Imperios perdidos

“Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también” (Milan Kundera)

No estoy segura de si con los años uno aprende a tomarse menos en serio a sí mismo, a los sentimientos propios, pero debería. Lo que hoy nos atormenta será un vago recuerdo en un año, o menos aún, incluso.

Aceptar la idea de que todo es transitorio, que tu mundo puede parecer siempre el mismo, inmutable, y un día por el detalle más simple se da la vuelta, todo se pone del revés.

Los grandes acontecimientos de la vida (los hijos, las muertes cercanas, los cambios de ciudad o de país, de trabajo) sacuden nuestra aparente tranquilidad, nos desquician, y eso es para lo que estamos preparados, lo asumimos… más o menos.

Pero a veces la chispa que desata el incendio es una tontería, una bobada: un nuevo compañero de trabajo, alguien que alquila el piso junto al tuyo, un antiguo amigo que te cruzas por la calle después de años, la obligación -por salud- de acudir a un gimnasio a hacer ejercicio. Pequeños detalles que trastocan la rutina. Tu pequeño y cerrado universo se amplía, comienzas a hacer cosas nuevas con gente nueva. Y es posible -más que posible- que todas estas novedades se presenten fuera de tu relación de pareja, y comiences a distanciarte. Sin darte cuenta, regresáis a las repúblicas TÚ y YO, cuando antes erais el imperio NOSOTROS.

Las rupturas más dolorosas de mi vida nunca han sido por una infidelidad o porque nos llevábamos fatal. Lo que más me ha dolido, siempre, ha sido darme cuenta de que ya no amaba o cuando me han dicho que ya no me amaban. Ese “imperio” que mencionaba Kundera, perdido, desvanecido, disuelto como un azucarillo en el agua.

Pero hasta ese dolor tan profundo es un vago recuerdo al cabo de un tiempo. Nadie se muere de amor. Somos seres muy volátiles.

pd (La cita es de La insoportable levedad del ser. Ay, ESE TÍTULO, pedante y certero a partes iguales. El libro no soportaría una revisión en la era del #metoo -su autor ha sido tachado de misógino y androcéntrico-, pero en 1984 vendió millones de copias)

pd2 (Hicieron una película basada en él en 1988. Las cuestiones filosóficas y existencialistas que se desarrollaban en el libro, si aparecen en la peli es por pura casualidad, ya que el meollo, el gancho, era el trío amoroso-erótico-desquiciado que componían Daniel Day-Lewis, Juliette Binoche y Lena Olin. La de pelis de los 80’s que estaban centradas en el follisqueo. Follisqueo elegante, bien sûr)

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