Pionera, viuda y millennial: Sarah McBride, la primera senadora transgénero de Estados Unidos

Hace cuatro años Sarah McBride dio el primer gran en su carrera política: ser la primera persona transgénero en hablar en una Convención Demócrata. Aunque el mandato de Donald Trump ha dado la impresión de ser, en ocasiones, un retroceso en las libertades civiles, las activistas como McBride han seguido en su lucha sin ceder un milímetro. Hoy, ya es la primera senadora transgénero en la historia de Estados Unidos.

Sarah no es la primera en ocupar un puesto público en el país, pero sí es el más alto. Tiene sólo 30 años, pero su labor viene de lejos. Si hace cuatro años hizo historia en su partido, hace seis, con apenas 24, fue clave en la aprobación en su estado, Delaware, de una legislación que prohíbe la discriminación basada en la identidad de género para acceder al trabajo, la vivienda, la contratación de un seguro o el acceso a instalaciones públicas.

Su trabajo ha sido vital en una legislatura en la que el Gobierno de Trump eliminó la regulación que aprobó Barack Obama –administración para la que McBride colaboró– y que prohibía la discriminación en la atención médica contra pacientes transgénero. Para hacerlo más doloroso, Trump retiró la medida en junio, durante la celebración del Orgullo Gay. The Human Rights Campaign, la entidad en materia de LGTBIQ más importante del país, en la que desarrolla su trabajo McBride y de la que es portavoz, planteó un recurso de desafío legal a un cambio que en 2019 ya intentó el equipo de Trump y ellos consiguieron frenar.

Sarah, graduada en la Escuela de Artes Cab Calloway, se crio en Wilmington, donde trabajó codo con codo con Beau Biden, fiscal general de Delaware, veterano de Irak que falleció de un turmo cerebral en SSSS y era hijo del rival de Trump,Joe Biden. En ese sentido, Sarah comparte el dolor con su jefe de haber tenido una pérdida dolorosa, pues en 2018, publicó Tomorrow Will Be Different, un libro donde cuenta sus experiencias luchando por la igualdad y su relación con su esposo, Andrew Cray, que falleció de un cáncer y a quien ella cuidó hasta su muerte.

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