El solitario futuro para Ivanka Trump y Jared Kushner post-Casa Blanca: Cualquiera con un mínimo de respeto por sí mismo se alejará de ellos
Algo comenzó a porpagarse durante el verano cuando Donald Trump convirtió el césped de la Casa Blanca en el emplazamiento para el evento final de la Convención Nacional Republicana, lo que potencialmente supone una violación de la Ley Hatch (que restringe la actividad política de los empleados públicos federales, estatales y locales). No hubo brote de COVID-19 entonces, eso vendría más tarde, en otra celebración de la Casa Blanca con escasas mascarillas y una confianza equivocada en los test rápidos. Lo que circuló, en intercambios de mensajes de texto desde los Hamptons hasta Hollywood, fue una fracción de segundo de un vídeo tomado mientras las cámaras fotografiaban a la multitud. En él, los espectadores vieron a amigos de Ivanka Trump y Jared Kushner, incluidos la empresaria Wendi Deng Murdoch y el coleccionista de arte Tico Mugrabi. Murdoch, amiga cercana de la pareja desde hace mucho tiempo y exesposa del magnate Rupert Murdoch, lucía un vestido de flores rojo y blanco y una mascarilla roja con el lema "MAGA" (Make America Great Again).
Hasta entonces, ese pequeño grupo de amigos de la hija y del yerno del presidente había mostrado su apoyo mayoritariamente en privado. El otoño pasado, por ejemplo, Jared e Ivanka ejercieron de anfitriones de Murdoch y Mugrabi; el heredero petrolero Mikey Hess y su pareja, la diseñadora de moda Misha Nonoo; Aryeh Bourkoff, fundador de LionTree; los hermanos Trump, y Josh Kushner sin su esposa, la supermodelo y empresaria Karlie Kloss, en Camp David para festejar su décimo aniversario de bodas. Los detalles sobre la celebración se filtraron a la prensa, pero la lista de invitados permaneció oculta, al menos al público. Sí se compartió dentro de sus círculos sociales, y algunos ridiculizaron en la intimidad a quienes habían decidido acudir, según varias personas que tuvieron acceso a las conversaciones. Karlie Kloss, que no asistió, se salvó. "Karlie es la anti-Ivanka", explica un examigo. "Independiente, hecha a sí misma, de belleza natural y verdaderamente auténtica". Semanas antes, cuando la pareja viajó a Roma para la boda de Hess y Nonoo y los paparazzi estaban al acecho, los invitados se escabulleron para no ser fotografiados con ellos, según revelan estas fuentes.
Aquellos que sí aparecieron en la foto, como ha señalado una persona, sriven como una especie de ejemplo de lo que le espera a la pareja ahora que todos los ojos están puestos en su vida después de la Casa Blanca. Entre el grupo social al que Jared e Ivanka preferirían unirse —con el que se codeaban a bordo de los yates anclados en el Adriático y en la alfombra de la Gala del MET— existe la impresión de que hay que buscar a su alrededor una persona, si es que la hay, que celebre su regreso. Un artículo que especula que Ivanka intentaría volver a entrar en la escena artística de Nueva York se ha compartido en su círculo social y ha terminado en mi bandeja de entrada una docena de veces. (Por si sirve de algo, las personas familiarizadas con la colección de arte de la primera hija se refirieron a ella como "poco impresionante antes del COVID-19", pero, después del COVID-19, "prácticamente imposible de vender").
La amplia gama de respuestas que he recopilado durante la última semana arroja una conclusión clave: el matrimonio será aceptado, ya sea en Nueva York o en Palm Beach, por una combinación de parejas de la alta sociedad periférica y republicanos auténticos, pero no por el grupo de personas al que les gustaría pertenecer, y no sin consecuencias sociales para aquellos que elijan ser amigos de ‘Jivanka’.
“A su regreso serán bienvenidos por personas que saben que los Trump se acercarán todo lo que puedan al poder”, me dice un antiguo amigo. "Pero todos los que se respeten a sí mismos, tengan una carrera profesional, valores éticos, respeto por la democracia o que no quieran que sus amigos los avergüencen tanto en público como en privado, se mantendrán alejados". Como explica otro antiguo conocido, "probablemente serán recibidos por empresarios inmobiliarios y ese grupo de familias del Upper East Side y Palm Beach que leen sobre sí mismas en la revista Quest –especializada en la alta sociedad neoyorquina– pero no le importan a nadie".
“Siempre habrá cenas privadas a las que puedan asistir, pero serán el entretenimiento de la velada”, continúa esta persona. "Ivanka no es la princesa Margarita y Jared no es el duque de Windsor que divierten a los invitados con sus graciosas anécdotas. Nadie quiere oír hablar de los pasteles de Sarah Huckabee (exsecretaria de Prensa de Trump) o de las camisas de Steve Bannon (exasesor de Trump)".
También se avecina la cuestión de la escuela para sus tres hijos. Según varias personas familiarizadas con la situación, a principios de este otoño, los hijos de Jared e Ivanka abandonaron el colegio judío al que habían asistido desde que se mudaron a D.C. Existen diversas opiniones sobre lo que sucedió. Algunos padres dicen que es porque los Trump-Kushner no se estaban tomando las medidads de seguridad ante el COVID-19 lo suficientemente en serio. (Dado que ha habido eventos de gran difusión en la Casa Blanca, la preocupación es comprensible). Otros dicen que la familia quería llevar a sus hijos a una escuela sin clases en remoto. Independientemente de si regresan a Nueva York o a Nueva Jersey o Florida, es probable que las reacciones de los padres del colegio sean mixtas. "Personalmente, no puedo imaginarlos volviendo a la escuela [en Nueva York o Nueva Jersey], pero hay personas en esas comunidades a las que les encantaría", me dice un padre con niños en su antiguo entorno. "Sé que hay ciertos bolsillos a los que les agradaría". Otra madre de su antiguo círculo en Nueva York y Nueva Jersey añade: “Desde una perspectiva israelí y financiera, algunos padres apoyan a Trump. Y quieren estar cerca del poder y de la riqueza extrema". Otra madre de una escuela judía de Nueva York dice que el tema de los viajes sería una gran preocupación, ya que Ivanka ha saltado de un evento de campaña a otro en un estado tras otro, y Kushner ha estado viajando al lado de su suegro. "No creo que pueda enviar a sus hijos a la escuela si alguien en su hogar ha estado fuera del área triestatal", afirma.
Lo que nos lleva a plantear la pregunta de a qué se dedicarán profesionalmente Ivanka y Jared en enero. ¿Seguirán haciendo campaña por los republicanos? ¿Estarán de ida y vuelta a Washington? ¿Querrán simplemente tomar el sol en Mar-a-Lago o en Tel Aviv? La pareja ha cambiado notablemente desde que se fue de Nueva York a Washington hace casi cuatro años. Ivanka, en el escenario de la Convención Nacional Republicana, presentando a su padre como lo había hecho cuatro años antes, mostraba una versión más endurecida y severa. No era la llamada influencia moderadora que tanta gente había querido que fuera, aunque ese nunca fue su plan. Había sido criticada públicamente por el mundo que dejó atrás (y rechazada por líderes mundiales que la ignoraron sin reparos), por lo que ya no había razón para atenderlos. Ella, al igual que su padre, había sido aclamada por multitudes en los eventos en los que habló. Esas personas con sombreros rojos que hacen cola para verla —y, sin duda, hay muchas— son ahora su gente. Ella ya no era la liberal que discrepaba en privado de su padre; se habían vuelto uno y lo mismo.
Aún no han hecho planes para el futuro, según una persona cercana a ellos. "Si alguien de la familia elige postularse, tiene un control significativo sobre el Partido Republicano, potencialmente durante muchos, muchos, muchos años", dice esta fuente. Lo mismo ocurre con el resto de su familia, que se ve a sí misma como una persona clave en la dirección del partido, como una especie de hacedores de reyes para lo que está por venir. “Como resultado de trabajar en la Casa Blanca, Jared ha hecho acuerdos de paz y comercio internacional, está en buenos términos con personas de todo el mundo, por lo que las oportunidades son significativas. Puedes imaginar el alcance de sus conexiones”, continúa esta persona, señalando lo que algunos han sospechado desde el principio: que Kushner usó su puesto en la Casa Blanca para asegurarse una vida más cómoda después de la Administración. Además, añade la fuente, el presidente Trump podría regresar en 2024. Entonces, todas estas opciones quedarían descartadas.
Independientemente de dónde se establezcan y de si encuentran aceptación, nunca estarán libres de miradas indiscretas. "La gente será amable con ellos", dijo un antiguo amigo. “Después de todo, somos una sociedad educada. Pero la gente no dudará al día siguiente al decir lo horribles que han sido y lo desubicados que están. En el fondo, la vulgaridad y criminalidad de su padre siempre tendrán demasiado peso".
Artículo publicado en Vanity Fair USA y traducido. Acceda al original aquí.
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