Dieta inversa: analizamos el régimen que promete evitar el efecto rebote tras adelgazar para saber si funciona
Si hasta Kim Kardashian (o al menos su entrenador personal) le ha dado su beneplácito a la dieta inversa, por algo será. Y es que tras hacer el supremo esfuerzo de perder peso llega la hora de mantener los buenos resultados obtenidos. Y no es una tarea sencilla, porque cuando ya estamos satisfechas con la cifra que marca la báscula tendemos a subestimar el poder de esas escasas calorías de más que empezamos a consumir animadas por la idea de que no es para tanto. Y sí lo es: el efecto rebote está casi garantizado en la mayoría de las dietas que hacen perder peso de forma rápida y, en realidad, en todas aquellas que no suponen una reeducación alimentaria. Por eso es importante cuidarse tanto después de perder peso y tener un plan nutricional para los meses posteriores a esa pérdida. ¿Es la dieta inversa que llega de Estados Unidos la solución?
Qué es la dieta inversa y cómo funciona
La reverse diet se recomienda para personas que han perdido peso siguiendo un régimen basado en la restricción de calorías (consumiendo 1200 calorías diarias como máximo) durante 12 semanas (restringir las calorías más de ese tiempo es peligroso). Este tipo de restricción calórica produce una pérdida de peso casi garantizada y acelerada, pero también es una de las formas de adelgazar que no solo vapulea nuestras emociones sino que más provoca el efecto yoyó: si te despistas, en un tiempo récord no solo consigues ganar el peso perdido, sino que puedes añadirle un par de kilos de propina.
Para evitar que esto suceda los seguidores de la dieta inversa abogan por ir aumentando de forma progresiva la ingesta diaria de calorías hasta llegar a una cantidad normal en vez de pasar de un día para otro a comer “normal”. El ideal es que se aumente la ingesta de calorías un máximo de 100 calorías semanales (y un mínimo de 50) y que el proceso de aumento de calorías se alargue ¡hasta 10 semanas!
¿Qué dicen los expertos en nutrición sobre la dieta inversa?
Pues si consideramos al entrenador de Kim Kardashian como un experto en la materia no debemos dudar de las bondades de este sistema: la dieta inversa funciona y evita el efecto rebote. Pero si vamos a fuentes más científicas, en realidad, la cosa no está tan clara. Hay pocos o ningún estudio serio que analice esta incorporación gradual de calorías a la ingesta diaria en personas que han seguido dietas restrictivas y han perdido peso. Lo que sí está comprobado es que adelgazar a fuerza de comer pocas calorías tiene un efecto rebote casi garantizado.
Investigaciones de la Universidad de Colorado apuntan a que las personas que adelgazan siguiendo una dieta restrictiva en calorías (comían 800 diarias) tenían más dificultades tras perder 10 kilos para controlar valores como la sensación de saciedad y de apetito si se les comparaba con pacientes que se sometieron a una intervención de bypass gástrico para adelgazar. Parece que por su propia naturaleza este tipo de regímenes bajos en calorías hacen que tras la pérdida de peso las ganas de comer se multipliquen porque las hormonas que controlan la sensación de hambre llegan con más ganas de trabajar que nunca.
En este contexto parece tener sentido que intentemos controlar la ingesta de calorías postdieta y las incorporemos poco a poco hasta llegar a una ingesta normal… ¿o no? Pues para los expertos en nutrición, no es así. De hecho, su recomendación es que salvo en casos médicos muy concretos nunca sigamos dietas restrictivas en calorías, por lo que no es que no funcione la dieta inversa, es que ni siquiera deberíamos plantearnos empezar la dieta inicial que nos llevó a cuestionarnos si nuestras hormonas alteradas nos van a regalar un efecto rebote.
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