Club de lectura Glamour: lo leí por la portada y descubrí los mejores cuentos sobre amor, amistad y mentiras
Una tarde de verano Larry charlaba con la chica que le gustaba bajo un sicomoro. Su bici descansaba semitumbada al lado del tronco. Todo tenía sentido. Desde los silencios que a veces, no muchas, había entre ambos, hasta ese extraño hormigueo en la boca del estómago que le acompañó de regreso a casa y seguramente le impidió cenar y dormir. Pero al cruzar el umbral se topó con su madre sentada a oscuras en medio del salón. Su padre se había marchado. Larry tuvo entonces la sensación de que algo terrible había sucedido entre ellos no por lo que su madre dijo, sino por lo que calló. Él, que había llegado enamorado, acababa de descubrir en su hogar la raíz del desamor.
© Ilustración Mar Lorenzo/ Fotografías: GettyImages y cortesía de Amazon.
Así arranca el relato Una tarde, en la página 53 del libro Felicidad. Una recopilación de cuentos que un día compré por la portada y me descubrió a la escritora estadounidense de origen irlandés Mary Lavin, en cuyo universo habitan jardineros sobresalientes en su trabajo que esconden secretos terribles, madres que prefieren ser felices a pesar de que todo lo que les sucede son desgracias, accidentes que cambian la vida de quienes lo presencian y no de quienes lo protagonizan… Historias y personajes que nos resultan familiares y en cuyas vidas normales y corrientes se cuelan a veces episodios extraordinarios que encierran la verdad de la experiencia humana, tal y como le sucedió a Larry: él, que había llegado enamorado, acababa de descubrir en su hogar la raíz del desamor.
Lo mejor: “era como si el mundo estuviera patas arriba. Como si bajo sus pies estuviera el cielo y no la tierra”, así describe Lavin la sensación que un párroco experimenta tras salir de una habitación de hospital y contemplar el mundo casi por primera vez o desde luego, con nuevos ojos; y así podría describirse la experiencia que implica leer a Lavin. Su sensibilidad y profundidad a la hora de retratar episodios de lo más cotidianos te lleva observar tu vida, la suya, la de todos desde nuevas perspectivas. En manos de esta autora lo ordinario se convierte en extraordinario, desde una cicatriz en forma de hoz que ha marcado el brazo de una niña a la imagen de una mujer que sale a arreglar su jardín una tarde cualquier sin tener la menor idea de que no lo será. Hay algo que reconforta, que huele a hogar y a cosas que ya hemos vivido y sentido en esta compilación de relatos; y al mismo tiempo, es imposible escapar a la incomodidad que producen los cambios de dirección de los argumentos que se plantean. Nunca se sabe si el vaso está medio lleno o medio vacío porque se tienen ambas impresiones en un corto espacio de tiempo. Ni blanco ni negro. Siempre multicolor.
Portada del libro «Felicidad».© Cortesía de Amazon.
Libro «Felicidad». COMPRAR.
Los padres de Mary Lavin eran irlandeses y aunque ella nació y creció en Estados Unidos, hay mucho del folclore de su país de origen en las páginas de Felicidad. Hay conflictos de fe, clanes matriarcales, pequeñas aldeas rodeadas de prados interminables, heladas de invierno y lluvias constantes. Y hay, sobre todo, una galería de personajes que desprenden fuerza gracias a su fragilidad. Es, tal y como dijo el New York Times, una escritora simplemente magnífica.
Lo peor: no hay moralejas, no hay cierres perfectos, no hay finales felices –en el sentido más plano de la palabra–. Son historias irlandesas, no americanas. Y lo que queda en la mayoría de los casos son preguntas y vidas revueltas o, mejor dicho, removidas. Tras finalizar su lectura la imagen de esa bolsa mecida por el viento durante horas que protagoniza una escena inolvidable de la película American Beauty se aparece. Como invocada.
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