no presencial. Más cuando las posibilidades de tomar un avión tan alegremente se han visto reducidas de forma drástica, al menos hasta que se encuentre una vacuna. “No todo ha de ser tan exuberante, lo pequeño también puede resultar impactante. No hay que ir a todo todo el tiempo”, razona De Betak, que me atiende por teléfono desde su casa de París, donde pasa estos días con su mujer, la influencer argentina Sofía Sánchez de Betak, y su hija de dos años, Sakura. Mantiene sus reuniones vía Zoom, una aplicación que ya usaba —Bureau de Betak cuenta con oficinas en París, Nueva York y Shanghái—: “Funciona, pero a tiempo completo… cansa”, reconoce.
De Betak empezó a cuestionarse la sostenibilidad de la industria de la moda hace 20 años, una década después de fundar su compañía. “Empecé a reutilizar materiales, a convencer a Galliano de que usara los mismos bancos cada temporada, repintándolos. ¿Recuerdas la carpa de plástico del desfile de Kenzo en París en febrero? Se puede montar de nuevo por partes, dándole otra forma. Naturalmente, vamos a volver a usarla”, explica. “Hoy más que nunca la moda tiene que cambiar. La producción y distribución, pero también su cara más visible, que son los desfiles y lo que a mí me atañe. Ser 100% sostenible es imposible, pero hacerlo mejor no”. Por lo pronto, Bureau de Betak es la única compañía del sector que ha logrado el certificado ISO 20121 que avala sus buenas prácticas. Además, han elaborado lo que él denomina “Diez mandamientos” que permiten reducir la huella de carbono mediante pasos lógicos como trabajar con proveedores locales o disminuir el uso de plásticos.
España y en concreto Mallorca, donde tiene una casa en la que “no entra un trozo de plástico”, han jugado un papel fundamental en su toma de conciencia. “Viajo como un loco desde hace 30 años. Deià representa el equilibrio”, me dice. Curiosamente, el primer desfile que organizó —para Sybilla— se celebró en Madrid en 1986. Novecientos shows después, Alex de Betak tiene claro cuál es su favorito: “El siguiente”. También quién es la figura que más le ha impresionado: “Alguien con quien apenas trabajé: Karl Lagerfeld”.
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