Radiografía del tipo de comprador tras el coronavirus
Hubo un antes y un después en muchos aspectos tras la declaración del estado de alarma y la constatación de que la pandemia causada por el coronavirus iba a cambiar la mayoría de nuestros hábitos de manera radical. Entre ellos, los hábitos de compra y el tipo de consumidor que éramos. Las compras reflejan mucho más de lo que creemos, desde nuestros anhelos a nuestras necesidades, e incluso quiénes queremos ser.
Las preguntas son muchas: ¿volveremos a pisar los centros comerciales tan a menudo? ¿Seguiremos visitando nuestras tiendas de ropa favoritas y comprando allí las prendas? ¿Se mantendrá el auge de la compra online? ¿Seguiremos siendo fieles a nuestras marcas favoritas?
«Mucha gente aprovechará la apertura de las tiendas físicas de moda como una forma de salir y disfrutar del desconfinamiento. Aparte de la compra de productos de moda y complementos, el consumidor utiliza la visita a las tiendas como una manera de obtener un valor no funcional sino más bien relacional, hedónico o de distracción«, señala Ana Isabel Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.
Mucho se ha hablado también estos días sobre si repensaremos nuestros patrones de consumo apostando por la compra responsable y de productos sostenibles en detrimento de la moda rápida. Pero parece que nuestra conciencia no va a tener la última palabra, según apunta Neus Soler, profesora colaboradora del mismo centro de estudios: «Aunque la gente haya adoptado ya una conciencia medioambiental, si pasa dificultadas económicas hará pasar el interés individual por encima del colectivo o comunitario. De modo que si su economía no les permite comprar un producto ecológico o producido de forma sostenible, por ejemplo, por buena voluntad que tenga, no podrá colaborar con el medio ambiente».
El auge de la compra online es otro de los aspectos que nos ha dejado la crisis del coronavirus en el ámbito del consumo. «Es evidente que muchos consumidores han tenido que probar el canal online como consecuencia de esta crisis y se han dado cuenta de lo cómodo y seguro que es para ellos. Esta experiencia incrementará la cuota en línea de cada cliente», afirma Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Los estudios hablan de un incremento del 40% en la compra online durante el mes de abril con respecto a la misma fecha del año anterior.
Uno de los grupos de edad que se ha sumado con fuerza al e-commerce ha sido el que corresponde a los mayores de 55 años. Su calificación como grupo vulnerable ha hecho que fueran los que más debían cuidarse a la hora de salir a comprar y exponerse al virus. «El confinamiento ha hecho que el segmento de la población que menos compraba por internet, los mayores de 55-60 años, ahora es el que más ha necesitado hacerlo, sobre todo los mayores de 70 años», apunta Neus Soler.
Incluso se ha perdido el miedo a comprar productos frescos por Internet, favorecido por el confinamiento. Los expertos apuntan a que el hábito de hacer la compra de alimentación online ha llegado para quedarse, fundamentalmente porque estos dos meses nos han hecho perder el miedo a comprar por Internet mientras que sigue presente el temor a las aglomeraciones en las grandes superficies.
Uno de los efectos colaterales de este último aspecto es el auge del comercio de proximidad, según apuntan los expertos. «El pequeño comercio ofrece un producto de calidad y a buen precio, y no presenta las aglomeraciones de gente que pueden presentar las grandes superficies», constata Ana Isabel Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Una tendencia que confirman los últimos datos de la consultora Kantar.
El factor económico también va a ser un aspecto a tener en cuenta, tal y como auguran los expertos. «Probablemente apostarán por productos más básicos y baratos, y racionalizarán su compra. El consumidor incrementará su sensibilidad a las promociones y es probable que asistamos a un incremento de la presión promocional en muchas marcas», justifica Gázquez-Abad.
Y por supuesto no se puede olvidar de qué manera se ha visto reforzado el pago con tarjeta frente al dinero en metálico por miedo al contagio. Según datos del banco móvil N26, la retirada de efectivo durante el mes de marzo en España cayó un 68%. Los expertos apuntan a que el uso de tarjeta puede ser beneficioso para los comercios: «Está demostrado que el uso de tarjeta en lugar de efectivo incrementa el nivel de impulsividad de las compras y aumenta el gasto medio por cada ocasión de compra», afirma Gázquez Abad.
Un nuevo panorama que promete no alterar nuestros deseos de compra pero sí llevarlos a cabo de una manera diferente a como estábamos acostumbrados. Así es la fotografía del nuevo consumidor, que no renunciará a ir a las tiendas, pero seguirá disfrutando de la compra online y primando sus intereses personales y su presupuesto por encima de otras circunstancias.
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