La nuera de Donald Trump aspira a convertirse en su única y auténtica heredera política
El todavía presidente de Estados Unidos Donald Trump se queda cada vez más solo tras el asalto al Capitolio del 6 de enero. Sus irresponsabilidades van a tener consecuencias: si sigue adelante el impeachment o las medidas que los demócartas pretenden tomar contra él, podría acabar vetado para la presidencia de su país en próximas elecciones. La supuesta preparación de Ivanka como futura candidata presidencial en 2024 también queda en suspenso sine die. Pero hay alguien de su familia que no solo no va a frenar sus ambiciones políticas, sino que pod´ia salir reforzada con todo esto: Lara Trump, su nuera.
Casada con su hijo Eric, Lara supera al todavía presidente en teorías conspirativas, acusaciones infundadas e ideas extremas. Defiende la incorrección política, los exabruptos en las redes sociales y la crítica antifeminista que caló en buena parte del electorado femenino en 2016. Y tras cuatro años formando parte de la familia presidencial, Lara ha decidido abrazar una carera política y ha anunciado su candidatura como senadora por Carolina del Norte en los comicios que se celebrarán 2022. Las encuestas la sitúan por delante del actual senador del estado, Richard Burr.
Quien haya seguido su trayectoria en estos cuatro años, no se extrañará. Lara ha sido una de las mayores defensoras de Donald Trump, apoyando sus campañas y sus políticas. Y ahora quiere pasar a la primera línea, mientras Ivanka medita si se presenta como candidata presidencial en 2024. Lara posee la excentricidad y la falta de control propias del presidente lo que la convierte en la heredera perfecta de su retórica incendiaria y llena de afirmaciones simplistas y falsas. Lo mismo se inventa frases de Abraham Lincoln que se burla de la ligera tartamudez o la supuesta senilidad de Joe Biden. Cuando los periodistas le preguntan por ello, ella entonces lo niega todo y responde con agresividad. Una estrategia calcada de Trump.
Una mujer con carácter
Deportista aficionada al atletismo, su melena rubia y ondulada y su marcada mandíbula la convierten en el prototipo de las mujeres que gustan a la familia Trump. Su apellido de soltera es Yunaska y nació en una familia de clase media de Wilmington, Carolina del Norte, en 1982. Su padre era constructor de barcos y su madre ama de casa. Su filosofía de triunfadora es impecable. Ha contado que, desde niña, decidió alcanzar todos los sueños que se propusiera. Y estos fueron muchos. Primero se convirtió en amazona, pero prefirió dejarlo en un simple hobby.
Luego se graduó en comunicación en la North Carolina State University y trabajó como becaria en televisión antes de mudarse a Nueva York y hacer un curso de alta repostería en el French Culinary Institute. Luego fundó su propio negocio, Lara Lea Confections, al tiempo que trabajaba como entrenadora personal. En 2012 regresó a la televisión como coordinadora de uno de los informativos de la CBS. Un año más tarde se convirtió en productora asociada.
Muy familiar y solidaria
A Eric Trump, graduado en finanzas en Georgetown y responsable de las nuevas adquisiciones y proyectos de la organización Trump, lo conoció en una cena de amigos comunes. El tardó tres meses en proponerle una cita, pero ella no había perdido la paciencia. Cinco años después celebraron una boda por todo lo alto, en Mar-a-Lago, la mansión de Florida de Trump. La familia vive en Westchester, Nueva York. Poco después nacieron su hijo Eric y, en 2017, Carolina. En su cuenta de internet aparecen estampas de la familia, ejemplo de armonía y calor maternal. En las fotos también se ve a sus dos perros, dos beagles adoptados, Charlie y Ben. Ella siempre insiste en su pasión por los animales y ha creado una fundación para defenderlos.
Unirse a la familia Trump cambio de nuevo su trayectoria profesional. En 2015 se convirtió en asesora senior de la agencia de marketing que ha asesorado a Donald Trump en sus dos campañas electorales. Su complicidad con el magnate convertido en presidente es total. Lo describe como a un gran amante de su familia, al que le encantan las largas sobremesas en familia y contar cuentos, con gran sentido del humor y una enorme lealtad y un buen corazón. “Me siento muy afortunada de tenerle como suegro”, asegura. Por supuesto, ella y Eric se han fotografiado junto a él en el despacho Oval de la Casa Blanca.
Su papel en la campaña de Donald Trump
Empezó a aparecer en los mítines y alabar a Trump en público con frases como esta. Se convirtió en una figura muy valiosa y ella se ha esforzado todo lo que ha podido por alcanzar una posición privilegiada en el entorno de Trump. Ha coordinado eventos sobre empoderamiento femenino, se ha ocupado de campañas para recaudar fondos y presenta un webcast semanal dedicado a alabar todo lo posible al presidente.
Ha sido una gran aliada en la difusión de las acusaciones sin base sobre las elecciones falsas, con el argumento de que en los mítines de Trump había más gente que en los de Biden. Pero ella y Erica han tenido que enfrentarse a más de una polémica, sin embargo: desvío de fondos de la fundación de Eric Trump a la campaña de su padre, o fotos de Eric posando con elefantes y leopardos muertos, a pesar de su supuesto amor por los animales.
Con su decisión, Lara abre una carrera política que deja claro que Trump, o al menos su filosofía, tienen un largo recorrido todavía.
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