Ha nacido una estrella: descubrimos a Gala Amyach, la hija de Achero Mañas que debuta en el cine
Diez años y un día después, como si de una condena se tratara, Achero Mañas (53) regresa a los cines como director con Un mundo normal. Lo hará el próximo 11 de septiembre (fecha simbólica también donde las haya, debía haberse estrenado en marzo pero la pandemia lo impidió) y con una protagonista muy especial, su propia hija Laura Mañas (25), que usa el nombre artístico de Gala Amyach. La película ha sido presentada este fin de semana en el marco del Festival de Málaga donde padre e hija han asistido junto a Ernesto Alterio y Ruth Díaz, rostros habituales de la gran pantalla que con Magüi Mira y Pau Durá completan el reparto de la película.
En Un mundo normal, Achero aborda la historia de una madre que pide a su hijo que cuando muera tire su cuerpo al mar, algo que al director y guionista le ha sucedido en la vida real. “La petición de mi madre (que sigue viva) y la pérdida de un ser muy querido me dan la vuelta. Escribo como catarsis; desde ahí nace la decisión de rodar una película”, explicaba en una entrevista a El País este fin de semana. Aunque en un principio se tomó la peculiar decisión de su madre a broma, pronto supo que iba en serio y se puso a investigar cómo podría hacerlo llegado el momento “para no ir a la cárcel, entre otras cosas”.
Pese a que el director de El Bola lleva una década sin pisar una alfombra roja para presentar un film con su sello, desde la gestación de su nuevo proyecto tuvo clarísimo que la protagonista sería su hija. Laura Mañas nació el 4 de noviembre de 1994 y su padre, como él mismo contaba hace unos meses en las redes sociales, no pudo estar en su nacimiento porque se encontraba rodando una película como protagonista y “nada para a un actor”. Como estrella de la cinta, han estrechado aún más los lazos paterno-filiales pese al miedo inicial de Achero de que la presión en el set produjera el efecto contrario.
Infancia en Madrid y adolescencia en NY
Nacida en Madrid bajo el nombre de Laura, su pseudónimo artístico hace homenaje a su abuela paterna, Amyach Paredes, a la que admira y quiere profundamente. Nunca se sintió identificada con el nombre Laura y no le gustaba cómo sonaba junto a su apellido en inglés, por lo que decidió cambiárselo.
A los 12 años se marchó con su madre, Elena Arana (que nada tiene que ver con el cine), a Nueva York, ciudad en la que ha residido 13 años. Pese a haber vivido de cerca desde niña el mundo del ‘artisteo’, no siempre tuvo claro que quería ser actriz. Con 13 años se enteró de que había high schools especializados en arte dramático y se sintió atraída por la nueva experiencia.
La admitieron con 14 años en la Professional Performing Arts School, conocida como PPAS, una escuela pública en la zona de Hell’s Kitchen, en Manhattan, por la que han pasado grandes nombres del mundo de la interpretación como Claire Danes o Jesse Eisenberg, y de la música como Alicia Keys y Britney Spears. Y ahí fue donde se enamoró de la interpretación. Al terminar en PPAS hizo un grado en Bellas Artes en el Fashion Institute of Technology, aunque decidió dejarlo al poco tiempo.
Dos años después se formó con Roger Manix en Brooklyn Training Ground durante dos años en la técnica de Meisner, un enfoque de actuación desarrollado por el estadounidense Sanford Meisner que consiste en que el actor ‘salga de su cabeza’ y se comporte instintivamente con el entorno. En 2016 llevó a cabo un seminario en el prestigioso Estudio Corazza de Madrid (centro en el que se formaron actores españoles de la talla de Javier Bardem o Elena Anaya) con Manuel Morón como profesor y también un curso intensivo de verano en la Atlantic Theatre Company en Nueva York. Su papel en Un mundo normal significa su debut en un largometraje, aunque antes ha trabajado en algún cortometraje y en una pequeña obra de teatro en Nueva York.
Ahora, Gala vive a caballo entre Estados Unidos y España y es una apasionada del cine, de la lectura y también le gusta escribir como a su padre. Además, practica Aikido, un arte marcial japonés y en algún momento le gustaría retomar su afición por la pintura, algo que también ha heredado de su padre.
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Familia de artistas y escritores
Bajo el cobijo de su padre, Gala ha hecho su debut por todo lo alto y él mejor que nadie conoce bien el mundo de la interpretación, ya que Achero Mañas nació en el seno de una familia de artistas. Su padre fue el dramaturgo y guionista Alfredo Mañas, autor de una decena de obras teatrales y otros tantos guiones entre los que cabe recordar Fortunata y Jacinta, Bodas de Sangre o Canciones para después de una guerra. Alfredo Mañas, fallecido en 2001, fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro en 1973 y fallecía en enero de 2001.
La madre del actor y director es la actriz Amyach Paredes, más conocida como Paloma Lorena. Criada en La Gomera y más tarde en Tánger y Tetuán, fue en Barcelona donde comenzó a trabajar en el teatro y donde también conoció al que sería su marido, Alfredo Mañas, en los años cincuenta.Juntos se instalaron en Madrid, en un piso en Carabanchel que el padre de Amyach les ayudó a comprar, y en la capital recorrieron teatros él como director y ella como actriz con grandes obras clásicas y otras escritas por Mañas. En su autobiografía Como un relámpago (publicada en 2014), Paloma Lorena explica que de lo que más orgullosa se siente es de haber trabajado a las órdenes de su hijo Achero en Noviembre (2003) y en Todo lo que tú quieras (2010).
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Alfredo y Paloma tuvieron cuatro hijos. Uno de ellos, Rodrigo falleció a causa de las drogas. “Cuando mi hermano Rodrigo murió por su adicción a la heroína, el mismo día de su incineración un coche de producción me recogía en el cementerio para rodar un capítulo de Una hija más, porque NADA para a un ACTOR”, explicaba con crudeza en el mismo post Achero. El joven Achero vivió rodeado de un ambiente cercano al mundo del teatro y el arte y tras cursar Bachillerato en el colegio Arcángel, estuvo tres años en la Escuela de Artes y Oficios en la céntrica calle La Palma. Ya siendo adolescente comienza a participar en algunas obras de teatro y en pequeños papeles en el cine y con 18 años, en 1984, gracias a una beca concedida a su madre, se marcha junto a su familia a Nueva York.
En la ciudad de los rascacielos, Achero estudia en la escuela Real Stage y se forma con profesores de la talla de Patrick Brackford y Madeleine Sherwood, que marcan su manera de ver la interpretación y la dirección de actores. En su regreso a Madrid, se mete de lleno en el mundo del cine, el teatro y la televisión y trabaja a las órdenes de directores como Manuel Gutiérrez Aragón, Ridley Scott o Carlos Saura.
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Dejó la interpretación para estar con su hija
Pero la llegada de su hija Gala le hace cambiar su forma de ver su carrera como actor y decide retirarse por un tiempo para dedicarse por completo a su hija y a la escritura. Y así lo hizo. Escribió su primer cortometraje, Metro, en 1995 y con él obtuvo el premio Luis Buñuel de cinematografía y el premio al mejor cortometraje en la Muestra Internacional de Montecatini Terme. Un año después escribe y dirige Cazadores por el que logró el Goya a mejor cortometraje. Su gran éxito llegó con El Bola, el guión de su primer largometraje con Juan José Ballesta como protagonista, que logra llevar a cabo como director y que se estrena en 2000. La crítica y el público le apoyó entonces y ganó cuatro Goyas (mejor película, mejor director novel,mejor guión original y mejor actor novel).
Junto a su hermano Federico escribió Noviembre, película sobre un grupo de teatro independiente que se estrenó en 2002. Poco después regresó a Nueva York y no fue hasta 2010 cuando volvió a dirigir y escribir su tercera cinta, Todo lo que tú quieras, con Juan Diego Botto como protagonista y que fue su último trabajo hasta este año que estrenará Un mundo normal. En esta década ‘desaparecido’, Achero Mañas se ha dedicado a viajar -vivió un tiempo en Barcelona y también en Nueva York– con su familia (tiene otros dos hijos además de Gala), a escribir, a leer y a hacer trabajos para publicidad con los que ha podido dedicarse a lo que realmente ha querido.
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