#Mujerhoyencasa recomienda: La maravillosa señora Maisel, en Amazon Prime

El equipo de Mujerhoy sigue trabajando desde casa. Estamos viviendo, como todos vosotros, una situación excepcional que nos ha llevado a ingeniárnoslas para que este confinamiento sea lo más llevadero posible. Por eso, a través de #MujerHoyEnCasa, además de ofreceros los consejos de famosos de la cultura, el deporte y la política sobre cómo sobrellevan ellos la cuarentena, desde la redacción de Mujerhoy queremos compartir, cada día, nuestras mejores recomendaciones.

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Mi recomendación. Que levante la mano aquel a quien no le gustaría estar paseando ahora mismo por las calles del elegante Upper West Side de Nueva York de los años 50 y principios de los 60. Piénsalo: ¿no te encantaría recorrer sus calles en una de esas brillantes mañanas de primavera y cruzarte con señoras vestidas con looks en tonos pastel, sombreros y guantes, y con caballeros con traje de raya diplomática y borsalino?

Pues como soñar es gratis y en este momento nos hace tanta falta, os propongo que lo hagáis a través del televisor gracias a La maravillosa señora Maisel, una de las series estrella de Amazon Prime. Porque esta multipremiada producción (tres Globos de Oro y cinco Emmys), creada y dirigida por Amy Sherman-Palladino y Daniel Palladino, lo tiene todo: mucho humor, elevadas dosis de inteligencia, magnífico guion, buen ritmo, deslumbrantes actores, una esplendorosa ambientación, un soberbio vestuario y una banda sonora con canciones inolvidables. Vamos, que puede convertirse en una luz al final del tunel.

¿De qué va? Su protagonista, Midge Maisel (encarnada por la estupenda Rachel Brosnahan), comienza como hija de una familia bien y abnegada esposa de un aspirante a cómico que, de la noche a la mañana, ve cómo su vida perfecta se desmorona. Pero, tras su divorcio, la deslenguada señora Maisel acaba encontrando su verdadera vocación subida al escenario, ante un micrófono, contando su vida (y la de su familia) en clave de humor.

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Durante las tres temporadas que hay disponibles (26 capítulos), veremos cómo aprende a desenvolverse en los clubes de Village gracias a su mánager, la impagable Susie Myerson (Alex Borstein) que no olvida decir su frase “¡¡¡Tetas arriba!!!” antes de cada actuación. Y lo hace a pesar de la oposición de sus padres y de su exmarido. Pero también vemos cómo va creciendo en todos los sentidos: haciendo frente a los prejuicios en un mundo de hombres que dicta cómo debería comportarse, ocupándose de sus hijos cuando puede y luchando al máximo para que su carrera despegue, en una sociedad inmersa en el cambio generacional que supuso la generación Beat.

¿Por qué me encanta? Porque, además de sus chispeantes diálogos, de la gracia de sus protagonistas, del ritmo rápido de sus capítulos y de la historia que cuenta, es una buenísima manera de desengancharse de la actualidad. Una pausa inteligente, amable y elegante que te hace pensar. Me encanta también su ambientación y su magnífico vestuario, obra de la diseñadora Donna Zakowska, que ha cuidado hasta el mínimo detalle. Desde la increíble colección de sombreros de su protagonista  hasta sus vestidos tipo New Look y de noche, sus estolas de piel, sus looks marineros con bailarinas para las vacaciones, sus bañadores de una pieza, sus gafas “cat eye”, sus bolsos de mano… Un vestuario que ocupa un par de habitaciones repletas en la casa de los padres de Midge y tiene que trasladar con dos taxis cuando se va de gira. 

Para oír buena música. Si en las dos primeras temporadas, la música era importante, en la tercera ocupa un lugar fundamental. Midge Maisel sale de gira con el músico Shy Baldwin (Leroy McClain), un papel inspirado en artistas como Harry Belafonte, y podemos asistir a muchas de sus galas. Además de las canciones originales que interpreta Shy en sus actuaciones, la serie ofrece una banda sonora espectacular: Fly me to the moon (in other words), que imortalizó Sinatra pero que aquí cantan Julie London y Gregory Porter; Til there was you, de Peggy Lee; Dream a little dream of  me, de Doris Day; o Feeling good, de Nina Simone.

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