In\u00e9s Ballester echa la vista atr\u00e1s y recuerda ‘Sabor a verano’: \
Aprovechando la llegada del verano, hacemos un repaso a aquellos programas que nos alegraron las vacaciones de la mano de sus protagonistas. Inés Ballester, presentadora de Está pasando (Telemadrid), es una de ellas. La valenciana, que ha sufrido el coronavirus en sus propias carnes, retrocede hasta 1999, fecha en que presentó el programa Sabor a verano en Antena 3, junto a Liborio García. Se trataba de la versión estival de Sabor a ti, que en invierno presentaba Ana Rosa Quintana. Y no fue su único ‘hit’ veraniego, también presentó La mañana de verano en 2014.
¿Qué programa veraniego recuerdas con más cariño?
Tal vez La mañana de verano, el programa con el que volví a TVE en 2014. Estuvimos cinco semanas en Canarias, fue muy divertido, salimos a las playas y formamos un equipo estupendo. También recuerdo con cariño el programa Sabor a verano, en Antena 3, con Liborio García; salíamos mucho y nos lo pasamos muy bien. ¡Eramos jóvenes (fue en 1999) y muy gamberros! (risas).
¿De qué profesional con el que has trabajado guardas el mejor recuerdo?
La verdad es que me llevo muy bien y sigo manteniendo buenas relaciones con todos. Con Liborio (García) quedo de vez en cuando, nos escribimos todas las semanas. Con Jota (Abril) también; ayer mismo le llamé porque ha vuelto a Espejo Público. Con Vidal (José Luis), que estuvo conmigo el año pasado en Está pasando también, igual que con Altable (Ricardo), con el que trabajé en TreceTV… Mis novios siempre han sido del medio (televisivo) y mis amigos también (risas). Y eso que es difícil porque presentar a medias es complicado. Suelen crearse muchas susceptibilidades, pero yo nunca he tenido problemas.
¿Por qué resultan tan frescos los programas de verano?
Por lo general contamos con menos equipo y eso resulta más fácil ‘hacer piña’. Además, en verano se tratan temas con menos enjundia, más de entretenimiento, más ligeros. Yo empecé a tratar temas de corazón en Sabor de verano, allí fue la primera vez que conocí a Belén Esteban o vi por primera vez a Paco Porras, el vidente de las verduras.
¿Qué programas o series veraniegas recuerdas de cuando eras jovencita?
Yo era muy peliculera. Y de series españolas recuerdo a mucha gente que luego pasó por el programa que hacía en la televisión valenciana, Te’n recordes. Los actores de Verano azul, Crónicas de un pueblo… También recuerdo el programa Reina por un día… Luego vino la época de la Universidad y en la casa que compartía teníamos una tele en blanco y negro, que indicaba que la tele no nos interesaba demasiado, porque escuchábamos más la radio.
¿Dónde pasabas las vacaciones?
De pequeña pasaba el verano en casa de mi abuela, en un pueblo cercano a Valencia, donde nos juntábamos doce primos. No recuerdo ver mucha tele entonces, pero en cambio me acuerdo perfectamente de la llegada del hombre a la luna.
Ahora presentas Está pasando en Telemadrid. ¿Qué supone en tu carrera, más allá de recuperar el pulso de la calle, tocar temas de utilidad práctica y de contenido social y debatir sobre temas de actualidad?
Es el directo puro y duro, que es lo que más me gusta. En algunos momentos soy muy competitiva y me gusta conseguir el primer testimonio, así que tener la capacidad de salir a la calle de manera rápida es algo que se agradece mucho. Al tiempo mantengo la mesa de debate con muchas de las mujeres con las que trabajé en el programa Amigas y conocidas. Nos conocemos tanto que ya saben lo que funciona, qué hacer cuando les hago un guiño…
A tu vuelta, después de la pandemia del coronavirus, te hemos visto emocionarte en varias ocasiones…
Sí, ha sido muy emocionante para todos. Encontrarnos de nuevo después de lo que hemos pasado ha sido muy reconfortante, muy alegre y muy emotivo.
¿’Está pasando’ es un programa que sabe escuchar?
Sí. Y eso que curiosamente nuestro público es mayoritariamente masculino. Seguramente porque emitimos justo después del western, pero luego los hombres se quedan y las mujeres se incorporan más tarde. Creo que es el único magazine del mundo donde hay más hombres que mujeres.
La tarde televisiva es cada vez más complicada de hacer y más competitiva…
Sí. Es muy difícil. No estamos compitiendo con un concurso sino con otros magazines. Sálvame sin ir más lejos, este año ha llegado a límites de audiencia increíbles. Está haciendo su verano. También competimos con series en otras cadenas.
Tienes nuevo compañero de plató, Alberto Herrera (Más vale tarde en La Sexta, Espejo Público en Antena 3, El buscador y De buena ley en Telecinco o Más gente de TVE)
Alberto es maravilloso. Tiene experiencia, presenta muy bien, con seguridad, no es pretencioso… Es muy difícil encontrar una persona que no quiera destacar desde el primer día, pero que acaba destacando porque se prepara los temas a conciencia y aporta mucho al equipo. Por mi parte, cuando trabajo con gente que sabe lo que hace, me confío y me relajo. Además, el carácter de Alberto y su trato es maravilloso.
Acabas de introducir nuevos colaboradores….
A los colaboradores habituales como Rosa Villacastín, Isabel San Sebastián, Beatriz Cortázar o Cristina Almeida, se han sumado María Manjavacas, la periodista de la Ser que habla de Familia Real, Luz Sánchez Mellado, Maite Nieto, Mabel Lozano… En el programa estamos introduciendo cambios continuamente porque la única medida de regular como lo estamos haciendo son las audiencias.
¿Cuándo te vas de vacaciones?
Este año sólo me voy una semanita en agosto, a Asturias, a la playa. Como hemos estado parados tres meses por el coronavirus, lo lógico es que sigamos en verano, pero mi intención es hacer en julio alguna que otra escapada a la playa de fin de semana. Seguramente a Valencia. Mi marido y yo siempre hemos hecho un viajecito fuera de España, pero este verano no es año de viajes al extranjero.
¿Necesitas esas vacaciones más que otros años, sobre todo después de pasar tres semanas ingresada por el coronavirus?
Lo que de verdad necesitaba era trabajar, normalizar mi vida, ver a mis amigas… Y tener la cabeza en otro sitio, sin darle vueltas continuamente al coronavirus.
¿Es cierto que lo has pasado peor con el Covid-19 que cuando sufriste cáncer? ¡Hasta llegaste a pensar en tu muerte y en tu funeral…!
Eso es una broma que hice porque me enviaban mensajes como «estamos todos rezando por ti». Y yo pensé: «a ver si me estoy muriendo y no soy consciente ni me lo quiere decir nadie». Lo peor que me ha pasado durante este virus ha sido la soledad. Con el cáncer sabes que te puedes morir, pero no sentí dolor ni soledad. Han sido momentos muy duros en todos los sentidos. De dolor físico, de soledad, de depresión, de miedo… En realidad, lo que quería era irme del hospital. Mi chico me había dicho que nos íbamos a un viaje estupendo cuando saliese y yo me lo creí (risas). Y cuando salí y vi la calle desierta, ni un solo coche, ese silencio en Madrid… aluciné. Me impresionó mucho.
Te emocionaste el día que hablaste con el equipo sanitario que te atendió en el hospital de La Zarzuela de Madrid…
Me lo hicieron a traición. Ya le he dicho a la directora que no me gustan esas sorpresas. Tenía la sensación de que había sido muy mala paciente, porque me enfadaba mucho. Pero los sanitarios me dijeron que eso era bastante normal cuando estás ingresada, porque el coronavirus es una enfermedad rara que tiene picos; a veces estás muy bien y de repente te encuentras fatal.
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Al principio no querías hablar del tema y después cambiaste de opinión. ¿Por qué ese cambio?
Soy amiga de Luz Sánchez Mellado y un día me dijo que alguien que había padecido el coronavirus debería contarlo desde dentro, para que la gente tomara conciencia de que esta enfermedad es muy grave. No es una gripe ni una tontería. Y le hice caso. Antes, cuando tuve cáncer fue justo lo contrario. Mi oncóloga me dijo que debería salir y dar la cara, con pañuelo o sin él, para que la gente vea que se puede seguir trabajando y siendo feliz. Que tenía que dar ejemplo. Y también le hice caso. Pero para mí, una cosa y otra son temas pasados y no quiero seguir hablando de enfermedades todo el tiempo.
¿Has descubierto algo positivo en estos días?
Me cuesta encontrar algo positivo, la verdad. Aparte de constatar la cantidad de amigos que me quieren. He recibido mensajes preciosos, muy bonitos. Un día me puse a leerlos todos y no paraba de llorar. Pero bueno, prefiero pasar página porque la vida no se acaba ahí.
¿Cómo han vivido la situación tu marido y tu hijo?
Mi hijo bien y desde Barcelona, donde vive y Juan, mi marido, se puso enfermo al tiempo que yo, pero a él no le afectó y le enviaron a casa mientras yo me quedé en el hospital.
Creo que eres abuela consorte, o sea de los hijos de tu marido. ¿Eso pesa?
Yo no me siento abuela. Los niños me llaman abuela, pero riéndose. Y yo les contesto: «yo no soy tu abuela. Tú tienes dos abuelas ya y nadie tiene tres». Se lo explico muy didácticamente (risas). Saco lo bueno de las nietas de mi marido, las achucho, las visto, las pinto, me las bajo a la calle todas pintarrajeadas y me lo paso muy bien. Pero nada más (risas). Yo no me siento abuela.
¿Qué perspectivas de futuro vislumbras en general y en la profesión periodística, cada día más denostada?
Estamos viviendo un momento difícil. En la tele, igual que en la prensa escrita, la publicidad ha bajado una barbaridad y los presupuestos han tenido que ajustarse. Curiosamente, ha subido mucho el consumo de televisión en estos tiempos de confinamiento porque en momentos de crisis el público busca más evasión.
¿Hay vida más allá del reality en la televisión generalista?
Claro que sí. Yo soy optimista y veo además que todo vuelve a la normalidad poco a poco. Ya han vuelto los rodajes de series y películas en Canarias, en País Vasco… Las plataformas ayudan mucho al sector del entretenimiento… Otra cosa bien distinta son los informativos.
Han abierto las puertas del Real en Madrid después de la pandemia. ¿Te hace ilusión tú que eres aficionada a la ópera?
Sí, pero todo es raro y muy distinto a la ópera que conocemos. De todas formas, se empieza por algo y es una alegría.
¿Crees que los españoles somos más solidarios ahora?
Se supone que sí, pero ayer mismo vi a voluntarios de Cruz Roja que decían que las despensas solidarias se están quedando vacías y la gente sigue teniendo hambre. Esto continúa y no debemos olvidarlo.
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