Por qué la actuación de Eminem en los Oscar 2020 es tan significativa
La actuación de Eminem durante los Premios Oscar 2020 despertó primero estupefacción en la platea del Dolby Theatre. Después, entusiasmo entre algunos de los presentes. Y al final, memes en redes sociales sobre las reacciones de los invitados.
La realidad es que el número musical del rapero en la gala fue más significativo de lo que dejó ver el aspecto anecdótico de los gifs. En lo que refiere a Eminem, porque no se presentó en la gala de 2003 en la que la Academia le premió con el Oscar a la Mejor Canción por "Lose Yourself" de la película 8 millas. De los tres galardonados, solo el músico Luis Resto estuvo presente para recoger la estatuilla. Eminem admitió en una entrevista que no se presentó en la ceremonia porque nunca pensó que fuera a ganar. Pensaba que nadie se tomaba en serio el rap.
"Mira, si tuvieras otra disparo, otra oportunidad… Gracias por invitarme, Academia [de Hollywood]", dijo Eminem en Twitter este domingo poco después de su actuación. El artista adjuntó un vídeo de su victoria en 2003 en la que Resto aceptaba el premio por él. "Siento haber tardado 18 años en venir aquí".
Pero la presencia del rapero tiene otro tipo de trascendencia: una generacional; tanto por lo que representa Eminem para genexers (nacidos entre finales de los 60 y primeros de los 80) y millennials (nacidos entre mediados de los 80 y finales de los 90) como por lo que dice sobre el nuevo perfil de votante de la Academia de Hollywood.
Eminem fue un músico que triunfó en los primeros coletazos del cambio de siglo, cuando millennials y genexers todavía compraban discos y veían horas y horas ininterrumpidas de MTV, la cadena que ayudó a convertir en icónicos videoclips como "The Real Slim Shady" y "Stan ft. Dido". Y 8 millas llegó a los cines en el otoño 2002. Meses antes, Eminem había estrenado su cuarto álbum de estudio superventas, "The Eminem Show".
Casi al mismo ritmo, Brad Pitt había consolidado su estatus de estrella absoluta estrenando El club de la lucha, Snatch: Cerdos y diamantes y Ocean’s Eleven entre 1999 y 2001. Sin olvidar su mítico cameo en Friends junto a Jennifer Aniston a primeros de siglo o que Troya se estrenó en 2004. Ese mismo año, Joaquin Phoenix cautivó a medio mundo con la El bosque de M. Night Shyamalan. Cuatro años antes, había sido nominado al Oscar por encarnar al villano Cómodo en Gladiator y se asustó frente al televisor con el cumpleaños brasileño de Señales.
¿Qué otras películas se estrenaron entre el 2000 y el 2004? Yo, yo mismo e Irene (2000), El diario de Bridget Jones (2001), Chicago (2002) y Cold Mountain (2003). Renée Zellweger fue nominada por el musical y se llevó la estatuilla por el drama de la Guerra Civil estadounidense en una película en la que compartió reparto con la actriz que le había arrebatado el Oscar un año antes, Nicole Kidman.
De entre los actores ganadores este pasado domingo, solo Laura Dern se alejaba de ese perfil que triunfó a primeros de siglo XXI, pero la actriz ya se había establecido como leyenda cinematográfica entre esos mismos demográficos con una película que definió el blockbuster moderno a primeros de los noventa: Jurassic Park (1993).
Lejos de Zellweger, ninguno de los otros actores había ganado ningún Oscar interpretativo antes pese a ser estrellas de sobra admiradas por las generaciones que han renovado el cuerpo de votantes de la Academia. Que Eminem actuara, y que Pitt, Phoenix o Dern se llevaran por fin premios, fue solo la constatación de que el relevo generacional ha llegado al grupo más influyente del mundo del entretenimiento en el planeta; y que era hora de que la nostalgia la disfrutaran los nuevos académicos premiando a sus mayores héroes.
El clímax lo puso un Bong Jong-hoo que ganó el Oscar a Mejor Película por la primera ganadora de habla no-inglesa de la historia. Porque los subtítulos y las fronteras también parecen importar menos que nunca en Hollywood.
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