Los Javis: "La fama no es capaz de llenar las carencias que tienes"
“Es un veneno cruel y violento que estáis alimentando, que va a hacer que me mate mientras todos seguís ahí mirando”. Con la canción Un veneno, C. Tangana ponía el broche final a la tercera temporada de Paquita Salas y pasaba el relevo a Veneno. La primera ha sido la serie que ha confirmado el éxito de Javier Ambrossi y Javier Calvo y la segunda, la nueva producción de la pareja, cuyo primer episodio se ha estrenado ya en Atresplayer Premium. En ella, los Javis relatan la vida de Cristina Ortiz, La Veneno, la vedette trans que triunfó en la España de los 90 gracias a los programas nocturnos de Pepe Navarro. Para contar su historia, ellos han contado con personas trans en todos los departamento necesarios para la producción: “Es una serie que no podíamos contar sin sus voces ni su ayuda. Necesitábamos su manera de ver el mundo”, asegura Javier Calvo. En la serie, basada en la biografía “¡Digo! Ni puta ni santa”, escrita por la periodista Valeria Vega, tres actrices trans interpretan a la protagonista en diferentes etapas de su vida: la cantante Jedet, Daniela Santiego a Isabel Torres.
Pero regresemos un momento al tema de C. Tangana, que reflexiona acerca de la fama. Es imposible no preguntarse cómo dos jóvenes convertidos en iconos de su generación se enfrentan al torbellino mediático en el que están sumidos. Paquita Salas es una serie venerada por los millennials; La llamada ha logrado que la libertad y el primer amor llenen los teatros a ritmo de Whitney Houston desde hace siete años; y Operación Triunfo los transformó en la pareja más famosa de la parrilla televisiva. Su casa, convertida en el the place to be para los amantes de la noche, acrecentó la leyenda de que eran dos genios que devoraban amaneceres. “Hay profesionales de la fiesta a los que no llego ni a la suela de los zapatos. Jamás salgo más de un día a la semana y, con la edad, las resacas me duran tres días –aclara Calvo–. Además, en la época de Operación Triunfo el telefonillo no paraba de sonar y teníamos fotógrafos en la puerta”. El problema de los paparazzi se resolvió “en cuanto vieron que nuestra vida es un coñazo”, y ahora el telefonillo, en lugar de sonar, emite una luz que avisa cuando alguien llama. Pese a todo, el día en que se hace esta entrevista están visiblemente cansados, tras 52 jornadas de rodaje sin un día de descanso [se suspendió días después, por el estado de alarma].
Estoy en bucle desde hace tres años, pensando que hay gente detrás del espejo con una cámara».
Javier ambrossi
Uno de los debates que plantea su nueva serie es si la fama fue la oportunidad de la vida de La Veneno o solo un caramelo envenenado. “Parece que la fama te llena, pero es falso –dice Calvo–. En realidad, la fama no es capaz de llenar las carencias afectivas que tienes de raíz. El problema es que puede hacerte creer que es capaz de hacerlo”. Ambrossi prosigue: “La fama pone una lupa en todo y te obliga a mirarte muchísimo a ti mismo. Creo que a toda la gente que ha experimentado un boom de fama se le ha ido un pelín”. Y entre esa gente, inevitablemente, están ellos mismos. “Yo siento que se me ha ido un poquito. Sé que se me fue. Hablo de la tuerca, que giró más de la cuenta y no va a volver”, dice Javier Ambrossi. Calvo, gracias a Física o Química, la conoció mucho antes: “Me pasó a los 16 años y he aprendido a vivir con ella. Aunque el segundo golpe ha sido más difícil, porque ya existía Twitter…”.
De repente, el fantasma de la popularidad invade la habitación. “Si al estrés le sumas la fama, el resultado es que, inevitablemente, se te va. Yo ya he entrado en un bucle y sé que tendré que irme un año a descansar a la playa. Recuerdo el día en el que, estando en Operación Triunfo, pensé: “Estoy metido en un sitio donde me están grabando”. Me vi desde fuera y mi mente dio un giro. Y llevo inmerso en él desde hace tres años, pensando que hay gente detrás del espejo con una cámara –comenta Ambrossi–. Siento que estamos en un trance complicado, que tiene más que ver con el estrés que con la fama. Tenemos poco espacio para la intimidad y estamos todo el día juntos. Tengo la impresión que desde hace cinco años no he tenido mucho espacio para mí”. “Sin embargo, cada vez nos entendemos mejor y hemos aprendido a saber quién tiene razón en según qué temas. Somos grandes socios porque sabemos qué campo se nos da mejor a cada uno”, responde Calvo.
El último año de sus vidas Ambrossi y Calvo lo han dedicado casi íntegramente a La Veneno. “Le hemos dado tantísimo, que a veces puede rozar el sinsentido”, reconoce Ambrossi. Él recuerda que, cuando terminaba Médico de familia, en su casa apagaban la televisión para evitar que viera Esta noche cruzamos el Mississippi, el programa que hizo de Cristina Ortiz una estrella. “La serie comienza con la historia de todos los que desde la cama oíamos algo misterioso que resultó ser una realidad tan necesaria de reivindicar como la transexualidad. Fue la primera vez que se puso cara a la realidad trans en televisión. La Veneno hablaba sin tapujos de la prostitución y se convirtió en abanderada de la franqueza. Ahora, en la era de Twitter, todos tenemos una corrección política exacerbada y un discurso inmaculado. Ella, en cambio, reivindicó el derecho a equivocarse, a ser imperfecto”.
En nuestro trabajo defendemos la visibilidad. Es lo que nos inspira.
javier calvo
“Ser visible y existir era para ella una reivindicación”, cuenta Calvo. “Es muy fuerte la manera en la que ahora se juzga incluso al activismo: hay uno bueno y uno malo –asegura Ambrossi–. Ella simplemente existía, y eso es muy reivindicable ahora. Si dejáramos de mirar lo que dicen los demás de ti, todos seríamos más sinceros”. Calvo, que por edad conoció a La Veneno en Dónde estás corazón, vive la presión de las redes sociales de forma más relajada. “Solo hablo de lo que me interesa, no me quiero meter en jardines innecesarios. Mi opinión está en lo que escribo”, dice reflexivo. “Cuando escribimos es cuando no le tenemos miedo a nada”, explica Ambrossi.
Durante la charla, intentan definir la serie. “En nuestro trabajo siempre defendemos la visibilidad, pero no lo hacemos a propósito, es lo que nos inspira”, aclara Calvo. “Creo que Veneno tiene que ver con La Llamada y con Paquita Salas, porque pretende elevarte y hacerte sentir. No es solo un retrato; pretende ser chispeante y llevarte a un sitio bueno”, asegura Ambrossi. “Es un drama épico con mucho humor”, dice Calvo. “Pero, ¿es un drama? Yo tengo dudas. Creo que todavía no hemos descubierto cuál es el tono exacto”, aclara su pareja. Mientras lo descubren, les queda terminar el rodaje de Veneno, el lanzamiento del libro Paquita Salas: superviviente, su regreso a la tele con Mask singer: adivina quién canta. Y no descartan una esperadísima vuelta de Paquita, que ya ni necesita apellido.
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