La fascinante vida de Inés, hija de Miguel Marinero: mientras su padre vestía a la alta sociedad, su madre maquillaba a las hermanas del rey de Marruecos

Los lunes, en clase de Inglés, tenía que explicar qué había hecho el fin de semana. Yo pensaba: ‘¿Cómo digo ahora que José Coronado ha estado cenando en mi casa? ¿O que mis padres están de viaje con la familia real de Marruecos? ¡Se van a pensar que me invento las cosas!”, me confiesa entre risas Inés Marinero Díez (Madrid, 1989) al recordar sus años en el Mater Salvatoris, uno de los colegios más exclusivos y conservadores de la capital. “Mis amigas, por su parte, contaban que se iban de montería. La verdad es que, a veces, me sentía fuera de lugar porque mi familia no era nada convencional”, reflexiona ante una humeante taza de té verde. Aunque se formó en un centro frecuentado por los cachorros de la élite financiera, esta joven de pelo ensortijado y blanquísima sonrisa proviene de una saga de artistas.

Su padre es Miguel Marinero, el peletero más famoso de España junto a Elena Benarroch. Tras haber diseñado para El Corte Inglés y otras marcas, lanzó su propia firma en 1983. Sus creaciones cautivaron tanto a las grandes damas de sociedad como a la nueva progresía. Entre sus clientas, desde la condesa de Montarco hasta la actriz Gina Lollobrigida. Además, probó suerte como empresario al montar una agencia de modelos con el actor José Coronado. “Era amigo de mis padres. De hecho, su hijo se llama Nicolás por mi hermano”, desliza Inés con cierta timidez.

Su madre cuenta con una sólida carrera en el mundo de la cultura. Inés Díez, ya jubilada y premiada en 2005 por la Academia de Televisión, fue una de las primeras caracterizadoras de TVE: combinó su trabajo en producciones y programas con el de maquilladora ocasional de Lalla Hasna, Lalla Asma y Lalla Meryem, las hermanas del rey Mohamed VI de Marruecos, a las que conoció gracias al relaciones públicas Jean-Louis Mathieu, íntimo del monarca alauí. “Una vez, mis padres me llamaron para decirme que se retrasaban unos días. La familia real los había bajado del avión para organizarles una fiesta con mariachis porque se enteraron de que a mi madre le gustaban”, continúa.

Inés, actual directora de desarrollo de negocio de la marca paterna, es la pequeña de los tres hijos del matrimonio. Gabriel, el mayor, es músico, productor y regenta G.M.D., un estudio de grabación en Madrid. Nicolás, el mediano, se formó como diseñador en las mejores escuelas de Londres y Milán y es el actual director creativo de Miguel Marinero. “Nací cuando mis padres ya tenían 40 años. De pequeña me llevaban a todos los eventos. Cada día era diferente”, recuerda Inés. Marinero y su esposa han sido dos de los mejores anfitriones de la escena madrileña y a sus cenas acudían desde Massiel hasta la bailaora Manuela Vargas. “Siguen siendo muy marchosos. Tienen mil amigos y la mayoría son más jóvenes que ellos”, asegura su hija.

La sesión se realiza en el Café Comercial de la capital tras conseguir arañar a Inés unas horas de su apretada agenda ante el inminente desfile de su marca en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid este mes.

Detallista “y un tanto mandona”, según confiesa, ha traído pastas de té para el equipo. Es su primer reportaje, pero posa con naturalidad ante la cámara. Una frescura que también ha trasladado al taller de su padre. En 2013, cuando entró en la compañía, se propuso reeditar los éxitos de su progenitor, pero adaptándose a los nuevos tiempos.

Desde 2018, en el atelier de Marinero se elaboran cada año tres colecciones de prêt-à-porter enfocadas en el textil —además de las pieles— y se diseñan vestidos de novia. “Una de las primeras clientas que nos contactaron para su gran día fue mi amiga Leticia Canut, sobrina de Nacho Canut, de Fangoria. ¡No nos perdemos ningún concierto de su tío!”, desvela. Entre otras ideas, Inés ha reforzado la parte digital del negocio y ha revitalizado el target de la firma. Ahora, lucen sus creaciones jóvenes con estilo, como la empresaria Andrea Pascual, o modelos internacionales, como Kate Moss y Gigi Hadid. Eso sí, sigue cautivando a veteranas como Isabel Preysler.


A diferencia de la vocación bohemia de su familia, Inés se decantó por la economía. “En casa siempre me han dado libertad, pero a mí me seducían las matemáticas. Yo me veía en el top de las finanzas”, relata. Y así fue como esta joven atrapada entre el conservadurismo que respiraba en clase y la bohemia que veía en casa recaló en CUNEF para estudiar Administración y Dirección de Empresas. De personalidad inquieta, antes de decantarse por la moda montó un catering y una plataforma de apoyo a nuevos diseñadores llamada Abreviado. Ahora, quiere lanzar una línea de decoración.

Aunque su trayectoria profesional ha sido azarosa, en lo sentimental lo tiene claro. Desde 2011, sale con Santiago de Llanza, empresario e hijo de Alicia Daurella, prima y socia de Sol Daurella, presidenta de Cobega, la embotelladora de Coca-Cola en España, e íntima de la infanta Elena. A pesar de que no quiere profundizar en la relación de su familia política con la realeza, comparte un sueño: “Vestir a la reina Letizia”.


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