Los beneficios que demuestran por qué los pistachos son un gran aliado para tu salud

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Los pistachos pueden formar parte de una dieta equilibrada porque ayudan a perder peso, según un estudio publicado por “Nutrients”. Y es que, aunque los frutos secos son menospreciados en la cocina, cuentan con una amplia gama de propiedades alimenticias que les hacen un gran aliado en una dieta sana y equilibrada. Sobre todo por su capacidad saciante que hace que sean un tentempié perfecto o un ingrediente más en nuestra cocina porque son los mejores alimentos ricos en grasa que ayudan a perder peso.

En concreto son muchos los beneficios de los pistachos. Entre ellos, destaca la mejora de la salud cardiaca y el colesterol gracias a su alto contenido en fitoesteroles y su alto poder nutritivo: 30 gramos, proporcionan más del 11 % de la dosis recomendada de proteína diaria y el 10 % de la fibra necesaria para un adulto. Por si esto fuera poco, son ricos en vitamina B1, B6, E, K y ácido fólico. Además, contienen potasio, cobre, hierro, selenio, zinc y favorecen el control de los niveles de azúcar en sangre. La diabetes, una enfermedad que crece irremediablemente.

Por todos estos beneficios, los pistachos son un alimento de lo más saludable, al igual que ocurre con otros frutos secos, siempre y cuando se consuma con moderación. Así que anímate a dejar de verlo como un simple snack para picar y anímate a introducirlo en tu dieta habitual, ¡hay multitud de recetas donde puedes usarlos! Aquí te dejamos un ejemplo que te va a sorprender.

Quiche de pistacho y rúcula

Precio: 1,75 euros. Calorías: 320. Dificultad: media. Tiempo: 40 minutos.

Ingredientes (4 personas): 300 g de harina de trigo, 2 ajos, 2 huevos,2 dl de leche, 1 limón, aceite, 100 g de mantequilla, 80 g de pistachos, 100 g de parmesano, 200 g de rúcula, sal y pimienta, tomates cherry, 2 dl de nata.

Elaboración de la receta

Precalentar el horno a 180º. Poner en un bol la harina, la sal y la mantequilla fría en dados. Con pellizcos, integrar la mantequilla con la harina y la sal y añadir 1,5 dl de agua fría. Mezclar bien, amasar un par de minutos y formar un disco de masa lo más fino posible. Meter en la nevera una hora envuelto con papel film. Sacar de la nevera y forrar con la masa un molde de horno de unos 20 cm de diámetro.

Meter al horno precalentado unos diez minutos hasta que empiece a coger color. Retirar del horno y reservar. En el vaso de la batidora poner la rúcula, el aceite de oliva, el queso parmesano, los pistachos, el ajo y un poco de sal y pimienta. Pasar por la batidora hasta formar un puré.

En un bol mezclar la leche, la nata y los huevos batiendo con varillas. Añadir a continuación el puré de rúcula y mezclar bien. Poner la mezcla resultante sobre el molde y meter al horno hasta que cuaje. Sacar del horno, poner encima unas hojas de rúcula y unos tomates cherry cortados por la mitad, añadir unos pistachos en trozos y servir.

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